jueves, 7 de mayo de 2015
Logopedos: dícese de un logo que, en lugar de incitar al consumo o atrae,r produce risitas, cuando no espanto
Una casa con un sol de fondo al atardecer (Instituto de estudios brasileños)
Tesalónica. Una cafetería hot, que diría el otro, un auténtico horno.
Catholic Church's Archdiocesan Youth Commission. ¡Ay, señor!
La mejor progranmación telivisiva, la del sábado sabadete
¡Desde hace 97 años!
No quiero ni pensar cómo serán los profesionales de otras especialidades
¿Es esa una manera de aceptar también la muerte, no tomársela como “algo personal”, la propia y la ajena?
(El universal real) te equivocas si dices: “esa liebre huye de mí”, pues lo que realmente ocurre es que la liebre huye del hombre. (R.S. Ferlosio)
miércoles, 6 de mayo de 2015
La exposición de mayo en la E.O.I.,1: 9 de mayo, día de la victoria sobre los nazis en la Unión Soviética y después en Rusia.
(Fuente de la imagen)
Pasadas las penalidades (para mantener la moral, una de las órdenes de Stalin era que se fusilase de inmediato al soldado que retrocediera sin haber recibido antes la orden de hacerlo) y la euforia de la guerra (no recuerdo la cita exacta, pero el mismo Grossman, también en Vida y destino, señala cómo en la guerra no se muere de infarto ni se padece reuma), llegó la paz. La firma del armisticio que marca el final de la Segunda Guerra Mundial se celebra en otros países el día 8 de mayo, pero en Rusia se hace el día 9, porque según la hora de Moscú fue precisamente ese día de 1945 (Stunde null, la hora cero, como la llaman los alemanes) cuando se hizo efectiva la rendición del ejercito alemán. Este año, se celebra en Moscú el septuagésimo aniversario con la ausencia en los actos de representantes de los países aliados, porque, como es sabido, las relaciones de Rusia con Europa occidental y Usa pasan por malos momentos.
Luanda (Angola). Un restaurante del mercado negro a cielo abierto. Todos los comensales parecen estraperlistas. Más allá de la barandilla que separa el local del exterior, comienza a congregarse gente con la esperanza de que les caiga algo de los platos que sirven los camareros. Poco después, aparecen unos gorilas que se encargan de dispersar, golpe incluido a una vieja, al gentío, formado en su mayor parte por mujeres y niños. La mayor parte se va, pero quedan algunos que miran en silencio a nuestros platos.
Beirut.Todo está llego de refugiados. Nadie les dice nada, pero aunque les animaran diciéndoles que pronto volverán a sus casas, recogerían sus cosas en silencio, sin esperanza alguna. Viven de prestado, emociones prestadas, comida prestada, ropa prestada, no le ha quedado nada. Deambulan por las calles, hambrientos, erráticos; las madres, adoptivas o no, se sientan con sus hijos escuálidos en los escombros.
El Salvador. La guerra civil continúa. A pesar del nuevo clima internacional, no se vislumbra la paz por ningún sitio. Cada vez que parecía que el gobierno contralaba la situación, los rebeldes volvían a asestar otro golpe que desencadenaba otra vez la represión.
Sri Lanka. Los policías militares llevan cascos y metralletas, pero no parecen muy duchos en el oficio. Aparecen de repente y cargan a cuatro chavales en el camión. También se llevan a tres niñas. Todos ellos se acurrucan, se dan calor, pero pasan de los gritos que les dan los polis, incluso parecen sonreír irónicamente. El periódico habla de asaltos a las casas, de barrios enteros sin luz ni agua, llenos de escombros bajo los que reposan aun decenas de cadáveres. Nadie sabe nada, todos dicen que los culpables son otros. Quienes gozan de mayor libertad son las ratas.
