Foto Colita BCN Fuente de la imagen
La muerte de los personajes desconocidos personalmente, pero que pueblan nuestro imaginario a través de la prensa, las lecturas, las conferencias, tiene algo de trágicamente amable, despierta en nosotros el eco del paso de la que nada respeta, pero es un eco amortiguado, que nos permite notar la diferencia que comporta en relación a la dimensión que cobra la desaparición de alguien verdaderamente querido. Quizá, la muerte interpuesta se deja pensar más que la muerte que nos sume en la desolación, por eso las esquelas de los periódicos, que conviene consultar todos los días, son (Fuente de la foto. The Magnificent Nine New Brand Poets) como un bajo continuo que da gravedad a la insignificante rutina diaria.
Muere Ana María Moix y, aunque sé que fue más que eso, que escribió y tradujo bien, que fue la única nuevenovísima, no puedo evitar ver en ella a la figura de la hermana pequeña de alguien que brilló mucho más. En la biografía de Terenci Moix que Juan Bonilla publicó hace dos años (El tiempo es un sueño pop. Vida y obra de Terenci Moix, RBA, 2012), A. M. Moix, a quien está dedicado el libro, aparece casi siempre en segundo plano, a menudo como una especie de reactivo que provoca una visión realista de las anécdotas de su pintoresco hermano, alguien a quien se acude para que aclare cómo fue de verdad lo que ocurrió, lo que se cuenta. Apegada a la memoria, da muestras de tener una fuerte querencia por reconstruir fehacientemente un pasado que se escapa por las rendijas del tiempo y los excesos. Ella recorta, esencializa, desliteraturiza o literaturiza según otros parámetros, el anecdotario de aquel sobre el que parece ser que Pasolini dijo: “Ya me previno Elsa Morante. A este no se la levantas si no entras en un cuadro de Caravaggio” (ibid. p, 318). A Pasolini, una cosa así le parecía triste, pero Caravaggio, comparado con los actuales afrodisiacos de internet, desde luego no tiene color, o mejor dicho gana por goleada en cuanto a sombras y colores.
En fin, que entresaco de la biografía de Bonilla unas pinceladas que reviven a la hermana y que dan idea de hasta qué punto debió de disfrutar y padecer a la sombra de su hermano:
“Una mañana Terenci se presentó en el colegio de su hermana y pidió hablar con el director, Emilio Ramos, y le dijo que tenía que dejar salir a la niña antes de su hora, porque su madre la necesitaba en casa. Concedido el permiso, una vez en la escalera, Terenci le ordenó a su hermana pequeña: “Corre, nena”. La niña preguntó: “¿Pasa algo grave?”. “No, tonta, no; nos vamos al cine”, le dijo Terenci. Y, en efecto, se fueron al Savoy a ver Noches blancas, acto que repetirían varias veces porque la película les encantaba” (p., 139).
“De aquellas sesiones de trabajo…da cuenta también, con plausible y encantadora hilaridad Ana María Moix en el libro de entrevistas Infame turba, donde el joven Gimferrer aparece como un ser extraplanetario, incapaz de comunicarse con la joven sino a través de su hermano, incluso en las ocasiones en las que ella estaba presente, ocasiones en las que Gimferrer comenzaba sus frases dirigidas a ella, a través de Terenci, con un “Dile a tu hermana que…” (p., 212).
sábado, 1 de marzo de 2014
Muere Ana María Moix
viernes, 28 de febrero de 2014
Violencia contra las mujeres. Las pintadas del Tubo de Zaragoza que fueron borradas. ¿Un caso censurable de limpieza censuradora?
“Yo creo bastante en la eficacia de la impertinencia, sobre todo en la de determinadas opiniones impertinentes… En cierto modo esas opiniones son, por impertinentes, las más útiles, las más atractivas. Si las opiniones se matizan, pues se vulgarizan, y entonces caen en el lugar común. En cierto modo, la opinión radical puede hacer daño, pero no deja de ser un extremo del campo de la opinión, lo linda… Una opinión tajante es más atractiva que una opinión mesurada. Me gusta ir por el mundo con ideas radicales. Ya que uno no puede radicalizarse en la vida pública, sí al menos en la vida privada.”
Benet, Juan, Ensayos de incertidumbre, edición de Ignacio Echevarría, Barcelona, Debolsillo, p. 477.
"No existe el progreso cuando se trata de la censura. Llevamos el impulso censor en lo más profundo de nosotros. Cuanto más cambian las cosas, más iguales permanecen." (J.M. Coetzee)
Poco después de la Jornada Mundial de la ONU contra la violencia ejercida sobre las mujeres, que se celebra el día 25 de noviembre salí a dar una vuelta por el Tubo de Zaragoza y encontré unos graffiti con frases brutales dirigidas o referidas a un mujeres. Las frases están extraídas de películas, cuyo título y autor aparecen al pie de las citas. En algunos casos, se trata de cortometrajes o de largometrajes poco conocidas, en otros, de pelis muy conocidas. En los graffiti también hay una indicación sobre el instante exacto en el que las terribles palabras son pronunciadas:
No lejos de la pared en la que estaban las esas frases, en las vallas de la terraza del café chantant El Plata, se encontraban estos otros graffitis, de tono parecido, pero con palabras como joder o puta tachadas con un espray rosa. Las tres citas están extraídas de películas de Bigas Luna, que, como es sabido, fue uno de los impulsores del nuevo Plata.
Hace unos días he vuelto a pasar por los mismos sitios. En los graffiti de El Plata no quedaba ni una palabra sin tachar:
Los grafitti de la pared cercana habían sido eliminados, con mayor o menor éxito, porque aluna palabra, como cara de Belmez, parecía querer volver a la luz:
Las frases, sacadas del contexto de la película a la que pertenecen, resultan, probablemente, mucho más crueles
jueves, 27 de febrero de 2014
Carnaval diario. La máscara pesa como el plomo (Medio reedición de entradas).
(AP Photo/Daniel Ochoa de Olza)
Llega el carnaval, cuando da gusto ponerse máscaras, no como el resto del año, cuando el disfraz diario es tan pesado. Pero, para qué nos vamos a engañar, las verdaderas máscaras, las que crean los personajes de los que somos víctimas son las que llevamos en el trabajo, en el autobús de vuelta a casa, hasta en casa, por momentos. La máscara que sea con tal de no quedarte en pelotas, si es que las hay debajo y no somos los hollow men de Eliot, Shape without form, shade without colour. Máscara con los vecinos, máscara de blog, máscara de facebook, máscara indignada, máscara sobre máscara, capa sobre capa, hasta que llegue de nuevo el carnaval y pueda sacar por fin quitarme todas las de verdad y ponerme una máscara de mentira.
miércoles, 26 de febrero de 2014
Muere Paco de Lucía, grandísimo guitarrista y buzo ocasional.
Cuando hace muchos años oía Entre dos aguas, solo me quedaban las migas del inmenso placer que se reflejaba en los gestos de Paco de Lucía, las que alcanzaba a pillar como consumidor, cosa bien distinta al plato caliente del que disfrutaba el creador. Que era un manjar exquisito lo que había en juego me lo decían sus gestos ambiguos, de dolor tanto como de dicha, esos movimientos dulces de la cadera que por momentos parece cabalgar majestuosa al ritmo de la rumba. Deliquio es la palabra que me viene a la cabeza, y, sin embargo, cada poco, Paco de Lucía vuelve de sus cosas para controlar con una mirada la (Dibujo de A. Cristina Lapiedra) interpretación, el escenario, para recordarnos que quien manda es él. En un instante, su cara pasa del estremecimiento a reflejar el ejercicio rutinario del currante frente al público. Esa mezcla placer y trabajo desconcierta, lo acerca a la figura del individuo que es pillado en un acto para el que conviene no estar a la vista, tanto concentrado ensimismamiento desprotege al amante. Y uno tiene un poco la sensación de que está mirando algo que no debería ser visto, por lo que tiene de privado. Pero, al tiempo, ocio y negocio de por medio, la figura del artista se yergue como el arquetipo del príncipe que sabe atender a todo porque se ha preparado concienzudamente para ello. Paco de Lucía en su esplendor resulta retraído y contenido en la ejecución, sin alharacas, pero muy expresivo, como generalmente son las cosas verdaderas.
Al ver el video,Vuelvo a ver hoy, día de su muerte, la actuación televisiva suya de hace más de treinta años y confirmo mis impresiones: hacía cosas parecidas, ponía gestos que recordaban a los grandes guitarristas rock, con una mano sostenía el mundo y con la otra lo acariciaba, y era tal el placer que sentía que al espectador le quedaba un gusto amargo, porque pensaba que era bonito lo que sonaba, pero que la dicha verdadera, entre dos aguas, la disfrutaba el maestro.
lunes, 24 de febrero de 2014
Leopardi, leopardissimo, Citati, citatissimo, un libro superlativo.
Acantilado publica la traducción del largo ensayo que P. Citati dedicó al poeta de Recanati (Leopardi, 2010, Mondadori, pagg. 444, euro 22, 10 euros en la edición de bolsillo de Oscar Mondadori. Traducción al español de Juan Díaz de Atauri). Con el paso de los años, Citati, gracias a sus monografías, ha ido convirtiéndose en uno de los críticos de referencia en la elaboración de interpretaciones sobre algunos de los escritores del canon europeo (Kafka, Goethe, Tolstoi), a mitad de camino entre la alta divulgación y la monografía de autor. En una entrevista televisiva de 1988 explicaba que había aprendido a escribir gracias a su obra sobre Goethe, que había rehecho dos o tres veces (“…antes, escribía mal, me faltaba el ritmo, la fluidez”) y también señalaba que lo único que le divertía de verdad era entender, entender hasta el infinito (min. 7´15), hasta el límite de sus posibilidades. Si a la pasión exegética ligada a la precisión (min. 5’13), fruto en el caso que nos ocupa de 8000 notas guardadas en cajas de zapato (min. 8’40), y a la voluntad de estilo, le añadimos la idea leopardiana de que el crítico debe emparentar de alguna manera su forma de escribir con la del escritor estudiado, quizá podamos hacernos idea de la empresa que representa Leopardi. Según Citati, por lo demás, “los críticos literarios, categoría a la que pertenezco, son una raza casi inútil. Porque los verdaderos críticos literarios, son los escritores mismos. Lo más hermoso que se ha escrito sobre los escritores lo escribió Baudelaire…”. Consciente de que seguramente no puede medir sus dotes con las de los colosos estudiados, sin embargo, no les pierde la cara en ningún momento, ni en cuanto a la calidad de los razonamientos ni en cuanto a la elaboración de la prosa ensayística. Buen vasallo para buenos señores, este escudero. Tal vez, nos encontremos ante un perfecto ejemplo de la pujanza de la crítica paraadémica en relación a la académica, a la de las tesis doctorales, que, según señalaba J. Llovet hace un par de años (Adiós a la universidad), cada vez menos se atreven menos con los puntales de la tradición literaria, con los grandes temas humanísticos.
A caballo entre la biografía contextualizada, que impone un orden cronológico al estudio de la obra, y el detallado análisis textual que atiende también a referencias y parentescos, la imagen de Leopardi que resulta de Leopardi es la de un gigante de la inteligencia y del sentimiento, con la mirada siempre puesta en sus verdades, como un héroe antiguo. Gran capacidad de trabajo, muy buena formación, aunque algo peor en el estudio de los griegos, inagotable memoria, inteligencia capaz de sistematizar el todo y de apreciar la parte, finura, un corazón sensible, dotes de introspección, todo ello entre el paréntesis de sus dos jorobas, debidas seguramente a una tuberculosis ósea, y a pesar de sus continuos alifafes, padecimientos severos y depresiones, amén de su metro y cuarenta y pocos centímetros de altura. En cierto sentido, este albatros de la provincia, era como Kafka, un emisor constante de hipótesis sobre la vida, capaz de seguir el hilo de una idea y su contraria, sin descuidar las vías intermedias. Delicado y al tiempo riguroso, su mente se encontraba tan cómoda o crepitantemente incómoda en los intentos de sistematizar como su corazón disfrutaba con el detalle. El de Recanati (fuente de la vista de Recanati), grande entre los grandes, supo ver el bosque y el árbol, o más bien, gracias al árbol supo disfrutar de la inmensidad del bosque en instantes totalizantes. Rigor y vastedad, perspicacia y ternura, cultura libresca y calidad dramática. Esos son los hilos que Citati persigue con tesón y esmero hasta dibujar un personaje que, sin embargo, solo es comprensible por momentos, transparente a fogonazos, pero que escapa a continuación hacia zonas inaccesibles. La lectura del libro, denso por momentos, quizá demasiado prolijo en otros, queda más que justificada por esos instantes y también por la imagen de conjunto.
