“La memoria non è che un’imitazione della sensazione passata, e le ricordanze successive, imitazione delle ricordanze passate. La memoria…è quasi imitatrice di se stessa”. (Leopardi, in Leopardi, Citati, Piero, Oscar Mondadori, 2011, p. 56-57)
Algunos Gifs animados provocan una especie de hipnosis, proponen pequeñas secuencias de actos que uno querría pasarse toda la vida haciendo, ajeno a lo que ocurre a su alrededor, ciego incluso ante lo que le está pasando por dentro. Uno de mis Gifs otoñales favoritos consiste en pillar por sorpresa una novela y pasarme tres días leyéndola, con cara de perro absorto que solo atiende a la comida, tres cuartos de hora, y vuelta a arroparme con las páginas del libro. Fueron días de adolescencia con, pongamos por caso, Chandler o Hammett, días a medio camino entre la cama y el sillón, que no volverán. Como un perro con el hocico pegado al suelo en pos de un rastro, intento revivirlos, pero persigo una ausencia irrecuperable, he hecho de ese instante un vano ritual que me permite olvidar que lo que busco es una ausencia que no va a revivir. Ahora mismo, estoy a punto de gif con Expiación, por lo que a la letra impresa se refiere y con Braking bad, aunque el idilio ha sido ondulante, de manera que no sé si ser de Boyero o de Marías. Su duelo al sol es más de postureo, seguramente, porque entre un capítulo de una buena serie y una buena película casi siempre la distancia es infinita. Una buena serie no dejará de ser nunca una especie de destripamiento, de aprovechamiento de lo que la peli debe desdeñar, esencializar.
Los gifs son secuencias, bolitas de existencia, de ricino o de anís, más o menos significativas, más o menos extensas, que vuelven una y otra vez a empezar. Algunas enfermedades o manías son como gifs animados, Nadal que toquitea las botellas de agua, Gus, de Braking bad que se ajusta la corbata, Rajoy que sufre el tic de la mentira. Hasta en la vida social hay gifs intermitentes, como el de la campaña electoral que no se cumple. Pero quizá donde cobran su verdadera dimensión los gif es en los mitos. Sísifo a vueltas con su piedra, siempre a la espera de que Messi lo libere, o el hígado de Prometeo picoteado por el águila, el pobre Ícaro escaldado, cosas del carácter empedernido o del instinto que nos esclaviza. Como dice Pániker que decía Jung, hay que pasarse la primera parte de la vida construyendo un yo fuerte que permita rechazar los asedios de los ejércitos invasores, vecinos, socios del mismo club, militantes del mismo partido, compañeros de trabajo, proyecciones ideales de uno mismo, para en la segunda parte derretir esa personalidad a fuerza de sencillez y comunión con el cosmos y los otros. Para lograrlo, nada de procurarse experiencias fuertes a partir de los cuarenta, nada de buscar revivir primeros amores, primeros viajes, primeras lecturas, fines de semana entre las páginas de un libro, intentos abocados a la insatisfacción. Prepararse para ser buenos abuelos, si es que llega la dicha y mucha buena serie televisiva …pero, por momentos, ¡qué nostalgia de la nostalgia, qué ganas de pegar el hocico al suelo lleno de hojas caídas!
(Fuente de los gifs)
La ira funesta de W.W., un sufrido padre de familia con prontos debidos a su enfermedad y/o a su complejo de Raskólnikov, consistente en la creencia de que puede permitirse todo, dada su inteligencia superior, y su imperiosa necesidad de dejar dinero a su familia antes de que el cáncer se lo lleve por delante:
Saúl, el mago picapleitos, una llave multifunción, una afilada navaja de perverso boy scout con 30 usos. Maestro de resiliencia:
Héctor Tío Salamanca, el inventor del rudimentario lenguaje binario del timbre. Purita muda expresividad:
El lado oscuro de del efecto mariposa, W.W. no socorre a la amiga de Jesse y al poco se cae un avión al suelo:
Gus, un maniaco del orden y de la restauración del orden a través de la venganza. genio y figura hasta la merecida sepultura. ¿Modelo de emprendedor?:
Huell se echa una siesta sobre un colchón de los caros, pura espuma viscoelática:
Hank el justiciero, en apariencia un lince, pero en la realidad el hombre más lento de Albuquerque en comprender la verdad. Más simple que un nabo, uno que se cree que con meter en la cárcel al malhechor ya está todo arreglado:
Walter Jr., indigno heredero de su progenitor. Es lo que suele pasar cuando los padres sobreprotegen a los hijos. Además, prefiere una horterada de coche a un femenino modelo vintage. Como dice la página web de la que están sacados estos gifs, This is bullshit, es la única rase sensata que pronuncia en 5 temporadas:
Lydia, bruja y Blancanieves al tiempo, un personaje sacado de Twin Peaks. Todavía me faltan cinco o seis capítulos y no sé que va a pasar con ellas. Polvillos a la mar…:
Skyler, prototipo de la mujer que renuncia a su carrera para dedicarse a la familia y sus negocios. Pierde enseguida entidad y a partir de la tercera temporada llora y grita demasiado. Claro que para aguantar a la hermanita…:
Y por fin Jesse, el verdadero protagonista de la historia, un hombre casi sin atributos. ,Adolescente cabezota y adulto pusilánime que en lugar de tener jaquecas, como los héroes, tiene ataques recurrentes de culpa. El ejemplo mejor de lo que nos pasa a muchos todos los días, el prototipo de vecino amable que “saludaba siempre”, que en el ascensor “era muy amable y te dejaba pasar”, pero del que un buen día se descubre que es el responsable del mayor crimen ocurrido en el barrio en los últimos años. Lástima que pronto deje de usar gorra de esquiador. Lo que no puede evitar es esa inquietud de niño abstraído, desatendido por sus padres. Memorable, sin embargo, su cocción para el cártel mejicano, sus diez minutos de gloria en el infierno: