Padezco amnistía cerebral.
Tú no entiendes nada de hombres, eres agnóstica.
Me he olvidado de una cosa, pero no me acuerdo de qué. ¡Claro, si la había olvidado…!
Solo poseo cosas inútiles…pero no es culpa mía.
Yo no sé leer, solo sé escribir.
Si en Milán cuando hay niebla no se ve, ¿cómo hacen los milaneses para ver si hay niebla?
Los milaneses difuntos todos los años organizan en el infierno una feria de muestras. Yo soy napolitano y, como mucho, puedo organizar una fierecilla de dulces típicos.
No insultemos a los del sur. La culpa de todos los problemas la tuvo Garibaldi con ese caprichito suyo de unificar Italia.
No se llega a ser sargento, se nace con ello.
Vayas donde vayas, siempre tienes un sargento detrás de ti.
Yo divido a la humanidad en dos categorías: los hombres y los sargentos. Los hombres son mayoría. Los sargentos, por suerte, son minoría. Los hombres tienen que trabajar como bestias toda la vida, en medio de una vida miserable. Los sargentos se aprovechan, insultan, maltratan, son seres poseídos por el afán de ganancia. Siempre salen a flote, siempre dando órdenes, a menudo sin tener la autoridad, la capacidad y la inteligencia necesarias para hacerlo, con la única virtud de su cara dura, siempre listos para humillar a la gente común.
Una amazona de circo a veces es más seria que un domador de leones.
Para hacer un sondeo, antes que nada, hace falta una sonda.
El tiempo aprieta y con los apretones vienen los dolores.
El suelo da asco, ya lo sé, y pido perdón en su nombre. La próxima vez lo envuelvo.
Cada cual tiene la cara que tiene, pero hay quien se pasa.
Sobran 150000 liras. Tómese un café, buen hombre.
La tierra para los campesinos, los trenes para los ferroviarios y los cementerios para los muertos.
No bebes, no fumas, no vas con mujeres y me pides consejo. ¡Pégate un tiro!
¿Tiene carta blanca? ¡Pues, límpiese el culo con ella!
¡Corto y cierro! ¡Pero si cierro, cómo voy a cortar!
De manera excepcional, no se podría saber qué intenciones tiene Nuestro Señor.
He ido a parar al banquillo de los amputados.
Todos los días trabajo, con honestidad, para saltarme la ley.
Me encantó la de "Cada cual tiene la cara que tiene, pero hay quien se pasa". Esta se la dedicaría con todo mi fervor a las amargadas que hay siempre en los trabajos. ¡Por ellas! Porque ser feo/a no tiene mérito, se nace. Pero ser un amargado... ¡mira que tiene que ser laborioso!
ResponderEliminarYo también creo que está muy bien y es de las que han quedado, seguramente, mejor traducidas.
ResponderEliminarLa de "Padezco amnistía cerebral" también está muy bien. Yo creo que la padezco a menudo, sobre todo cuando me pongo a pensar en las avutardas, que son unas aves que te dejan descansar bastante la actividad cerebral y te perdonan todo. No hay nada como montarse en ellas y dejarse volar. Volhada me llama mi hija, ¿por qué será?
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