Así es como empieza más o menos Europa en ruinas. Relatos de testigos oculares de los años 1944-1948 recopilados por H.M. Enzensberger (Trad. Begoña Lovet Baquero, Capitán Swing, 2013). El truco está en que todo lo que se cuenta no pasaba hace poco u hoy en Luanda, Beirut, El salvador o Sri Lanka, sino en 1945 en el corazón de Europa, en Stalingrado, en Varsovia, en Berlín, en Nápoles, en Dresde, en Coventry, en Rotterdam, en Caen, etc. al final de la Segunda Guerra Mundial. “¡Qué vacio, qué enfermo, qué absurdo se ha tornado todo de repente al finalizar la guerra!”, escribía Max Frisch. Y, sin embargo, también hubo una auténtica explosión de alegría, de bailes, de fiestas, de luz, de concentraciones en las plazas, de esperanza en el futuro.
(Fuente de la imagen)
Otra cita. Europa, esta vez sí, un toro exhausto, poco después del final de la guerra. Visión de conjunto de uno de los grandes historiadores del periodo(Judt, Tony, Postguerra, Una historia de Europa desde 1945, Taurus, 2006, Trad., J. Cuéllar, V.E. Gordo del Rey):
Pero volvamos atrás, poco antes del final, para enriquecer de matices el desordenado cuadro. El Ejército Rojo avanza hacia Berlín (1945). Para muestra, un botón: "A las mujeres alemanas les están sucediendo cosas horrorosas. Un alemán educado cuya mujer ha recibido 'nuevos visitantes' explica con gestos expresivos y palabras rusas entrecortadas que ha sido violada hoy por 10 hombres. La señora está presente" (Antony Beevor, Luba Vinogradova, Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945, Crítica, 2006).
Las fotos oficiales no reflejan tan a menudo la desesperación. Tienden, así de cruel es el poder, a mostrar la alegría del reencuentro, que también la hubo, los actos heroicos, que fueron muchos, los desfiles victoriosos, tan numerosos, pero de vez en cuando se cuela por las rendijas el matiz, el lado gris, el vaho que empaña las grandes palabras. Se puede decir, parafraseando a otro historiador (Luzzatto, Sergio, Partigia, Bestsellers Mondadori, 2014, p. 19), que al menos retrospectivamente, nadie debería tener dudas sobre su postura en relación con la Segunda Guerra Mundial, sobre qué campo elegir, porque uno era el de la humanidad y el del derecho y el otro, el del abuso y la falta total de humanidad. Pero esa guerra, junto con la historia del bien, el bien imperecedero de la lucha contra el nazismo, también fue escenario del propio mal, ese del que nadie está, en mayor o menor media, exento, a menudo, mucho menos quienes rigen nuestro destino colectivo. En el caso ruso, seguramente la batalla de Stalingrado decantó el futuro de la guerra hacia la victoria aliada, pero debemos recordar, además del rastro agridulce que dejaron las tropas allí por donde pasaban, que Stalin, el de las purgas, el de los campos de concentración, regía y rigió durante largos años después los destinos del país.
martes, 5 de mayo de 2015
Muere J. Hermida, el andaluz precursor de la neo pronunciación de la v como fonema fricativo labiodental sonoro
J. Hermida fue, además de uveista, uno de los primeros presentadores que hizo televisión pública como hoy se hace la privada, con una marcada voluntad de estilo, ficcionalizando las noticias, haciéndose presente por su manera de gesticular, de mirar, por una oratoria a menudo exagerada, rimbombante, por una proximidad a la cámara que debió copiar de otros espíqueres americanos y que hoy es moneda de cambio en todas las cadenas, donde casi todos se ponen estupendos. Hermida no era precisamente carne de burro entre el espectador y la noticia que daba. Lola Flores, en esta entrevista, le hacía notar casi todo esto y le hacía recordar también sus orígenes, esos de los que a veces tanto se alejaba. O quizá , en el fondo, se acercaba a ellos cuando la uve se apoderaba de él, pero por la puerta de atrás, la del redicho ultracorregido, quizá por inseguridad, quizá por mera afectación.
Elogios de la fuga, no del finde. P. Conte (versión de una vieja canción) y Eliot: Vamos entonces, tú y yo, cuando el atardecer se extiende contra el cielo como un paciente anestesiado sobre una mesa; vamos, por ciertas calles medio abandonadas…/Vamos, vamos, vámonos de aquí, nada te ata a este sitio ni siquiera estas flores azules Vámonos, vámonos
Vamos entonces, tú y yo,
cuando el atardecer se extiende contra el cielo
como un paciente anestesiado sobre una mesa;
vamos, por ciertas calles medio abandonadas,
los balbuceantes retiros
de noches inquietas en baratos hoteles de una noche
y restaurantes con serrín y conchas de ostras… (T.S. Eliot, La canción de amor de J. Alfred Prufrock)
Let us go then, you and I,
When the evening is spread out against the sky
Like a patient etherized upon a table;
Let us go, through certain half-deserted streets,
The muttering retreats
Of restless nights in one-night cheap hotels
And sawdust restaurants with oyster-shells…(T.S. Eliot, La canción de amor de J. Alfred Prufrock)
Otra entrada sobre lo mismo:
La canción de amor de J. Alfred Prufrock en las fotos de Paul Schneggenburger
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Vamos, vamos,
Vámonos de aquí
Nada te ata a este sitio
ni siquiera estas flores azules
Vámonos, vámonos
ni siquiera las nubes grises
llenas de música
de hombres que te gustaron
It's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
Vámonos, vámonos
Vámonos de aquí
entra en este amor oscuro
no te pierdas, por nada en el mundo
el show de variedades
de quien se ha enamorado de ti
It's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
Vamos, vamos,
Vámonos de aquí
entra en este amor oscuro
lleno de hombres
Vamos, vamos,
entra y date un baño caliente
toma un albornoz azul
fuera está lloviendo, el mundo es frío
It's wonderfulit's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
(Paolo Conte) Enlace a la canción en Youtube
Via via...
vieni via di qui
niente piu' ti lega a questi luoghi
neanche questi fiori azzurri
via via...
neanche questo tempo grigio
pieno di musiche
e di uomini che ti son piaciuti
It's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
Via via...
vieni via con me
entra in questo amore buio
non perderti per niente al mondo
via via...
non perderti per niente al mondo
lo spettacolo d'arte varia
di un'innamorato di te
It's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
Via via...
vieni via con me
entri in questo amore buio
pieno di uomini
via via...
entra e fatti un bagno caldo
c'è un accappatoio azzurro
fuori piove, è un mondo freddo
It's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
good luck my baby
it's wonderful
it's wonderful
it's wonderful
i dream of you...
(Paolo Conte)
lunes, 4 de mayo de 2015
domingo, 3 de mayo de 2015
Pena, penita Proust. Je hais quelques dimanches
1.
Quizá no hubo días en nuestra infancia más plenamente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro favorito. Todo lo que, al parecer, los llenaba para los demás, y que rechazábamos como si fuera un vulgar obstáculo ante un placer divino: el juego al que un amigo venía a invitarnos en el pasaje más interesante, la abeja o el rayo de sol molestos que nos forzaban a levantar los ojos de la página o a cambiar de sitio, la merienda que nos habían obligado a llevar y que dejábamos a nuestro lado sobre el banco, sin tocarla siquiera, mientras que, por encima de nuestracabeza, el sol iba perdiendo fuerza en el cielo azul, la cena a la que teníamos que llegar a tiempo y durante la cual no pensábamos más que en subir a terminar, sin perder un minuto, el capítulo interrumpido; todo esto, de lo que la lectura hubiera debido impedirnos percibir otra cosa que su importunidad, dejaba por el contrario en nosotros un recuerdo tan agradable (mucho más precioso para nosotros, que aquello que leíamos entonces con tanta devoción), que, si llegáramos ahora a hojear aquellos libros de antaño, serían para nosotros como los únicos almanaques que hubiéramos conservado de un tiempo pasado, con la esperanza de ver reflejados en sus páginas lugares y estanques que han dejado de existir hace tiempo (M. Proust - Sobre la lectura)
«Il n'y a peut-être pas de jours de notre enfance que nous ayons si pleinement vécus que ceux que nous avons cru laisser sans les vivre, ceux que nous avons passés avec un livre préféré. Tout ce qui, semblait-il, les remplissait pour les autres, et que nous écartions comme un obstacle vulgaire à un plaisir divin : le jeu pour lequel un ami venait nous chercher au passage le plus intéressant, l'abeille ou le rayon de soleil gênants qui nous forçaient à lever les yeux de la page ou à changer de place, les provisions de goûter qu'on nous avait fait emporter et que nous laissions à côté de nous sur le banc, sans y toucher, tandis que, au-dessus de notre tête, le soleil diminuait de force dans le ciel bleu, le dîner pour lequel il avait fallu rentrer et pendant lequel nous ne pensions qu'à monter finir, tout de suite après, le chapitre interrompu, tout cela, dont la lecture aurait dû nous empêcher de percevoir autre chose que l'importunité, elle en gravait au contraire en nous un souvenir tellement doux (tellement plus précieux à notre jugement actuel que ce que nous lisions alors avec amour) que, s'il nous arrive encore aujourd'hui de feuilleter ces livres d'autrefois, ce n'est plus que comme les seuls calendriers que nous ayons gardés des jours enfuis, et avec l'espoir de voir reflétés sur leurs pages les demeures et les étangs qui n'existent plus.» (Fuente)
Non vi sono forse giorni della nostra infanzia che abbiamo vissuto così pienamente come quelli che abbiamo creduto di aver trascorso senza viverli, i giorni passati in compagnia di un libro prediletto. Il gioco per il quale un amico veniva a cercarci durante il brano più interessante, l'ape o il raggio di sole fastidiosi, che ci costringevano ad alzare gli occhi dalla pagina o a cambiare di posto, le provviste che ci avevano dato per la merenda e che lasciavamo accanto a noi su una panca, senza toccarle, mentre sul nostro capo la forza del sole andava diminuendo nel cielo azzurro, il pranzo che ci aveva costretti a tornare a casa e durante il quale pensavamo solo a quando, subito dopo, saremmo saliti a terminare il capitolo interrotto, vale a dire tutto ciò che, a quanto sembrava, riempiva quei giorni per gli altri, e che noi respingevamo quale ostacolo volgare a un piacere divino, e di cui la lettura avrebbe dovuto farci percepire soltanto l'inopportunità, tutto ciò ce ne imprimeva invece un ricordo così dolce (tanto più prezioso, a nostro giudizio attuale, di quello che allora leggevamo con amore) che, se ci capita ancor oggi di sfogliare i libri di una volta, altro non vediamo in essi se non gli unici calendari che abbiamo conservato dei giorni fuggiti, e con la speranza di veder riflesse sulle loro pagine le dimore e gli stagni che non esistono più." ( Il piacere della lettura, Milano, Il Saggiatore – NET n. 1, 2002, pagg. 9-10, nella traduzione di Cesare Salmaggi, edizione fuori commercio) (Fuente)
2
"Tant que la lecture est pour nous l'initiatrice dont les clefs magiques nous ouvrent au fond de nous-même la porte des demeures où nous n'aurions pas su pénétrer, son rôle dans notre vie est salutaire. Il devient dangereux au contraire quand, au lieu de nous éveiller à la vie personnelle de l'esprit, la lecture tend à se substituer à elle, quand la vérité ne nous apparaît plus comme un idéal que nous ne pouvons réaliser que par le progrès intime de notre pensée et par l'effort de notre coeur, mais comme une chose matérielle, déposée entre les feuillets des livres comme un miel tout préparé par les autres et que nous n'avons qu'à prendre la peine d'atteindre sur les rayons des bibliothèques et de déguster ensuite passivement dans un parfait repos de corps et d'esprit." (Marcel Proust, Sur la lecture, La République des Lettres)
Mientras la lectura sea para nosotros la iniciadora cuyas llaves mágicas nos abren en nuestro interior la puerta de estancias a las que no hubiéramos sabido llegar solos, su papel en nuestra vida es saludable. Se convierte en peligroso por el contrario cuando, en lugar de despertarnos a la vida personal del espíritu, la lectura tiende a suplantarla, cuando la verdad ya no se nos presenta como un ideal que no esté a nuestro alcance por el progreso íntimo de nuestro pensamiento y el esfuerzo de nuestra voluntad, sino como algo material, abandonado entre las hojas de los libros como un fruto madurado por otros y que no tenemos más que molestarnos en tomarlo de los estantes de las bibliotecas para saborearlo a continuación pasivamente, en una perfecta armonía de cuerpo y mente.