sábado, 16 de noviembre de 2013
viernes, 15 de noviembre de 2013
lunes, 11 de noviembre de 2013
Perfume benjaminiano. Los autobuses convierten la ciudad en un pasaje.
El autobús permite al flâneur motorizado jugar con la ventaja que poder alejarse rápidamente del objeto observado, sin que sea, además, dueño del tiempo que dedica a cada instantánea. El tranvía, que va demasiado deprisa, no deja suficiente tiempo para que se cree un atisbo de ensoñación, todo lo más la duda de si era o no era ella, pero ofrece la ventaja de avanzar a ras de suelo, como las serpientes, mientras que la perspectiva semi aérea del bus adultera el cruce de miradas o de desprecios. Pero, tanto el autobús como el tranvía, convierten a la ciudad en un impredecible pasaje, son calidos hogares transitorios a medio camino entre la introspección y la vida. nada que ver con esa vulgaridad de conducir el propio automóvil, de ser el chofer de uno mismo, como decía el otro.
La verdadera aura inspira el conocido lema con el que W. Benjamin emcabezó sus Deutsche Menschen (Personajes alemanes): “Grandeza sin fama, gloria sin brillo y dignidad sin dinero” (Von Ehre ohne Ruhm/ Von Grösse ohne Glanz/ Von Würde ohne Sold).