jueves, 21 de noviembre de 2013

El tesoro de Hitler: arte degenerado o cómo el nazismo colaboró a la degeneración del término.

Van apareciendo con cuentagotas las reproducciones de las 1400 obras de arte de cuyo hallazgo la policía alemana informó hace unas semanas.  Fueron encontradas en un piso de Múnich perteneciente a Cornelius Gurlitt. Su padre, Hildebrand Gurlitt, marchante de arte autorizado por el régimen nazi para traficar con obras de arte degenerado que habían sido confiscadas, acumuló una notable colección que antes de morir dijo que había desaparecido durante los bombardeos aliados sobre Dresde (Vid. sebald, W.G., Sobre la historia natural de la destrucción, Anagrama, 2003). Las 1400 obras encontradas gracias a cuya venta con cuentagotas, según informa la prensa, su hijo había ido viviendo desde entonces, son las que ahora han salido a la luz. Parece ser que de las 1400 obras halladas, unas 590 habrían sido robadas o confiscadas por el régimen nazi.

{}Un degenerado Chagall hallado en la colección de obras incautadas por motivos ideológicos durante el nazismo. (Fuente de la foto)

 

Rosa Sala Rose, en su estupendo Diccionario crítico de los mitos y símbolos del nazismo ( El Acantilado, 2003, p. 93-100), reconstruye la génesis del significado que el término degenerado (al.: entartet) llegó a adquirir durante el nazismo y que resulta clave para entender lo ocurrido:

“… el término degeneración (Entartung) -y sus derivados- se convirtió en una palabra de moda en la Viena de fin de siglo… Su popularización se debía al gran éxito que en la segunda mitad del siglo XIX había alcanzado la teoría de la evolución de Darwin, quien empleaba el término para referirse a la degeneración patológica de las plantas y animales… Tergiversando el sentido darwinista, la degeneración pronto se asoció a la regresión y, por tanto, a un retorno antinatural a lo primitivo que aparentemente contradecía la ley del progreso biológico. Asimismo (…) se asoció con el parasitismo, en la medida en que ciertas especies manifestaban su degeneración renunciando a buscar nutrientes por su cuenta a costa de otros seres vivos.

El adjetivo degenerado abandonó muy pronto el terreno de la biología para ser profusamente empleado en los ámbitos de la sociología, de la cultura y muy especialmente, del arte (…)  (En) Degeneración (2 vol., 1892-1893), el médico y escritor sionista Max Nordau arremete especialmente con las tendencias literarias francesas de su tiempo. Nordau afirma que el arte debe ser sano y constructivo, y es también el primero en asociar lo degenerado… con lo infantil, la locura, la pornografía y lo patológico…

El término pronto cambió de rumbo en los círculos reaccionarios de Viene, donde no tardó en ser directamente asociado a los judíos…Hitler  gustaba de emplear el término  con frecuencia y lo utilizaba en toda clase de contextos. Así, un sapo no sería sino una “rata degenerada”, y un cazador, un “campesino degenerado”.

Sin embargo, el contexto que convirtió la degeneración en una palabra clave de la ideología nazi fue el impresionante movimiento de depuración contra la modernidad artística que llevó a cabo el Tercer Reich (…) La exposición más importante de arte degenerado fue la que se celebró en 1937 en Múnich bajo ese mismo nombre con obras de arte modernas confiscadas a sus propietarios y que fue acompañada de otra gran exposición complementaria, la del “Gran arte alemán”, que, en palabras de Hitler, pretendía mostrar “el renacer de una nueva era” y señalar “el final de la degeneración del arte alemán” (…) Significativamente, la exposición de arte degenerado  recibió la visita de más de dos millones de personas, más del triple de las que acudieron a la exposición complementaria…

Conscientes, ya que no del valor artístico, sí al menos del valor económico del arte degenerado, los jerarcas nazis, vendieron las obras modernas que habían confiscado a marchantes extranjeros, entre ellos a la galería Fischer de Lucerna, donde se celebro una subasta de supuesta basura artística (compuesta entre otros, por obras de Braque, Picasso, P. Klee, Matisse y Kokoschka) que permitió incrementar en unos quinientos mil marcos las arcas del Reich( …) No obstante, la purga nazi fue la causante de que incontables obras de la vanguardia histórica se perdieran ara siempre…

Lo degenerado es asimilado a lo no-ario, y lo ario se convierte en la única categoría, tanto biológica como estética (…) Con todo, el adjetivo degenerado no se ceñía únicamente a las artes plásticas, sino también a la literatura y a la música, especialmente a los nuevos ritmos afroamericanos como el jazz, en los que la cuestión racial desempeñaba un papel igualmente destacado.”

ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE ARCHIVOS Y REGISTROS DE ESTADOS UNIDOS (Fuente de la imagen)

Algunas de las obras encontradas (fuente de las imágenes):

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerDompteuse (la domadora), Otto Dix (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerEtude de femme nue debout, le bras relevé, les mains crossées au dessous de la tête, de Auguste Rodin (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerMadre e hijo, Erich Fraass (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerMaedchen am Tisch, Wilhelm Lachnit (ansa)

 

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerSitzende Frau/in einem Sessel sitzende Frau, Henri Matisse (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerSanta Giustina in Pra' della Valle, Antonio Canaletto (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerSinnende Frau, Fritz Maskos (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerConversation mauresque sur une terrasse, Eugene Delacroix (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerDame in der Loge, Otto Dix (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerOtto Griebel (ansa)

Augusta. Rivelate le prime 25 opere del Tesoro di HitlerDon Quijote y Sancho Panza, Honoré Daumier (ansa)

martes, 19 de noviembre de 2013

Baño. Bebés, entre futuro y pasado.

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua
(L. Cernuda)

 Dicen que venimos de organismos que vivían en el agua, que para llegar hasta lo que hoy somos debimos sacudirnos las gotas, quizá secarnos al sol, y empezar a andar sobre tierra firme. Así, cuando nos bañamos miramos atrás, a un pasado larvario muy lejano, hacia zonas que, como ocurre con la primera infancia, no recordamos, pero marcan indeleblemente nuestra vida. Nuestro pasado anfibio está vivo en nosotros de la misma manera que los acontecimientos sobre los que se asientan nuestros gustos, nuestras pasiones, nuestras neuras, buena parte de lo que al fin y al cabo nos hace ser felices, desgraciados o las dos cosas al mismo tiempo. Quizá por eso  el agua, mucha o poca, la que pasa por la garganta, aquella con la que nos lavamos la cara, la que nos cala  los zapatos en los días de lluvia, la que nieva sobre nuestra mano, nos transporta, nada que estemos receptivos, a  a momentos que huyen del presente para proyectarnos en esferas intermedias, ensoñadas. Es como si el agua tendiera a diluir los límites del tiempo, la plena incorporación a la rutina diaria, aunque muchos usen la ducha  como prólogo de la batalla diaria. Dice Benjamin en Dirección única que quien está en ayunas habla del sueño como si estuviese en sueños”. Algo parecido ocurre con quien está mojado, que vive su presente como con un pie en el pasado, pasado por agua.


Metáfora

 

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