Por último, quisiera señalar en la versión original italiana la profusión de superlativos en –issimo, tan fáciles en esa lengua como raros y a menudo empalagosos en español. He aquí una lista incompleta de los que están contenidos en el libro, a pachas entre Citati y Leopardi, algunos de ellos arcaicos o inexistentes en italiano contemporáneo. Invito al lector curioso a valorar cómo ha salvado el escollo el traductor y pido excusas por las posibles repeticiones, aunque a veces puedan dar idea de los senderos que dibuja Citati. Si al lado de cada adjetivo hubiera puesto aquello de lo que se dice el superlativo, seguramente habría resultado una imagen cabalísima, cumplidísima del ensayo, pero dejo que el lector se construya entre hallazgos y arideces la suya. Mezclo adverbios y adjetivos y conservo el mismo género y número del original de estos últimos:
vecchissimi, divertentissima, generalissimo, reazionarissimo, impazientissimo, ardentissima, cupidissima, inespertissimo, bellissima, costosissimi, pochissimo, larghissime, gentilissimo, credulissimo, rarissimamente, felicissima, ordinatissima, intensissima, possibilissima, moltissimo, fragilissima, soavissimo, ardentissimamente, chiarissimamente, acutissimi, concentratissime, amenissimo, altissimo, mutabilissima, spregevolissima, disperatissimo, esilissima, acutissima, oculatissime, disperatissimi, fertilissimo, fittissima, lunghissimi, vitalissimo, felicissimo, sensibilissimo, ostinatissimamente, amarissima, grandissima, morbidissima, penetrantissimi, delicatissimi, piacevolissime, perseverantissimo, travagliosissima, rapidissimo, tardissimo, singolarissimo, sottilissime, minutissime, sfuggevolissime, acutissimamente, variatissimi, nuovissima, benissimo, vastissimo, fortissimo, innocentissimi, dottissimo, affettuosissima, volentierissimo, gracilissimo, impazientissimamente, dolcissimo, eloquentissimo, dolorosissima, oscurissima, debolissima, durissimamente, ostinatissima, solissimi, profondissimo, singolarissime, velocissimo, lentissimi, facilissimo, piccolissimo, afflittissimo, amatissimo, tetrissima, mitissimo, ferocissima, attentissimamente, dilettissima, gravissima, nerissimi, scontentissimo, incontentabilissima, avidissimamente, singolarissima, stranissimamente, freschissime, evidentissime, asprissimo, potentissimo, carissima, lontanissima, intensissima, semplicissima e candidissima, graziosissimo, festosissimamente, vivissimi, confusissimi, incertissimi, falsissimi, vivissimo, intensissima, brevissimo, prontissima, mortalissima, modestissima, sublimissima, santissima, vivissima, semplicissima, leggiadrissima, vastissima, raffimatissimi, fortissimo, complicatissime, difficilissima, visibilissima, chiarissima, ordinatissima, profondissimamente, tenebrosissima, adattissima, profodissima, amatissima, prontissimo, acutissimo, rarissima, grandissimo, disparatissimi, tristissima, malissimo, desertissimi, minutissime, visibilissimi, frivolissime, famosissimo, distintissime, evidentissime, notabilissime, giocondissime, severissimo, austerissimo, quietissima, allegrissima, ospitalissima, odiosissima, noiosissima, malissimo, numerosissima, sudatissima, minutissima, invidiosissima, profondissimamente, bravissimo, moltissimo, amorosissime, buonissima, altissimo, sublimissimo, tenuissima, radissima, innamoratissima, odiosissima, vastissima, remotissimo, velocissimi, leggerissimi, rapidissimo, noiosissimo, menomissima, rarissimo, penetrantissimo, benedettissimo, parsimoniosissimo, ricchissimo, amicissima, melanconicissimo, vastissima, lietissimo, profondissimo, ostinatissimamente, ironicissima, estremissima, graziosissime, notissimo, pettegolissima, fittissima e foltissima, vivissimo, delicatissimo, poeticissime, vastissimo, antichissima, limpidissima, intensissimo, giovanissimo, mobilissimo, fragilissima, potentissima, isolatissima, sottilissima, degnissimi, complicatissimo, asciuttissima, ardentissimi, certissimamente, arrogantissimo, odiosissimo, lunghissima, amplissima.
E chi più ne abbia più ne metta. Todo, por diez euros en la edición italiana de bolsillo, frente a los más de veinte de la traducción española.
Javier Brox
Citati habla de Leopardi: