«Io sono ancora qui sano e salvo. Ho fatto i miei conti: sono uscito vivo dal Campo di sterminio di Auschwitz, ho una bella famiglia, ho festeggiato le nozze d'oro, ho 12 splendidi nipoti, credo di aver sconfitto il disegno di Hitler!» (Rubino Romeo Salmonì)
Muere a los 91 años Rubino Romeo Salmonì, el personaje que inspiró a Benigni La vita è bella. Tras escapar del asalto de las tropas nazis al gueto de Roma en ocubre de 1943, fue arrestado seis más tarde y deportado a Auschwitz, donde fue marcado con el número A 15810. Con el tiempo, se convirtió en memoria viva de los horrores de los campos de concentración que explicaba en las escuelas. Corriere della Sera recoge un fragmento de sus testimonios, que recuerdan tantos otros, desde P. Levi a Semprún, pasando por el aragonés M. Costante ("A veces me dicen si es preciso que siga contando lo que pasó. Pues sí"):
«Tutte le mattine si vedevano dei poveri esseri attaccati alle reti con i fili ad alta tensione elettrica, erano stanchi di soffrire e si abbandonavano alla pietà di Dio per porre fine all'inferno di tutti i giorni, alla fame, al freddo, alle sevizie dei Kapò, alle selezioni diurne e notturne che duravano ore e ore sotto la neve che penetrava dentro le ossa prive di carne, anche l'appello diurno e serale era un modo per soffrire perché durava ore e ore e non veniva mai l'esatto numero per i morti durante la conta, e si ricominciava da capo, tra il freddo, la fame e la stanchezza, la paura di non farcela».
Pero Salmonì consiguió salir y volvió a Roma, donde se reencontró con sus padres, pero no con dos hermanos asesinados por los nazis.
La historia de la deportación masiva de los judíos del gueto de Roma la resume muy bien C. Augias en I segreti di Roma (pp. 378-80, Mondadori, 2005). El primer episodio serio de hostilidad se produjo el 26 de septiembre de 1946. Convocados a la embajada alemana los jefes de la comunidad fueron informados de la doble condena a la que habían sido sentenciados los judíos, la primero en tanto que italianos, por la traición cometida contra Alemania; la segunda, en tanto que judíos, como raza enemiga de los alemanes. En concepto de indemnización debían entregar 50 quilos de oro en un plazo de dos días escaso. Gracias al esfuerzo colectivo, se cumplió la pena en el plazo previsto. Pero el 16 de octubre de ese mismo año los nazis asaltaron el gueto. De los los 1067 hombres, 743 mujeres y 281 niños deportados en su mayoría a Auschwitz, sobrevivieron 73 hombres y 28 mujeres. Poco tiempo después Rubino Romeo Salmonì acabaría con sus huesos en ese mismo campo de concentración. Hace unos años, una escena de Gente di Roma, el irregular documental de autor de Ettore Scola, evocaba el ataque al gueto. Una vieja pasa por delante de una troupe de actores que están interpretando el papel de los nazis en 1943 en el gueto, se le va la cabeza a aquellos años -cosas de la involuntaria memoria (histórica)-, y se desmaya. Al poco, se descubre el motivo de su angustia gracias al número de identificación del campo que lleva tatuado en un brazo.
Pero existe otro estupendo documental, muy poco conocido en España, en el que nueve supervivientes judíos italianos cuentan sus recuerdos de la deportación y estancia en Auschwitz-Birkenau. Si no recuerdo mal, por lo menos una de as mujeres entrevistadasl procedía del gueto de Roma. Se trata de Volevo solo vivere (2006), de Mimmo Calopresti. El final de uno de los testimonio, no recuerdo si también el final de documental, es un buen resumen de aquello para lo que pueden servir los ideales de respeto por la vida: