jueves, 3 de octubre de 2013

Madrastra naturaleza en la ciudad. Instantes recuperados de de una infancia como tantas

 

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1. Con mi perro, una mañana como cualquier otra cuando a la una de la tarde pega el sol de lo lindo en la zona que el ayuntamiento no quiso convertir en parque, junto a Kassan. Cubrieron todo con césped, pusieron columpios sobre lecho acolchado de goma, hicieron hasta una fuente, una pérgola y cubrieron con cemento una zona. Colocaron bancos e hicieron caminos jalonados con traviesas desechadas de las vía de algún tren de la edad feliz de ese medio de transporte. Todo muy aseado, al gusto de los vecinos y de los propietarios de los locales, de las asociaciones de barrio, incluso. Pero, por alguna razón, se olvidaron de una esquina, casi siempre llena de suciedad, restos de comida de los niños del colegio cercano, rastrojos y  lo que queda de los roncos de tres árboles, a cuya tala, eso sí, se aplicaron concienzudamente. Roco, mi perro, me lleva a rastras hasta allí cuando hace sol, como esa mañana. Se para y busca con la mirada, pero solo cuando se acerca más se produce la sesión de caza frustrada, mucho más entretenida que un documental sobre el Serengueti o los demonios de Tasmania. Una pequeñas lagartijas, huyen despavoridas. No recorren grandes distancias al descubierto, prefieren buscar refugios temporales antes de meterse por algún agujero junto a los trocos talados. Un día más, al poco, el perro comprende que se acabaron las opciones de cazar  alguna. Al salir de allí, me doy cuenta de que cojea, se le ha clavado un trozo seco de alguna planta con espinas. Se lo quito y vuelvo a casa corriendo para decir a mi madre que he visto una lagartija. pero mi madre no está, hace  treinta que años que vivo en Zaragoza, lejos de la donde nací y, salvo en pocos momentos felices, también de mi infancia.

2. De vuelta del parque con mi perro por la avenida de los Pirineos, una mañana más hacia las ocho y media, pensando en la que se avecina a partir del pistoletazo de salida de la jornada laboral, cada vez más cerca, como los coches mismos, porque he cruzado, una vez más también, con el semáforo en rojo. De repente, un hermoso sonido que asocio caprichosamente al anochecer, Un grillo o dos, extraviados quizá entre las adelfas de la mediana, esas plantas que me advierten los amigos entendidos que son tóxicas, cantan  despreocupados de la hora y del día. Tóxicas, pienso yo, si te las comes o te haces una infusión o tal vez te azotas con un un ramo de sus hojas. No pienso hacer ninguna de las tres cosas, no me gustan las adelfas, pero sí el canto de los grillos en el páramo habitado de la ciudad.

3. En la cola de coches ara pasar la ITV, entre naves de uralita y cemento, algo enfadado porque la cosa va lenta. Día lluvioso de principio de otoño. Apoyo el brazo pensativo sobre la ventanilla. De repente, me sobresalta un claxon y a continuación oigo a unos jilgueros, ajenos  a la obligación de pasar revistas anuales sobre el estado general de su cuerpo. Dura poco el canto bien hallado de los pájaros. otro claxon y un acelerón me distraen tanto como me habían hecho concentrar los jilgueros.

miércoles, 2 de octubre de 2013

La Kodak nº 1, la primera cámara fotográfica industrial para aficionados. “Tú aprietas y nosotros nos ocupamos de lo demás”.

 

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“Tú aprietas y nosotros nos ocupamos de lo demás”. Ese fue el eslogan ideado por George Eastman (1854-1932) para lanzar la primera cámara fotográfica para aficionados, diseñada por él mismo. El eslogan evoca el sueño de buena parte de la industria y de la tecnología, la sencillez y la rapidez en el manejo de los aparatos y  la obtención de un resultado atractivo, a través del simple acto de apretar un botón que desencadena un proceso invisible, complejo, efectivo, del que poco sabemos, salvo el resultado deslumbrante. En el lado contrario de quien se deja seducir por el automatismo de cadena de váter, está el aficionado que busca controlar cada fase del proceso, que prefiere intervenir en cada uno de los momentos, porque es capaz de hacerlo o porque se resiste a esa dosis de alienación que comporta necesariamente el uso de la máquina cuyo funcionamiento nos es ajeno. Tal vez, únicamente el primitivo palo no produjo neurosis a quien lo blandía. Supongo que con el arco empezó ya la melancolía del usuario desdoblado, aunque también el entusiasmo del comprador fascinado. Ah, qué tiempos tan remotos aquellos en los que el hombre era dueño  de sus manos y todo cuanto hacía no dañaba su integridad, su fusión con el entorno. Son los tiempos postreros de la edad de oro de la poesía, con Hölderlin a la cabeza, aunque lo pagó caro. Después, todo fue decadencia, hasta acabar en los extremos que Chaplin caricaturizó en Tiempos modernos.

Bueno, pues de esos tiempos modernos es esta cámara, que cumple 125 años y que pesaba más o menos un quilo. Hacía unas cien fotos ovaladas y  el carrete no lo extraía el usuario, sino que dentro del aparato debía ser mandado a la fábrica para su revelado y sustitución por otra película.

Kodak_N1(Fuente de la imagen)

Ahora, Flickr publica una selección de las primeras imágenes tomadas con aquella. escojo aquellas que están ligadas al agua, que son la mayoría. Quizá esa presencia del agua expresa una añoranza por la naturaleza, aunque es verdad que, de igual manera, muchas otras fotos son producto de la fascinación por la máquina fruto de la revolución industrial. Ah, también hay animales de circo, otro emblema de la fuerza domesticada. En medio aparecen las escenas domésticas, en cuevas burguesas que sirven para ensimismarse en la lectura. otro síntoma de que se había dejado, en parte, de mirar al mundo para parar a mirar en propio ombligo:

Fuente de las imágenes:

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak

 

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La fotografia 125 anni fa: i primi scatti Kodak