“En la situación actual de Europa y del mundo, es un tema vital saber cómo vamos a educar a los ciudadanos para que en una sociedad mercantilizada no tengan que buscar el “suplemento de alma” exclusivamente en dogmas religiosos.” (F. Savater)
A veces pienso que las rápidas conversiones de algunos y algunas terroristas a la fe islamista radical desde anteriores modos de vida desenfadados o licenciosos, por decirlo de forma expresiva, tiene mucho que ver con la búsqueda de ese suplemento de alma del que habla Savater, una búsqueda desesperada de redención, manipulada, absorbida por el lado oscuro de la vida, en el caso al que me refiero, pero una búsqueda al fin y al cabo ligada a la saturación de rutina e insignificancia en la que está envuelto el quehacer de la mayoría.
Una de las terroristas de Paris parece ser que, hasta poco antes de los atentados, era poco menos que una víctima adocenada de la subcultura comercial que aborrega a millones de jóvenes; otro de los miembros de los comandos había tenido un bar en el que se trapicheaba con droga. Sus conversiones al islamismo radical, entendidas como fruto de crisis vitales que de repente estallan en el individuo, esas mismas crisis que a otros les llevan a abandonar mujer e hijos y cambiar radicalmente de vida, a irse a los Mares del Sur, o a alejarse de la capital para instalarse en un pueblo abandonado del Pirineo, tienen ese punto de misterio que nos indica que somos muchos aquellos a los que siempre nos falta algo, los que andamos perdidos sin saberlo hasta que hacemos agua por todos los lados. Salvando la enorme distancia que media entre cargarse a más de cien personas a sangre fría y no hacer más daño del inevitable a la familia a la que se abandona, quizá los dos comportamientos descritos tengan más en común de lo que parece. La conversión islamista a mí me hace recordar en negativo la de los personajes de las novelas clásicas rusas, como Resurrección o Guerra y paz, de Tolstói, por ejemplo, en las que algún protagonista cambia de piel y de entrañas tras una metamorfosis radical que le lleva a empeñar su vida en una causa. El individuo obtiene así su suplemento de alma, abruptamente, focalizando su vida hacia un objetivo claro y definido, una causa por la que inmolarse, justa en el caso de los rusos, criminal en el otro.
En las antípodas de esas maneras de vivir está el espíritu descontento de quien busca en el arte compensaciones parciales al malestar de la existencia, la actitud de quien se conforma con pequeñas dosis diarias de verdad vital, de auténtica conexión con lo real. En ese grupo estamos la mayor parte de quienes hemos decidido que no podemos pedir la luna, pero sí una buena iluminación callejera, que la búsqueda de otra vida produce pesadillas y que nos bastan los caramelos, con tal de que sean frecuentes y entre sus ingredientes no se incluya la sentimentalidad barata, el buenismo, la visión del mundo del que siempre acaba de nacer, el desconocimiento de la tradición, el afán de éxito, la falta de gusto gusto por el detalle, la ausencia de visión de conjunto o proporción, la búsqueda de subvenciones, la comezón de publicar, el desconocimiento de la vida, la inútil solemnidad y no sé cuantas cosas más. Esos caramelos, auténticos Ronchitos o pastillas de café con leche de Blas, no abundan, es verdad, pero uno de los últimos sitios en los que los vendían era Italia, hasta hace no mucho.
Muchos de los grandes fotógrafos, además de otros ilustres viajeros desde hace ya unos cuantos siglos, han ido a esa península tan bañada por el Mediterráneo en su búsqueda y alguno de ellos ha vuelto con las alforjas cargadas de friandises del alma.
He aquí algunas fotos fruto de esa inquietud, expuestas en Milán, en el Palazzo della Ragione, bajo el título “Henri Cartier-Bresson e gli altri – I Grandi fotografi e l’Italia”, desde el 11 de noviembre hasta el 7 de febrero de 2016. No permiten hacer un Grand Tour visual, pero sí darse un garbeo por algunas de las imágenes de este extraño país que ha acabó por convertirse en una singularidad en el panorama del alma europea. Exquisitez y chabacanería, refinamiento y vulgaridad, máxima corrupción y trayectorias cívicas ejemplares se dan cita en él sin solución de continuidad. Mirar los muros de la patria común italiana se ha convertido en un tópico de la prensa internacional, como si algo esencial del ideal humano estuviera en juego en sus designios, como lo que hay o lo que ocurre allí fuera el síntoma por antonomasia de lo que nos puede pasar a los demás o de lo querríamos que nos pasara. En España también hay especialistas en el género hechizado por Italia, A. Elorza a la cabeza (uno de sus artículos). Otro buen ejemplo de esa Italia universalizada es el artículo que la italianista francesa Jacqueline Risset publicó hace unos años en Le Monde. Lástima que el archivo sea para abonados. Me permito reproducir breves fragmentos:
La face noire de l'Italie
Depuis des siècles, l'idée de l'Italie suscite dans l'esprit des Européens une émotion spéciale. Comme si l'espace de cette péninsule était formé d'une matière différente - ses paysages, ses villes, ses villages baignant dans une sorte de lumière mythique dont le secret restait inaccessible. Les voyageurs duGrand Tour n'ont cessé d'en décrire les charmes. (…)
La Constitution italienne, élaborée après la guerre par des personnalités aux différentes appartenances politiques mais toutes douées d'une conscience démocratique mûrie par l'expérience historique récente, est certainement la meilleure, la plus clairement républicaine, laïque, de toutes les Constitutions européennes.(…)
Entre los fotógrafos participantes en la exposición mencionada se encuentran:
MICHAEL ACKERMAN, NOBUYOSHI ARAKI, JORDI BERNADÓ, ELINA BROTHERUS, ROBERT CAPA, HENRI CARTIER-BRESSON, GREGORY CREWDSON, JOHN DAVIES, JOAN FONTCUBERTA, HARRY GRUYAERT, ALEX HÜTTE, ART KANE, WILLIAM KLEIN, IRENE KUNG, HERBERT LIST, GUY MANDERY, IROYUKI MASUYAMA, STEVE MCCURRY, JOEL MEYEROWITZ, SARAH MOON, ABELARDO MORELL, HELMUT NEWTON, CLAUDE NORI, MARTIN PARR, , BERNARD PLOSSU, MARK POWER, SEBASTIÃO SALGADO, DAVID SEYMOUR, PAUL STRAND, THOMAS STRUTH, GEORGE TATGE, ALEXEY TITARENKO, HANS VAN DER MEER, CUCHI WHITE, JAY WOLKE, SOPHIE ZÉNON
http://www.doppiozero.com/materiali/clic/l-italia-di-cartier-bresson-e-degli-altri
http://www.6e20.it/it/eventi/henri-cartier-bresson-e-gli-altri.html