Si el tango, como decía Discépolo, es un pensamiento triste que se baila, el tango apache es uno de esos pensamientos que te dejan laminado, que arrasan con cuerpo y mente, sobre todo los de la parienta.
Totó hizo innumerables versiones de otras películas. En el 48 se atrevió con el clásico de Duvivier Pépé le Moko (1937), en palabras de Morandini, una romántica tragedia moderna con secuencias memorables. En la versión cómica, Totó resulta ser pariente del bandido legendario y por tanto llamado a encabezar su banda. Gracias a una poción mágica que le proporciona tanto vigor como pelo Totò se hace con las riendas de la situación y con el amor de la turista aventurera de turno. En la escena del baile se exhibe ante ella en un número circense con el que quiere impresionarla. Y yo diría que lo consigue, aunque después de haber visto el segundo video da la impresión que el tango apache bailado en serio no desmerece al cómico:
Dos bailarines profesionales muestran sus dotes:
Por cierto, he aquí lo que C. Augias dice sobre el término apache en un capítulo dedicado a Casque d’or de su libro I segreti di Parigi (Milano, Oscar Mondadori, 1998, p.122). Hablando de las bandas de delincuentes urbanos a las que pertenecían los amantes de Casque d’or señala cómo “la stampa perbene scrive che questi uomini si muovono nella città come gli indiani nelle praterie americane. Un giornalista d’ingegno lancia per definirli un nome che segnerà un’epoca,e così quelli che ai tempi di Balzac si chiamavano “les sauvages” diventano gli “apaches”.