El fotógrafo ocasional que hace sus fotos urbanas con el móvil es un heredero del
flâneur, tal como le retrató W. Benjamin a partir de la poesía de Baudelaire. El paseante parisino del incipiente desarrollo capitalista, de igual manera que quien vaga hoy en medio del desconcierto producido por la crisis económica –mezclada, eso sí, con destellos de la opulencia de algunos-, camina a menudo errante por la gran ciudad globalizada, abstraído y concentrado al tiempo, capaz de ignorar cuanto le rodea, la miseria, la provocación, los escaparates más deslumbrantes, pero también dispuesto a fijar por un instante la atención en lo que, por razones que a menudo ignora, reclama su mirada. Y después de mirar, a menudo, activa la cámara del móvil. No sale a buscar fotos, como quien lleva la cámara al cuello, encuentra inesperadamente la ocasión de hacerlas. La sorpresa que le produce lo visto le incita a atesorar el instante mediante una instantánea. Es quizá ese carácter de imagen encontradiza uno de los atractivos de este tipo de fotografía. El acto de sacar el teléfono, activar la cámara y por fin disparar cuando a uno ya le solicitan otros reclamos como, pongamos por caso, los tirones del perro que nos acompaña,
une passante, o un espléndido escaparate, se convierte en un placer que corre el riesgo de malograrse. La foto, si nos da tiempo a hacerla, lo dilatará. Por ello, si es además es convincente, la apreciamos tanto.
Aceptando, sin embargo, el conocido soneto de Baudelaire
À une passante (
texto en francés e inglés) como epítome de la experiencia del
flâneur, que esta vez parece estar tomando algo en un café, cabría decir que su forma de vivir la experiencia urbana se aleja de la del fotógrafo de móvil. Mientras que, como decíamos, éste inmortaliza –con la punta de melancólico deseo de parar el tiempo que tiene la fotografía- lo visto, de manera que gracias a la imagen puede revivir el instante que eligió congelar, el
flâneur se recrea en la perdida del instante de manera
contrafactual, una de las formas más nocivas, pero también con más posibilidades poéticas, de plantearse la vida.
À une passante, en la versión de L. Ferré.
Todo lo anterior viene a cuento de la celebración en Madrid, a partir del próximo día 17 de septiembre, de
eyephoneography (Versión en español), una ocasión para exponer las fotos de móviles que se reciban durante la inauguración del certamen, además de poder ver
in situ las de los cuatro artistas seleccionados para la ocasión, Sion Fullana, Greg Schmigel, MissPixels (Isabelle Gagné) y Marco La Civita. El diario
La Repubblica da hoy cuenta de ello, al tiempo que publica algunas fotos de los artistas invitados:
MissPixels,
Allmine
Greg Schmigel,
I cannot afford to love NYC.
Marco La Civita
, Bumpy ride
El encuentro tendrá lugar en
Hub, un curioso lugar de cuyo
escaparate, curiosamente, hice alguna foto llena de reflejos de la gran ciudad la última vez que estuve en Madrid paseando con mi móvil: