sábado, 13 de diciembre de 2014

Duelo: mar de fondo y golpes de mar

1er novembre
Moments où je suis “distrait” (parle, au besoin plaisante) – et comme sec – à quoi succèdent brusquement des émotions atroces, jusqu’aux larmes (R. Barthes, Journal de deuil)
Qué curiosa relación se establece entre la pena profunda y la emotividad momentánea. A veces, cuanto más opaca y ensimismadora es la primera, menos tiende a manifestarse la segunda a través de las fisuras cotidianas que nos produce el recuerdo, esos arrebatos incontenibles de dolor que nos hacen saltar las lágrimas al hablar de quien se ha ido. Otras, todo se convierte en ocasión para la ruptura del equilibrio, del tono medio en el que uno tiende a moverse, pero resulta difícil concentrarse en el sentimiento de fondo, conectar con él. Y entonces, pero al contrario, porque son como alfilerazos de dolor y no de placer, te pareces al goloso que sin verdadera hambre no deja de picotear bombones.
Desaparece durante unos días la emotividad exasperada – ya he comprobado que vuelve cuando menos lo esperas – y queda adormecida la pena profunda, el bajo continuo del dolor silencioso. Parece entonces que todo adquiere un nuevo tono, menos luminoso, pero que invita a una reflexión profunda. Es una buena manera de ir ordenando los acontecimientos. Las pérdidas, si bien llevadas, hacen ponderar lo esencial de la vida. Sin embargo, no es ese el terreno en el que te mueves todavía. Aún añoras llorar. Tienes más ganas que necesidad y solo la emotividad repentina abre la puerta a esos momentos que no encajan bien con el mar de fondo, como si hubiera demasiada distancia entre las dos cosas.
Es, sin embargo, al llegar la tarde cuando sientes la ausencia de esa espina rutinaria en la que se había convertido la llamada diaria, sin respuesta casi al final, quizá sin escucha también. Alguien me dijo “has perdido la cupulica”. Más que eso era una indicación permanente, a veces, rechazada,  escamoteada, esquivada; otras, seguida al pie de la letra, punto de llegada tras inútiles vueltas y vueltas.

CONCIERTO NAVIDAD 2014 DEL CORO DE LA ESCUELA OFICIAL DE IDIOMAS DE ZARAGOZA Nº 1

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Salón de Actos de la E.O.I., 1

Programa

GLI ANGELI DELLE CAMPAGNE               TEXTO Y MELODÍA TRADICIONAL

EN LA MÁS FRÍA NOCHE                          JAMES SPILMAN

S IST EIN ROS' ENTSPRUNGEN              M. PRAETORIUS. Arr. BERNARD DEWAGTERE

IN DULCI JUBILO                                        TRADICIONAL ALEMANA

IL EST NÈ LE DIVIN ENFANT                     Arr. BEN JOOSEN

DECK THE HALL                                         Arr. BEN JOOSEN

THE TWELVE DAYS OF CHRISTMAS       TRADICIONAL INGLESA

IT CAME UPON THE MIDNIGHT                  TRADICIONAL INGLESA

THE FIRST NOEL                                         TRADICIONAL INGLESA

VLESU RODILAS                                          L.K.BEKMAN, R.A. KUDASHOVA

GLORIA IN EXCELSIS                                  JAY ALTHOUSE

GLORIFICAMUS  TE                                     JERRY ESTES

FELIZ NAVIDAD                                             JOSÉ FELICIANO.  Arr ALLAN BILLINGSLEY

PIANISTA: SERHIY POLIVKA

DIRECTORA: PILAR MARQUÉS

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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Auténticas pilladas: la revelación revelada

Las fotos que aparecen más abajo pertenecen a la colección de fotos de autor anónimo que Michel Frizot ha ido formando a través de los años. Actualmente, están expuestas en la maison Européenne de la Photographie de París. La exposición se llama TOUTE PHOTOGRAPHIE FAIT ÉNIGME, pero más que evocar un enigma, muchas de ellas contienen momentos de revelación. El cineasta Rossellini en alguna fase de su larga trayectoria dejaba que los rodajes siguieran su curso a ver si en un momento dado se producía el milagro, que consistía en la aparición de la verdad. A ella se llegaba por vías difíciles de controlar, pero de algún modo se podía propiciar su aparición. En las fotos, también aparecen esos instantes de verdad en los que la cámara conecta con pequeñeces cotidianas de gran intensidad, que revelan una especie de inocencia del gesto, dotado de la fuerza de un mensaje primordial. Son, como si dijéramos, lo contrario de las pilladas, esas instantáneas indiscretas de las redes sociales que uno mira con rubor, con vergüenza ajena. También aquí hay algo que transmite la sensación de haber sido robado, pero porque estaba destinado a ser compartido, porque conecta con una comprensión inmediata, como un destello, un fogonazo virginal, una iluminación.

(Fuente de las fotos)

©COLLECTION PARTICULIÈRE

©COLLECTION PARTICULIÈRE

©COLLECTION PARTICULIÈRE

©COLLECTION PARTICULIÈRE

©COLLECTION PARTICULIÈRE

©COLLECTION PARTICULIÈRE

© COLLECTION PARTICULIÈRE

© COLLECTION PARTICULIÈRE

© COLLECTION PARTICULIÈRE

(Fuente de las fotos)

© COLLECTION PARTICULIÈRE

© COLLECTION PARTICULIÈRE

© COLLECTION PARTICULIÈRE

lunes, 8 de diciembre de 2014

Dónde vas sin esos pelos

A partir de una edad variable, crecen los pelos en zonas distintas a aquellas en las que lo hicieron en juventud. Como inoportunos desertores de la tropa bullanguera que un día daba se divertía sobre nuestra frente, aparecen aislados en medio de la curva de la oreja, saliendo a otear el horizonte desde la nariz o en pequeños grupos sobre los hombros. Huyendo de los tiempos en que desobedecían al peine, pero obedecían a la primavera, afeminados desertores de segunda generación, colonizan, en forma de pelusa, hasta las mullidas tierras del vientre. Yo tuve  una moña rebelde que era la admiración de mis hermanos. Cuando estaba triste, ella seguía enhiesta, como cuando estaba alegre. Su único verdadero enemigo no era el agua, la gomina o la laca, sino la tijera bien afilada. Pero la derrota se convertía al poco en revancha. Bastaba esperar unas semanas.

La moña con el tiempo decayó. No me enorgullecía de ella, tampoco es eso, me hubiera gustado tener el pelo lacio, pero hoy la añoro como el colaboracionista echa de menos al ejercito invasor cuando se va. Ah, las moñas, los pelos, ojalá, en lugar de dejar de crecer, crecieran en exceso, incluso allí donde nos avergonzaría que nos los vieran, sobre todo en la intimidad. Quizá, superada la zozobra, acabáramos por reír en vez de arrancárnoslos ante los espejos de los ascensores, antes de llamar a los timbres. Inútil voluntad de cortar de raíz lo que como la moña volverá a salir…y menos mal.

(Fuente de las fotos)

Photo credit: Rebecca DrolenPhoto credit: Rebecca Drolen

Photo credit: Rebecca DrolenPhoto credit: Rebecca Drolen

Photo credit: Rebecca DrolenPhoto credit: Rebecca Drolen

Photo credit: Rebecca DrolenPhoto credit: Rebecca Drolen

Photo credit: Rebecca DrolenPhoto credit: Rebecca Drolen