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Visto el alto número de visitas a las fotos del recital, publico las que me quedaban, aunque sean muy parecidas. La fotos fueron hechas con el teléfono móvil de M. José Morte. Adorno la entrada con un inventario, ya publicado hace unas semanas, de voces que me han sido muy entrañables en algún momento de mi vida:
Inventario de voces (resumen de una vida inconclusa):
1. Cuando preguntas, contenida, a través de la puerta, si estoy ahí;2. La de los arrieros que al atardecer oyó Gil-Albert;
3. Aquella vez que dijo algo, no sé qué, invisible ella en medio de un grupo, supe que había venido, dejé de leer el periódico y fui feliz;
4. Cuando, yo con anginas, tú me tarareabas “A la luz del cigarro voy al molino”;
5. Mi hija, ronca, de vuelta a casa tras una larga noche de fiesta, que dice, ¡hola papá!;
6. Rapunzel, encerrada en su torre sin puerta ni ventana, enamorada de un príncipe que oye cantar a lo lejos;
7. Desde la cama, a oscuras, la confusa discusión de mis padres. Un portazo al final;
8. Nina Simone, dulcemente áspera, Love me, love me, say you do!;
9. Bette Midler, dibujando mi deseo adolescente, en Do you wanna dance?;
10. El descubrimiento, ¡oh, sorpresa!, a los 30, de mi odioso retintín, de cura reprochón, gracias a una película que grabamos de Alicia, sin caer en la cuenta de que no solo se estaban grabando las imágenes;
11. Marcia, la protagonista de Némesis, la novela de Ph. Roth, al teléfono, cantando una nana a su novio, enfermo de polio, todavía latente. Una voz, por tanto, que nunca he oído;
12. Mis nombres, latiguillos, latigazos, ¡Javier, papá, hijo, señor, profesor, oiga Vd., no escuchas, no chilles, no hables de una habitación a otra, si quieres decirme algo ven aquí!;
13. Roco, el perro que una vez cantó una canción de Enya, allá por el 2001, imitándote;
14. Alicia, en plena noche, con un pijama manta amarillo, junto a nuestra cama, de viaje desde su cuna, ¡(A)quí (es)toy!;
15. Yo, que grito, ¡mía!, porque quiero dar un buena volea y quedarme a gusto, bien a gusto;
16. La voz imaginada de Clelia, en La cartuja de Parma;
17. La envidia de la voz de Miguel, ligeramente nasal, tan mal amigo después;
18. Dos actores doblados por el mismo doblador, uno, una gran estrella y el otro, un buen secundario. Darme cuenta de que son el mismo;
19. Ricardo Vázquez Prada, pocos meses antes de morir, en una canción dedicada a su nieta, con la voz más joven que nunca le había oído;
20. Dinio y su acento cubano, ¡Mi amoor!;
21. Melanie, hombre y mujer, en Beautiful people.
Obra de Pedro Portellano en la exposición Inéditos, 2011, La Casa Encendida (Madrid).