sábado, 26 de marzo de 2016

Cofrade, mi semejante, mi hermano. Diálogo entre Cajani y Calvino


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4.  Al hacer las fotos, muchas veces me dio la impresión de que cometía un acto muy indiscreto, porque el sujeto al que apunta el objetivo reacciona defendiéndose de distintas maneras, de forma pasiva o activa y porque (...) hubo un momento en el que traspasé esa barrera defensiva, espiando, de alguna manera, desde el otro lado. Casi siempre, la sensación que he notado en el otro obedece a un impulso de miedo e inseguridad; a mí me parece que es entonces cuando aparece el problema de la identidad y de la máscara como problema general; ¿en el fondo, qué es lo que se consigue espiar en la incertidumbre del otro?
(Carlo Cajani

4. Dejarse fotografiar (o retratar) es producir una imagen sí mismo. De ahí derivan las dos preocupaciones que contribuyen a la incertidumbre: la de la convicción inconsciente de que el retrato es obra no del retratista sino de nuestra cara,  que, puesta de forma distinta, ofreciéndose al juego de las luces y de las sombras, produce imágenes distintas; y la de que se revela  lo que se es, más allá de la imagen que queremos dar (incluso a nosotros mismos). Al final, se acaba por considerar que cada retrato es un autorretrato, de la misma forma que, en el universo estético moderno, el artista o el escritor, represente lo que represente, es consciente de estar retratándose a sí mismo, siempre de manera bastante calculada. La incertidumbre frente al objetivo es proporcional a la distancia que hay entre el papel que representa el yo que se quiere representar y el yo desconocido. O quizá el carácter ilusorio de los dos.
(Italo Calvino)

Fuente:

viernes, 25 de marzo de 2016

Se aceptan huéspedes


Con el tiempo/Avec le temps/Col tempo sai


Même les plus chouettes souvenirs ça t'as une de ces gueules
A la Galerie je farfouille dans les rayons de la mort
Le samedi soir quand la tendresse s'en va tout seule (L. Ferré)

col tempo, tutto se ne va
ogni cosa appassisce
io mi scopro a frugare
in vetrine di morte
quando il sabato sera
la tenerezza rimane
senza compagnia

Con el tiempo... Con el tiempo ya, todo se va, 
los más bellos recuerdos se vuelven amargos
en el desván de los amores muertos
y en la noche la ternura se va con el tiempo. 

In time … In time, it goes, everything goes away, Even the best memories, the most incredible ones, In the cheap shops I search the aisles of death, On Saturday evening, when tenderness disappears.

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Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más sans faire du bruit tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.

(j. G.de Biedma, Elegía y recuerdo de la canción francesa)

jueves, 24 de marzo de 2016

Muere Cruyjff


Hay un antes y un después, pero en algún momento difícil de precisar se produce un salto de calidad entre lo que estaba pasando y lo que empieza a ocurrir. Es imposible saber cómo terminará, quizá en pifia, en promesa de felicidad incumplida, en ojos que prometían pero se entornan. Con Cruyjff podía ser, invitaba a creer, se te aceleraba el pulso cuando la cogía, porque era potencia y finura cruzándose en un punto muy alto del tablero.
Es una cosa vulgar un gol, lo proponen los de arriba en la tele para ganar pasta y vale también para socializar la agresividad. Así es, consuelo de muertos de hambre, de personalidades débiles, necesitadas de constantes refuerzos. Pero qué belleza esa vuelta del cuerpo a un estado a mitad de camino entre lo más primitivo, cuando había que sobrevivir, cuando cada día era una batalla contra las bestias, y lo más sofisticado, el hombre que acepta reglas, encauza su instinto, guerrea sin sangre, convierte el campo de batalla en una musculosa corte galante.
Nada tan despreciable y efímero como un gol, nada tan hermoso como marcarlo. Miren de reojo los que marcó Cruyjff, que se acaba de morir.

Microfactions (fact+fiction) populares iluminadas. Agradecidas miniautoficciones (a lo divino): retablos, exvotos, notas, entradillas autobiográficas. Fotos de una exposición.


















lunes, 21 de marzo de 2016

Me enSancho, me enSancho: Exposiciones sobre Cervantes. Concurso y exposición sobre Shakespeare para alumnos de inglés

Cartel (4'00x1'30 m.). Detalle. Reyes Casasnova y sus alumnos de Español para extranjeros

"Así que debe haber un momento en toda catástrofe en que ya no existe juicio moral, o es inapropiado, o accesorio, o inútil para juzgar lo nuevo de la forma en que se enjuiciaba lo viejo, y en ese momento breve o extenso -poco importa, repito-, los "buenos" textos literarios deben ser iguales que los "malos" textos literarios ante los ojos de quienes los observan, y La Ilíada debe valer lo que el programa de una representación teatral mediocre o la Comedia de Dante lo que el manual de instrucciones de un tren eléctrico para niños. En ese momento, pienso, ya no se debe saber cuál es la normalidad y quiénes son los monstruos, y qué hace posible la grandeza de una obra y qué la impide" (Patricio Pron, No derrames tus lágrimas para nadie que viva en estas calles, Random House, 2016, p. 60)


En un viejo artículo, T. de Mauro proponía entender la cultura como cualquier forma de vida no prevista como obligatoria por el patrimonio genético de la especie, aunque, evidentemente, no lo contradiga (1). En la base de esas formas de vida, por lo que se refiere en particular a la especie humana, estarían tres capacidades básicas, la de imitar, la de utilizar segmentos de experiencia que hemos memorizado y sabemos imitar, y la de de inventar. Es esta última aquella de la que, a diferencia de otras especies animales, la humana está más dotada. De Mauro pone el ejemplo del famoso huevo de Colón, que el genovés habría roto para mantener en pie. Dudo de si es el mejor ejemplo de esta capacidad, aunque el brete quedara resuelto. En cualquier caso, lo cierto es que, como Alejandro ante el nudo gordiano, Colón demostró que  ante un problema irresoluble en los términos en los que se plantea, el problema se puede superar alterando los términos del planteamiento. Cosa peligrosa en cuestiones jurídicas, pero que da prueba de la capacidad humana de ir más allá ante una situación aparentemente peliaguda. 

En este sentido, "podemos llamar cultura a todas las formas de adaptación de las cosas a nosotros y de nosotros a las cosas, formas a las que recurrimos o (I) por imitación, es decir, conservación y memoria, o (II) por combinación de elementos previos, o bien (III) a través de la creatividad, manipulando y forzando los elementos datos, inventando elementos nuevos y nuevas reglas para agrupar combinatoriamente los elementos (2). 

Ahora bien, si tantas cosas son cultura, qué diferencia lo más simple de lo más complejo, qué aquello elevado de lo ramplón, qué distingue la gran obra de la mediocre, por qué El Quijote es uno de los grandes logros de la historia toda de la literatura. Seguramente, lo es porque además de grandes dosis de (I) y (II), pocas obras poseen tanto (III). De acuerdo Mainer, en su reciente Historia mínima literatura española (3), Cervantes combinó en El Quijote elementos, tramas, estructuras de la novela pastoril (hacer entrar y salir personajes); de las novelas de caballerías (el molde de la "escritura desatada"); de la épica cómica (el tono y una justificación poética para su invención); del diálogo humanista (el arte de la conversación en libertad); de las formas teatrales cómicas (motivos y encadenamientos humorísticos); de los libros de pícaros (la invención del narrador interpuesto); de los tratados humanistas sobre los caracteres humanos (la acentuación de la novela en la locura entreverada de lucidez); "de aquí y de allá de sus lecturas del siglo XVI" (la idea de la naturaleza entendida como norma y pauta de vida). 

Con esos mimbres, entre otros, urdió su obra. Además, cuando Cervantes la escribió era viejo, había vivido y sobre todo aprendido, se había alejado de sus planteamientos más ortodoxos de juventud, se había acercado en definitiva al hombre moderno. Una de las maneras más productivas que tiene éste de enfrentarse con la realidad a través de la cultura es la ironía. Alienado sin remedio, o más bien, con una identidad sin amarres sólidos, bajo cuyos pies la tierra firme de la religión, de la moral basada en ella, y más tarde del progreso, de la revolución, no cesan de agrietarse, una buena solución es tomárselo bastante a guasa, pero elegantemente, sin desdeñar la acción, como el gran personaje cervantino. En ese sentido, El Quijote se muestra irreductible como profeta de una verdad que se construye ante cada circunstancia. No una verdad esencial, sino gris, matizada por los años, por el desengaño, la verdad de quien intuía que somos un cuerpo como es un cuerpo cualquier otro animal, pero, a diferencia de ellos, al tiempo tenemos un cuerpo y que entre el cuerpo que es y el que se tiene media la conciencia, la voluntad, todo aquello que nos hace seres excéntricos, desdoblados, observadores de sí mismos, reflexivos, descreídos, irónicos(4). 

La condición humana es fronteriza, en desequilibrio reequilibrado permanentemente, en el mejor de los casos, y no constituye tanto una categoría en sí misma como una negociación entre categorías. Si no existes más que en tu inmediatez, si sólo vives y experimentas, tu cuerpo es en demasía y corres el riesgo, por ejemplo, de comportarte como un pequeño salvaje; si te distancias de tu experiencia inmediata, si tu cuerpo es demasiado tenido por ti a distancia tiendes, dicho vulgarmente, a mear colonia. Hay que bailar una danza imposible entre ser primario y/o secundario a cada instante. En saberlo y actuar en consecuencia consiste la ironía, pero la apariencia de Don Quijote es la de un loco, un talibán, extremista que no deja pasar una ocasión con tal de mostrar que él es el más caballero, un poco como esos payasos que se esfuerzan en pasa por los más tontos, pero que a través de su tontuna nos descubren la nuestra. Cuánta guasa en tamaña seriedad. Además, Sancho lo ensancha, lo educa, desbrava su afán de quête medieval, su querencia por embestir en cuanto puede, hace de él un gentleman, como si fuera un espejo sabio que le mostrara a la justa distancia socrática cómo debe ir siendo para mejorar en su sabiduría, en su descreimiento con fe. De ese baño cultural surge una especie de iluminado que vaga llevado por los hilos de su burattinaio para transmitir al mundo la buena nueva de la ironía sin acidia. Vano empeño, desde luego. Pero, qué inmensa pena da acabar este libro. Ese es mi mejor recuerdo de él, la melancolía que da llegar al final, notar que se muere el caballero, saber que quiere volver a empezar... Y te vas pastor y nos dejas, pastor del optimismo de la voluntad, del pesimismo de la razón, pero con guasa.


Felice chi è diverso
essendo egli diverso.
Ma guai a chi è diverso
essendo egli comune.
(Sandro Penna, Tutte le poesie, Milano, Garzanti, 1970, 1972, p. 191)
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(1)  De Mauro, Tullio, La nozione di "cultura", en L'Italia delle Italie, Editori Riuniti, 1987, p. 4-17.
(2)  Opus cit., p. 10.
(3)  Mainer, José Carlos,  Historia mínima literatura española, Taurus,  2014, p. 90
(4)  Critchley, Simon, Sobre el humor, quálea editorial, 2010, p., 93-95. Trad. Antonio Lastra.


Con motivo del IV centenario de las muertes de Cervantes y Shakespeare, la E.O.I., 1, de Zaragoza, ha organizado dos pequeñas exposiciones. La dedicada a Cervantes presenta un gran cartel pintado por Reyes Casasnovas con la colaboración caligráfica de sus alumnos de español para extranjeros. Por otro lado, Ricardo Duerto, también junto con sus alumnos de Español para extranjeros, a medio camino entre la escritura y el dibujo, ha transcrito el principio y el final de El Quijote. A partir de esta próxima semana, por último, añadiremos a lo expuesto los dibujos de unos niños sobre el personaje cervantino. Llenos de errores, sus faltas, como le gustaba decir a Lorca, son manchas que limpian.









Ensanchamiento (Ricardo, Reyes y Mapi)










Por otro lado, el Depto. de Inglés, con Esther Lozano y M. José Auria a la cabeza, ha organizado otra pequeña exposición sobre Shakespeare. Además, está abierto un concurso cuyos premios son libros sobre  el dramaturgo y su época. De todo ello aparece cumplida información en el blog de la Biblioteca de nuestro centro (clica aquí para acceder a la entrada explicativa).

El concurso al que nos referíamos se ha montado a partir de citas de Shakespeare. He aquí en qué consiste y a quién está dirigido:







domingo, 20 de marzo de 2016

Llega la primavera: allá, el hielo se derrite, acá, un maniquí se descalza



Veo las fotos del hielo de Marte, que empieza derretirse con la llegada de la primavera, y pienso que lo llaman hielo por llamarlo de alguna manera y que hablan de primavera por decir algo. Después, veo que hablan de hielo seco (anhídrido carbónico) y me quedo algo más tranquilo, porque lo que tiene de incomprensible para mí el nombre científico y el oxímoron me hacen definitivamente inasequibles los términos. Pero, al poco, vuelven a utilizar otros que entiendo algo mejor, como colinas, rocas, arenas, e insisten por esa vía, apropiándose de una primavera que no es nuestra. Dicen que el año marciano dura 687 días y por tanto, pienso, allí todavía no habrán abierto las piscinas cuando aquí estemos en otoño. Esto último me complace un poco, pero desconozco el motivo. Tiene  la primavera sus locuras. Basta una de sus horas para enamorarse. Doscientos veintidós días marcianos dan para mucho, pero los noventa terrestres también.

Volviendo a la cosa científica, creo que las versiones vulgares de la ciencia más que aclarar las cosas las ensombrecen. Decimos los legos como yo hielo seco, anhídrido carbónico,  y creemos que por saber decirlo entendemos algo.  Menos mal que no hace falta entender, que esta maravilla que hoy empieza no necesita explicaciones, que todo lo que se diga resta, hasta incluso el susurro Luis de León:

¡Oh, desmayo dichoso!
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido! 

Si allá en Marte el hielo se derrite, en un escaparate un maniquí se descalza: