viernes, 26 de septiembre de 2014

Camas, qué lugares tan gratos para…(1)

 

Hace tiempo que los grandes periódicos, sobre todo en su edición digital, vienen incluyendo todo tipo de galerías de fotos sobre los temas más variados. Guardian ha ido coleccionando rankings de los diez mejores desnudos masculinos , los diez mejores desnudos femeninos, las diez mejores ventanas, los diez mejores bustos, las diez mejores nevadas, las diez mejores obras escocesas, etc. etc., todo ello ligado al mundo del arte. Seguramente, tiene buena parte de razón E. Cabrera al señalar que las antologías reflejan en deseo de control y negocio de las clases dirigentes, que así crean un canon afín a sus gustos e intereses.
En cuanto a mí, estas galerías a las que me refiero me sirven muchas veces para recordar cosas conocidas, aunque a veces me hacen descubrir otras. La última galería que he visto es la de las diez mejores camas en la historia del arte. Un sitio web italiano ha elevado la lista a 22. De ahí es de donde copio las imágenes que aparecen a continuación. Los textos numerados de 1 a 4. son míos. Los pies de foto proceden de la citada página web.

1. Camas que son ombligos del mundo, lugares de comunicación entre lo real  y el más allá, camas en las que los dioses o los demonios hablan a los humanos, les revelan su condena, su futuro sacrificio, los asesinatos que va a cometer. Eso les ocurre, sin embargo, a los elegidos. Los del montón, bastante tenemos con intentar recordar algo de lo soñado la noche anterior. Entonces, a la hora del desayuno, nos sentimos privilegiados por haber atisbado briznas de trascendencia en un animal que se nos acercaba, en una sombra negra que nos ha despertado. Experiencias así, a veces nos dejan turulatos, otras, nos hacen dicharacheros con la familia. Ningún sueño  tan feliz como aquel en el que te revelan los números de la lotería o la quiniela. ¿No le pasaba algo así a un personaje de Los detectives salvajes, que está claro que se basa en hechos reales?

l sogno di Sant’Orsola, di Vittore Carpaccio (1495)
Sul sontuoso letto a cassettoni con baldacchino, la cristiana Orsola ha la visione premonitrice del proprio martirio. Un capolavoro, questo di Carpaccio, che ispirò Gabriele D’Annunzio quando, nel romanzo Il Fuoco, scrisse: “Ah, in che puro e poetico sonno posa la vergine Orsola sul suo letto immacolato!”

Il sogno di Costantino, Piero della Francesca (1466)
Un letto dove nasce uno dei miti della cristianità: parte del ciclo pittorico della Storia della Vera Croce custodita nella Basilica di San Francesco ad Arezzo, questo dipinto raffigura infatti il momento in cui a Costantino viene rivelato che, se si convertirà, vincerà su Massenzio. 

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2. Otros, después de haber perdido el tiempo en zascandilear, encuentran en la cama el observatorio ideal desde el que descubrir la verdad. La obra de arte se hace sobre el blanco de las sábanas. Proust y Onetti son dos pruebas palpables de ello. Y otros, todavía, dan a la cama usos más perversos, como R. Palizzolo (1845 – 1910), aquel político mafioso italiano que dictaba sentencias de muerte y hacía favores de todo tipo reclinado en un camastro, con una mantita sobre los hombros.

No puedo evitar ver a Berlusconi como el protagonista de la tela de Delacroix.

Salvador Dalì a letto, di Philippe Halsman (1943)
Ecco cosa succede quando uno dei più originali ritrattisti e fotografi del ‘900 incontra il maestro del surrealismo. L’uomo sdraiato è Dalì in cerca di ispirazione. Il letto su cui si sta consumando l’atto di creazione artistica è fotografato da Philip Halsman (per intenderci, colui che realizzò i celeberrimi ritratti fotografici dei baffi di Dalì)

Morte di Sardanapalo, di Eugène Delacroix (1827)
Un dipinto che è anche, insieme alla Zattera della Medusa di Gericault, manifesto del Romanticismo in pittura. Il letto (più un enorme sofà) è la diagonale rossa che taglia in due il quadro, quasi a rendere il colore protagonista della tela.

My bed, di Tracey Emin (1998)
Più che un letto, una placenta dentro cui l’artista ha vissuto uno dei periodi più bui della propria esistenza, fatto di depressione, alcolismo e sesso libero. Opera finalista al Turner Prize del 1999, nel 2014 è stato venduto per 2,5 milioni di sterline

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3. Todavía hay quien se muere en la cama, no todo van a ser infartos en el trabajo, accidentes de coche o resbalones desnucadores en el baño. La cama es el lugar privilegiado del encuentro definitivo con uno mismo. Es refugio de las agresiones exteriores, desde luego, pero una vez que estás bajo las sábanas no puedes evitar enfrentarte con una imagen de ti que es más difícil de superar incluso que la que te devuelve el espejo por la mañana, a veces a puñetazos, otras de forma más civilizada. Es que, a menudo, cuando todavía estás aprendiendo a vivir, te toca preparar las cosas del viaje. La que a todos nos iguala no tiene horario fijo de visita, pero, puesta a elegir, prefiere encontrarnos en la cama.

Camille Monet sul letto di morte, di Claude Monet (1879)
Camille, modella e poi compagna di Claude Monet, posa un’ultima volta per il marito nel momento più tragico della vita che ha smesso di appartenerle poche ore prima. Il letto accoglie la sua figura, che si dissolve nelle pennellate di giallo, blu e grigio che percuotono, scioccate, la tela.

Morte della Vergine, di Michelangelo Merisi da Caravaggio (1604)
Un dipinto scandaloso, rifiutato dagli stessi Carmelitani che l’avevano commissionato a Caravaggio, poiché privo di riferimenti mistici. L’aura sacrale viene meno, e persino il letto della Vergine è una spoglia tavola di legno.

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4. Lo que aparece en la tela de Van Gogh, más que una cama es una camita, ese sitio superior a cualquier otro en el que las mantas calientan lo justo y las almohadas son nubes. Si además tienes al lado a quien quieres y no estás obligado a madrugar, no se puede pedir más. Bueno, sí, una ruedas y un mando para dirigirla. Prefiero eso a un somier articulado con motor.

Nada es comparable a la cama recién estirada, lo cual significa dejarla todo el día sin hacer. Lo otro, dejarla recompuesta desde por la mañana, es como tomar el café recalentado. Van Gogh debía tener poderes para que las cosas se acercaran a la cama en lugar de acercarse él a ellas.  En su cuadro la cama es un imán, capaz de abrir hasta la ventana. Es verdad, es una cama que evoca más la angustia que la molicie, pero no hay molicie que no tenga querencia por la cama.


La camera di Vincent ad Arles, di Vincent Van Gogh (1888)
Il letto di Vincent, collocato nella prospettiva impossibile di una stanza in cui tutto sembra scivolare addosso allo spettatore, è vuoto: è il simbolo della sua anima travagliata.


Il sogno, di Henri Matisse (1935)
Il letto è definito dal colore, piatto e steso con leggerezza, interrotto ritmicamente dal pattern quadrettato. Espedienti pittorici che creano uno spazio astratto, quasi senza tempo.


Sole mattutino, di Edward Hopper
Un letto che si estende per tutta la lunghezza della tela non è certo un dettaglio. È il contraltare che la soggettività della ragazza contrappone al mistero insondabile dell’orizzonte (cioè della realtà) che, invece, appare come scorcio.

martes, 23 de septiembre de 2014

Las máscaras de Schommer en el Prado


A menudo me pillo con la nariz contraída y el cuello algo levantado ante el ordenador. Habría que hacer un estudio milimétrico sobre alturas y ángulos de visión óptima para forzarse a adoptarlos. Quizá, ni con eso se arreglaría, deben ser querencias del alma que se reflejan en la cara cuando menos te esperas. Como paso bastante tiempo ante la pantalla, esa cara de pasmado escrutador es uno de los gestos en los que me reconozco, una de mis características muecas involuntarias. No me gusta y en cuanto me doy cuenta de que la he adoptado, la corrijo. Me hace pensar que no estoy relajado, que fluyen por mi interior corrientes llenas de demonios o duendes que contradicen lo que estoy haciendo, preparando plácidamente clases o escribiendo una entrada semejante a esta.
Muecas como esa son lo que podríamos considerar el grado cero de la expresión, un gesto involuntario que refleja actitudes básicas de nuestra manera de vivir. Mejor si además, los ojos, demasiado pendientes de las contingencias momentáneas, no participan del careto, de la máscara.

Máscaras, así se llamaba la exposición de fotos de Alberto Schommer que podía verse en el Museo de Prado hasta el 15 de septiembre y de la que recojo aquí algunas imágenes. Desde la firmeza de F. Ayala hasta la tensa bonhomía de Celaya, pasando por el pasmo insatisfecho de Aranguren o la impenetrabilidad de Alberti, se trataba de una serie de retratos en blanco y negro de 18 príncipes de las artes y las letras de nuestro país y una princesa, la galerista Juana Mordó. Claro, que le queda a uno la duda de si lo que ve con los ojos es una proyección de su propio interior más una dosis de prejuicios y otra de lecturas o es algo que emana objetivamente de las cara de los fotografiados. 
En frente, sin venir mucho a cuenta, según mi opinión, habían colocado una galería de 13 retratos pertenecientes a las colecciones del Prado. Una invitación a eso que llaman diálogo imaginario. Debía ser un poco por aquello de que meter la obra de un fotógrafo contemporáneo en el gran museo necesitaba una justificación doméstica.

Rafael Alberti, escritor, 1985. Alberto Schommer, VEGAP. (Fuente)

(Fuente)


Retratos, Museo del Prado
(Fuente)

José Luis L. Aranguren, filósofo. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014. Cortesía del Museo del Prado.José Luis L. Aranguren, filósofo. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014. Cortesía del Museo del Prado. (Fuente)

Francisco Ayala, escritor. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014. Cortesía del Museo del Prado.Francisco Ayala, escritor. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014. Cortesía del Museo del Prado. (Fuente)

Juana Mordó, galerista. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014 Cortesía del Museo del Prado.Juana Mordó, galerista. Impresión fotográfica sobre papel baritado, 40 x 30 cm 1985 © Alberto Schommer, VEGAP, Madrid, 2014 Cortesía del Museo del Prado. (Fuente)

                 gabriel-celaya
Celaya (Fuente)

C.J.C. Foto: EiTB (Fuente)
Vista general de sala. Exposición: MÁSCARAS. Schommer.© 2014 Museo Nacional del Prado.Vista general de sala. Exposición: MÁSCARAS. Schommer.© 2014 Museo Nacional del Prado. (Fuente)

(Video sobre la exposición)