Reproducción de los textos del díptico de presentación de la Exposición.
RETROSPECTIVA
Exposición de linóleos de Andrés Guerrero
Del 1 al 31 de octubre de 2009
Retrato de Andrés, punta seca, 2009. P. de A.
Ma l´animale che mi porto dentro
non mi fa vivere felice mai.
Si prende tutto, anche il caffè,
mi rende schiavo delle mie passioni
e non si arrende mai e non sa attendere… (Battiato)
Andrés
es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña... Sin embargo, si fuera un irracional no sería Platero, sería un oso, por grande y desmesurado. Hasta en su forma de caminar hay una mezcla de grizzly (Ursus arctos horribilis, para mayor precisión) y Baloo, de animal espantoso y seductor, juguetón y austero, basto y delicado al tiempo. Sería un oso, pero suizo, si es que existen, un oso relojero de la casa Patek Philippe, la mejor marca de relojes, como decía hace poco un empleado de la joyería Baena. Trabajaría con la lupa pegada al ojo y dando grandes risotadas ante el pobre, o mejor dicho, infeliz dueño de la pieza heredada de su padre, temeroso de que al operario plantígrado se le cayera al suelo. Al final del arreglo, el señor se iría a casa aún con el susto en el cuerpo, pero con un amigo más y el reloj listo para otros cien años. Un milagro de la mecánica, una combinación casi imposible entre fuerza y precisión que hace que el Yeti consiga hacer tai chi secundado al unísono por un grupo de profesoras y alumnas, en el aula 302, creo.
Andrés es inquieto, nervioso, como yo, y a menudo la emprende a tortas con su animal de la guarda, que no le protege como debería ni le ayuda a sellar un pacto consigo mismo ni le deja comprar el retal imprescindible de dicha cotidiana, unos zapatitos cómodos para andar. Los busca lejos, porque los quiere de la marca yin, el derecho, y yang, el izquierdo, pero cuando ya parece que los tiene domados se le mete alguna china dentro. Entonces va y se pega una buena carcajada porque sabe que
con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora homeopática
que os dan, satisfechos tragaréis. Como Glyn Mclintok en
Horizontes lejanos, que se decidió a desbravar a la bestia interior empleándola en la cría de ganado y arado de la tierra, Andrés intenta integrar los extremos, dar un masaje a las pulsiones. Un día, no mucho antes de hacer el grabado 1, se decidió a poner orden en su vida, como se decía antes, o por lo menos a no permitir que el desorden se la arruinara.
Esta exposición es el resultado de ese esfuerzo por que las manos no sean garras, para que los dedos sean pinceles. Los grabados, como él mismo explica en las notas a pie de marco, dan pistas sobre su actividad de los últimos 20 años. Decía Fellini que era autobiográfico hasta cuando hablaba de un lenguado, y en las figuraciones de esta retrospectiva está mucho de la vida de Andrés: la feliz llegada de Papagena (es probable que el grabado 2 sea un autorretrato con sugerente disfraz de Papageno), que espero que sonría al leer estas líneas, y, con ella, de la música (grabado 1a y 2), su curiosa filia tirolesa (grabado 8 y 9), quizá ligada a su origen gato ‑se crió cerca del Madrid de los Austrias‑, el afán coleccionista (grabado 1b y 5), la temática ligada a Oriente, cercano, medio y extremo (grabados 6, 7 y 12) , y, por último, la búsqueda volteriana del pequeño edén rural (grabados 10 y 11).
La actividad nos salva, creo que decía Ortega, las manualidades nos entretienen y hasta nos llevan a hacer cosas bonitas, como estos grabados. Pero Andrés,
tierno y mimoso como un niño, como una niña… lleva dentro la fuerza del volcán, el reflujo de las mareas, la llamada de lo salvaje. Véase sino el grabado 4, unas olas lunares, de película de alienígenas de serie B, avanzando hacia un acantilado que mejor haría quitándose de en medio.
Javier Brox
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A mi hermano Jesús (12-09-1950 / 23-09-2009)
No tengo mucho que decir de esta exposición de linóleos que hemos dado en llamar “Retrospectiva”.
Es un conjunto de linograbados que realicé desde el año 1989 hasta el último del año 1991.
No fueron muchos años, ni fue mucho el tiempo que les dediqué pero el resultado, además de divertido para mí, lo tenéis delante de vuestros ojos en esta Exposición.
Recuerdo los primeros pasos y también recuerdo mis dificultades para conseguir una impresión de los linóleos aceptable. No tenía dinero ni acceso para imprimir en tórculo y lo tenía que hacer con un cristal (retal que me regalaron en una cristalería) y con una cuchara (desechada en casa pero lo suficientemente lustrada) con la que repasaba cada una de las marcas entintadas, presionando sobre el papel.
Recuerdo también que los motivos que excitaban mi imaginación eran tan simples y obvios que a veces me hacen poner rojo. Eran la vida misma y las cosas con las que mi cabeza establecía relación. Empecé copiando siluetas austriacas realizadas con tijeras y terminé dejándome llevar por la visión más anárquica de lo naif.
Si algo puede ser tenido en cuenta en esta exposición es que, pese a mi carencia artística y mi dificultad con la técnica, conseguí que lo que se imprimía se pareciera en algo a lo que mi corazón deseaba. Ése fue mi mayor logro y, sobre todo, mi mayor satisfacción.
Todo el trabajo para esta Exposición debe atribuírsele a mis amigos entrañables Ricardo Duerto y Alberto Martínez que fueron quienes prepararon la exposición y la distribución de los grabados (Ricardo) y quienes lo imprimieron con los tórculos, las tintas y la experiencia de grabador experimentado (Alberto). Sin ellos, esto seguiría siendo una afición particular y olvidada. Gracias.
Andrés Guerrero Zaragoza, septiembre de 2009
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Yesterdays (La cifra, 1981)
…
Soy cada instante de mi largo tiempo,
cada noche de insomnio escrupuloso,
cada separación y cada víspera.
Soy la errónea memoria de un grabado
que hay en la habitación y que mis ojos,
hoy apagados, vieron claramente:
El Jinete, la Muerte y el Demonio.
…
J.L. Borges