Quizá tenga razón P. Iglesias sobre el mérito de Monedero a la hora de crear una sociedad para cobrar los honorarios de sus asesorías. Seguramente es verdad que podría haber tributado menos todavía si la hubiera creado fuera de España. A lo mejor, Monedero hasta se merece un notable. Pero, en mi opinión, desde luego no llega al sobresaliente.
Empieza a ser irritante eso que dice Iglesias de que si me tocan a tal, tal o cual es como si me tocaran a mí. Pues claro, y qué. No vayamos a acabar como cuando a Zidane le dieron el premio a la excelencia como jugador a pesar de haber soltado un cabezazo a un jugador italiano. Cuantas veces oí decir: ¡ah, es que el italiano se ha metido con su hermana!
Ya se sabe lo que pasa con los pedos y los hijos propios . Pero sin autocrítica no hay crítica legítima al adversario. Que el PP se comporte como lo hace no tiene nada de sorprendente; la reiterada manera de hacer de Podemos (llueve sobre Errejón mojado), sin embargo, resulta muy decepcionante. A ver si con el mantra de que nos van a mirar hasta el color de los calcetines (T. Sánchez dixit) o nos van a acusar de haber matado a Kennedy y de haber dicho al toro de Manolete que matara al diestro (Iglesias dixit no sé cuantas veces en la Sexta) van a ser demasiados lo balones echados fuera. Élite, vanguardia, casta, no vaya a parecerse todo maquiavélicamente demasiado.
sábado, 31 de enero de 2015
Nota sobre los honorarios de las asesorías de Monedero
jueves, 29 de enero de 2015
Diario de San Valero. Viva, viva, sobre todo si llega justo antes de ir a trabajar.
Jueves, 29 de enero de 2015
Como todos los días, me levanto bastante temprano, de mal humor, como siempre que no he dormido lo suficiente. Un vino blanco o dos y un bote de cerveza me han dejado hoy de recuerdo un ligero dolor de cabeza. Roco ha aparecido a las 7’15 con ganas de salir. Le he dicho, quieto, échate, y por un instante se ha tumbado junto a mí. He dudado si ponerme ya en pie o dejarme ir media hora. Además, como me había levantado a las cinco para ir a cumplir con la próstata en forma de impuesto de micción, podía alargar algo el sueño. Tenía, sin embargo, presente el hecho de que los jueves voy de culo. Poco tiempo para preparar clases, gran bocata que casi siempre como en el autobús, clase, veinte minutos para tontear con el ordenador y comerme la mandarina que me da apuro zamparme en el Circular, y otra clase de dos horas, complicada, porque se trata de un curso elemental y los 120 minutos de rigor se hacen largos. Si das demasiada materia, resulta inasumible, si das poca e insistes sobre lo visto, llega un momento que aburres y te aburres. Como siempre, la solución está en el medio, ese sitio tan vulgar, pero tan útil.
No han pasado más de cinco minutos desde Roco se echó a mi lado, más por el gesto en si que para adormilarse, y ya estoy en pie. Niqui, forro polar ligero, jersey grueso de 150 euros rebajado a 15 en un outlet (los chollos son el equivalente en mí de las piezas de caza mayor del antiguo rey. Así de tonto soy). Además, chaleco de plumas y una chaqueta de forro polar para rematar. Como todos los días, prefiero pasar calor antes que frío.
Vuelvo de sacar al perro, desayuno kiwi, para cuidar esfínteres, pan con mermelada, sin mantequilla, para cuidar arterias, café sin azúcar, para no engordar y unas cuantas galletas de fibra, buenas, con sabor a naranja, para disfrutar, pero de marca blanca, El Día, para no gastar. Ah, y un paracetamol para la cabeza, que ronronea, para joder, supongo. Acabo y me siento ante el ordenador, para que no se me caiga encima el mundo. Eso, en términos existenciales, pero, a menos distancia, en términos de vida cotidiana, lo hago para preparar las clases, para atender al correo, para enlazar cosas en la página de facebook del Depto. de Actividades extraescolares, para cotillear, para ver si me llega algún me gusta como una flecha azucarada, untada en miel, según de quien venga, ya sabes tú, o quizá no lo sepas.
Son ya casi las diez, no puedo seguir sin ocuparme de las clases. El libro lo tengo muy trillado, pero hay que ver qué voy a hacer hoy en concreto. De repente, mi mujer me dice que hoy podemos comer morcilla de León y no sé qué más. Casi sin dejarle acabar la frase, contesto, pero si yo me tengo que ir, no como en casa, hoy es jueves, alargando la ultima sílaba ante la ligera duda que me entra. Hoy es San Valero, me responde. No me lo creo del todo, miro el calendario. Las pesquisas, en efecto, lo confirman, hoy es San Valero. De repente, me acuerdo del montón de roscones que había en la panadería, de que el más pequeño costaba 9’25 euros. Y me acuerdo, sobre todo, de que esta mañana a las 7’30 no soplaba una gota de viento ni hacía frío. ¡Vaya San Valero!
miércoles, 28 de enero de 2015
Divagación sentimental. J. Taylor, the way she moves
El gran porcentaje de cursilería que le encontraba hace 38 años exactamente a J. Taylor ha ido disminuyendo de forma acelerada en los últimos 8, exactamente. Sentimentalismo y deseo solo se van a la tumba con uno mismo, se resisten a despedirse antes de la última parada, fin de línea.
Los autobuses que llegan a los cementerios llevan encima publicidad de funerarias (Paraíso para todos) y del remate final de las rebajas. Si como Messi tuviera la enfermedad del que no para de escupir, si tuviera que escupir sobre una tumba para salvar la vida, escupiría sobre la mía, pero asustado ante la posibilidad de salpicar a los míos, a esos no.
Taylor con las cejas quizá teñidas, llenas de esos pelos rebeldes, intempestivos, que son los únicos que crecen una y otra vez, como si les hubiesen chupado la crecida a todos los demás, Taylor con la boca sumida y quizá la uña moridisqueada del dedo gordo de la mano derecha, me hace disfrutar de la canción, por lo menos hasta la mitad, hasta que se complica el texto, hasta que se acaba la pura sentimentalidad, que no llega hasta la última parada.
Enlace al video (m. 1:11)
lunes, 26 de enero de 2015
Día de la memoria. Puzle incompleto de recuerdos, testimonios, opiniones: 1. Una reflexión (H. Arendt); 2. Un testimonio sobre los nazis (E. Levinas); 3. Un reniego del Día de la Memoria (Elena Loewenthal); 4. Algo de lo que pasó en Creta con los nazis (Edmund Wilson); 5. Una cita sacada del libro Partigia, de Sergio Luzzatto (Partisanos, ed. Debate, 2015), recientemente traducido; 6. Un poco de lo que dice Cercas en El impostor sobre la memoria histórica; 7. Tres noticias (España, Roma, Jerusalén); 8. Las fotos que dejó en una maleta una familia antes de ser asesinada en Auschwitz; 9. La imagen de un niño austriaco que recibe unos zapatos nuevos durante la Segunda Guerra Mundial; 10. Una cita de I sommersi e i salvati, de P. Levi; 11. Detalles sobre Kemplerer y Semprún; 12. La intensidad de los recuerdos recibidos. La novela de Grossman: una mujer que se sintió madre por primera vez junto a una niña desconocida en una cámara de gas.
1.
“El mal, en el Tercer Reich, había perdido aquella característica por la que generalmente se le distingue, es decir, la característica de constituir una tentación. Muchos alemanes y muchos nazis, probablemente, la inmensa mayoría, tuvieron la tentación de no matar, de no robar, de no permitir que sus semejantes fueran enviados al exterminio (que los judíos eran enviados a la muerte lo sabían, aunque quizás muchos ignoraran los detalles más horrendos), de no convertirse en cómplices de estos crímenes al beneficiarse con ellos. pero, bien lo sabe el Señor, los nazis habían aprendido a resistir a la tentación”.Hannah Arendt , Eichmann en Jerusalén, Debolsillo, 2011, p. 219-20.
2.
Como parte de un grupo de prisioneros de guerra judíos pertenecientes a un destacamento forestal, el filósofo E. Levinas “vio que a los ojos de sus guardianes y hasta de los transeúntes ya no pertenecía la especie humana. Luego un perro vagabundo se unió a ellos. “Para él –era innegable- fuimos hombres.”Citado por R. Grenier, Les larmes d’Ullysse, p. 16.
3.
“Io rinnego il GdM (Día de la Memoria, en italiano): non mi appartiene, non gli appartengo, non riguarda me e la mia, di memoria. La mia memoria non comunica: è soltanto la avvilente consapevolezza di una distanza minima, ma insormontabile. Io che sono nata poco dopo che tutto era finito, che sono vissuta circondata da quel passato, da quei ricordi – per lo più pestati sotto il tallone del silenzio, non per rimuovere quel passato, ma perché per tornare a vivere era fondamentale non lasciarlo parlare, almeno per un po’ di tempo – so per certo un’unica cosa, di quella memoria: che non potrò mai nemmeno lontanamente sentire quello che ha sentito chi è stato dentro quel tempo, quelle cose. Malgrado la mia vicinanza estrema e quotidiana, provo una frustrazione terribile che è la conseguenza di una distanza minima, ma insormontabile”.Elena Loewenthal, Contro il giorno della memoria (Fuente de la cita)
4.
“A las cuatro de la madrugada los alemanes llegaban a un pueblo y reunían a todos los paisanos en la plaza. Después elegían a los hombres en edad de luchar y los fusilaban, les daban a los viejos, las mujeres y los niños una hora para desaparecer con sus animales y luego volaban por los aires una casa tras otra. de esa manera arrasaron 60 pueblos; en ciertos casos mataron el ganado, talaron los olivos y se llevaron los barcos pesqueros”.Wilson Edmund, en H. M. Enzensberger, Europa en ruinas, Capitan Swing, 2013, p. 218.
5.
“Sarebbe rassicurante pensare che in una guerra (tanto più in una guerra civile) il nemico sia sempre e comunque quello fuori di noi…Vista da vicino, la guerra c. italiana –dove nessuno dovrebbe faticare, almeno retrospettivamente, a scegliere il proprio campo: l’uno essendo stato il campo dell’umanità e del diritto, l’altro quello della disumanità e dell’abuso- racconta una storia diversa. Insieme con la storia di un bene, l’impagabile bene della lotta contro il nazifascismo, racconta la storia i un male insondabile, il male da cui nessun essere umano…può dirsi affrancato. Così, tra il bianco e il nero, numerose si rivelano le tonalità del grigio. A volte, la storia dei partigia ha il fascino semplice dei contrasti. Più spesso, ha la verità complicata delle sfumature”.Luzzatto, Sergio, Partigia, Bestsellers Mondadori, 2014, p. 19.
Seguida de la inquietante poesía Partigia, de P. Levi:
Partigia (1981)
Dove siete, partigia di tutte le valli,
Tarzan, Riccio, Sparviero, Saetta, Ulisse?
Molti dormono in tombe decorose,
quelli che restano hanno i capelli bianchi
e raccontano ai figli dei figli
come, al tempo remoto delle certezze,
hanno rotto l'assedio dei tedeschi
là dove adesso sale la seggiovia.
Alcuni comprano e vendono terreni,
altri rosicchiano la pensione dell'Inps
o si raggrinzano negli enti locali.
In piedi, vecchi: per noi non c‘è congedo.
Ritroviamoci. Ritorniamo in montagna,
lenti, ansanti, con le ginocchia legate,
con molti inverni nel filo della schiena.
Il pendio del sentiero ci sarà duro,
ci sarà duro il giaciglio, duro il pane.
Ci guarderemo senza riconoscerci,
diffidenti l'uno dell'altro, queruli, ombrosi.
Come allora, staremo di sentinella
perché nell'alba non ci sorprenda il nemico.
Quale nemico? Ognuno è nemico di ognuno,
spaccato ognuno dalla sua propria frontiera,
la mano destra nemica della sinistra.
In piedi, vecchi, nemici di voi stessi:
La nostra guerra non è mai finita.
6.
“Dado que el haber soportado los campos confiere una corona de mártir, muchos judíos que habían pasado la guerra en otros lugares se hicieron pasar por sobrevivientes de los campos. Aparte de ello, el otro motivo para esta impostura fue material.El gobierno alemán de posguerra pagaba compensaciones a judíos que habían estado en los guetos o en los campos. Muchos judíos se fabricaron un pasado acorde con lo s requerimientos de ese beneficio”.Norman Finkelstein, cit. por J. Cercas, El impostor, Mondadori, 2014, 272.
“La memoria y la historia son, en principio, opuestas: la memoria es individual, parcial y subjetiva; la historia es colectiva y aspira a ser total y objetiva. La memoria y la historia también son complementarias: la historia dota a la memoria de un sentido; la memoria es un instrumento, un ingrediente, una parte de la historia. pero la memoria no es la historia. Elie Wiesel tiene razón, aunque sólo a medias: los supervivientes de los campos nazis son los únicos que conocen de verdad el horror incalculable de aquel experimento diabólico; pero eso no significa que entendiesen el experimento, y sí más bien que, demasiado ocupados con su supervivencia, quizá se hallan en la peor situación posible para entenderlo".
Cercas se autocita en El impostor, p.177, a partir de un artículo suyo aparecido en El País, dic de 2010.
7.
- Carpetazo a la justicia universal. Archivo una docena de casos de torturas y genocidio (El País, 27-1-2014)- Provocación antijudia. Cabezas de cerdo en la Sinagoga de Roma (25 de enero de 2014) (Fuente): Nel tardo pomeriggio una società privata di spedizioni ha consegnato il cartone imballato. Chi lo ha ricevuto si è subito insospettito ed ha allertato gli artificieri. Poi, dopo aver aperto il pacco e scongiurato il rischio paventato di un ordigno, è montata l'indignazione dei presenti. La scatola non aveva un mittente, né un biglietto. Ma il messaggio è chiaro: offendere la comunità ebraica con un gesto provocatorio, a due giorni dalle celebrazioni per la Giornata della Memoria. E solo a poche ore dal giorno considerato dalla comunità il più sacro della settimana, lo Shabbath.
- Enterradas en Jerusalén las víctimas judías de los recientes atentados de París (El País, 13-1-2015)
8.
Lo que Adèle Kurzweil y su familia judia dejaron en unos baúles en Auvillar, un pueblo del departamento de Tarn-et-Garonne, antes de partir hacia el campo de concentración de Auschwitz, de donde nunca volverían:(Fuente) Adèle Kurzweil y su familia durante una vacaciones en el mar en 1933
9. Un niño austriaco que recibe unos zapatos nuevos durante la Segunda Guerra Mundial. (Fuente)
10.
«Lo ripeto non siamo noi i superstiti i testimoni veri. Noi sopravvissuti siamo una minoranza anomala oltre che esigua siamo quelli che, per loro prevaricazione o abilità o fortuna, non hanno toccato il fondo. Chi lo ha fatto, chi ha visto la Gorgone non è tornato per raccontare, o è tornato muto; ma sono loro i musulmani i sommersi, i testimoni integrali, coloro la cui deposizione avrebbe avuto significato generale. Loro sono la regola noi l’eccezione… Noi toccati dalla sorte abbiamo cercato, con maggiore o minore sapienza, di raccontare non solo il nostro destino, ma anche quello degli altri, dei sommersi appunto; ma è soltanto un discorso “per conto di terzi”, il racconto di cose viste da vicino, non sperimentate in proprio. La demolizione condotta a termine, l’opera compiuta, non l’ha raccontata nessuno, come nessuno è mai tornato a raccontare la propria morte»Primo Levi, I sommersi e i salvati, Einaudi, Torino 1987, p. 64 y siguientes
11.
En mi caso, son los pequeños detalles los que no puedo evitar recordar, detalles menos sangrientos. Por ejemplo, que Kemplerer (Quiero dar testimonio hasta el final. Diarios, 1933-41, Galaxia Gutemberg) pudo tener un animal doméstico, un gato creo recordar, porque su mujer no era judía, pero que hasta ese pequeño privilegio de matrimonio mixto le fue arrebatado. O también, por ejemplo, recordaré siempre que Jorge Semprún salvó la vida seguramente porque se dejó aconsejar por otro preso a la hora de inscribir su profesión en el campo de concentración, optando por un trabajo artesanal, útil a ojos de los encargados de decidir quién debía vivir y quién no; o que, siendo preso, una vez que se salió del camino que debía seguir para ejecutar un encargo que no recuerdo y se encontró casualmente con un oficial nazi que decidió no matarle allí mismo como a un perro de la misma manera que hubiese podido decidir lo contrario antes de ir a comer con sus conmilitones.12.
Pero quizá nada tan estremecedor como lo que cuenta Grossman en una novela, Vida y destino: la muerte de una mujer que se siente por primera vez madre de una niña desconocida en una cámara de gas.Hechos así huyen de la memoria, tanto como la misma memoria no puede dejar de recordarlos. Imposibles de metabolizar del todo, mantenerlos vivos como objeto de pensamiento, solo se hacen presentes como una imagen repentina que tan pronto se enciende como se apaga. El discurso de los supervivientes es lo que más se acerca, pero como señala Levi, con respecto a los muertos, no deja de ser un discurso por cuenta ajena.
Los retratos que saben a patata frente al pantone de las sonrisas
No me gustan los que van a todos los sitios con la encía por bandera, esa permanente sonrisa la vivo como un chantaje más que como expresión de una alegría natural. ¿Qué quieren los que sonríen siempre, no son un insulto monocorde a la gama de notas que caben en nuestra cara, desde la desolación hasta el embeleso? Ah, si supiera aprovechar el momento, no me plantearía cosas así y disfrutaría o me aprovecharía de la sonrisa. Diría a quien me mira con los dientes, regálame tu coche, que el mío está viejo o dame tu bocadillo, que el mío se ha acabado, o simplemente regálame tu coche, dame tu bocadillo, sin más explicaciones.
Envidio, sin embargo, a los que saben sonreír en las fotos, porque eso sí que lo he intentado en vano, mientras que la encía al viento siempre la he despreciado. Sonreír para una foto supone un esfuerzo ímprobo, parece que las mejillas tiran como mangas cortas de la chaqueta. Y, sin embargo, casi todos lo consiguen, feos o guapos. Pero, ¿desde cuándo se empezó a fingir una sonrisa, desde cuando el gesto empezó a ser una especie de grado cero de la expresión del modelo fotográfico? Quizá empezó a ser aceptable desde el auge de la ortodoncia, quizá, antes, desde que el uso de dentífrico se generalizara. Ojeo fotos viejas, retratos de posados de los años treinta y no sonríen ni los novios.
En Bolonia se abre una exposición de retratos de grandes fotógrafos. Excluida la patata, la gama de sonrisas se multiplica. Desde la autocomplacencia de Berlusconi hasta la nobleza de los jóvenes hindúes, pasando por la joven que transmite auténtica dicha, los matices se multiplican y no todo sabe a patata.
Cristina García Rodero
Amedeo Volpe
Platon fotografa Silvio Berlusconi
Sophie Kirchner
Ketaki Sheth
Juergen Teller (YSL)
David Hancock
Gianluca Vasallo
Elliot Erwitt
Herb Ritts fotografa Stephen Hawking
Christopher Anderson
Steve Mccurry