sábado, 9 de julio de 2011

Muere Rubino Romeo Salmonì, el personaje que inspiró a Benigni La vita è bella

«Io sono ancora qui sano e salvo. Ho fatto i miei conti: sono uscito vivo dal Campo di sterminio di Auschwitz, ho una bella famiglia, ho festeggiato le nozze d'oro, ho 12 splendidi nipoti, credo di aver sconfitto il disegno di Hitler!» (Rubino Romeo Salmonì)

Muere a los 91 años Rubino Romeo Salmonì, el personaje que inspiró a Benigni La vita è bella. Tras escapar del asalto de las tropas nazis al gueto de Roma en ocubre de 1943, fue arrestado seis más tarde y deportado a Auschwitz, donde fue marcado con el número A 15810. Con el tiempo, se convirtió en memoria viva de los horrores de los campos de concentración que explicaba en las escuelas. Corriere della Sera recoge un fragmento de sus testimonios, que recuerdan tantos otros, desde P. Levi a Semprún, pasando por el aragonés M. Costante ("A veces me dicen si es preciso que siga contando lo que pasó. Pues sí"):

«Tutte le mattine si vedevano dei poveri esseri attaccati alle reti con i fili ad alta tensione elettrica, erano stanchi di soffrire e si abbandonavano alla pietà di Dio per porre fine all'inferno di tutti i giorni, alla fame, al freddo, alle sevizie dei Kapò, alle selezioni diurne e notturne che duravano ore e ore sotto la neve che penetrava dentro le ossa prive di carne, anche l'appello diurno e serale era un modo per soffrire perché durava ore e ore e non veniva mai l'esatto numero per i morti durante la conta, e si ricominciava da capo, tra il freddo, la fame e la stanchezza, la paura di non farcela».

Pero Salmonì consiguió salir y volvió a Roma, donde se reencontró con sus padres, pero no con dos hermanos asesinados por los nazis.

La historia de la deportación masiva de los judíos del gueto de Roma la resume muy bien C. Augias en I segreti di Roma (pp. 378-80, Mondadori, 2005). El primer episodio serio de hostilidad se produjo el 26 de septiembre de 1946. Convocados a la embajada alemana los jefes de la comunidad fueron informados de la doble condena a la que habían sido sentenciados los judíos, la primero en tanto que italianos, por la traición cometida contra Alemania; la segunda, en tanto que judíos, como raza enemiga de los alemanes. En concepto de indemnización debían entregar 50 quilos de oro en un plazo de dos días escaso. Gracias al esfuerzo colectivo, se cumplió la pena en el plazo previsto. Pero el 16 de octubre de ese mismo año los nazis asaltaron el gueto. De los los 1067 hombres, 743 mujeres y 281 niños deportados en su mayoría a Auschwitz, sobrevivieron 73 hombres y 28 mujeres. Poco tiempo después Rubino Romeo Salmonì acabaría con sus huesos en ese mismo campo de concentración. Hace unos años, una escena de Gente di Roma, el irregular documental de autor de Ettore Scola, evocaba el ataque al gueto. Una vieja pasa por delante de una troupe de actores que están interpretando el papel de los nazis en 1943 en el gueto, se le va la cabeza a aquellos años -cosas de la involuntaria memoria (histórica)-, y se desmaya. Al poco, se descubre el motivo de su angustia gracias al número de identificación del campo que lleva tatuado en un brazo.

Pero existe otro estupendo documental, muy poco conocido en España, en el que nueve supervivientes judíos italianos cuentan sus recuerdos de la deportación y estancia en Auschwitz-Birkenau. Si no recuerdo mal, por lo menos una de as mujeres entrevistadasl procedía del gueto de Roma. Se trata de Volevo solo vivere (2006), de Mimmo Calopresti. El final de uno de los testimonio, no recuerdo si también el final de documental, es un buen resumen de aquello para lo que pueden servir los ideales de respeto por la vida:

martes, 5 de julio de 2011

Conducción extrema en Italia: ponerse hasta los codos de conducir, porque se tienen dos teléfonos móviles en las manos

Es frecuente que los turistas españoles que visitan Italia vuelvan sorprendidos por cómo se conduce en algunas ciudades del país, en Nápoles, por ejemplo. No se acaba de aceptar el desorden de semáforos, las direcciones prohibidas con más tráfico de vehículos en sentido contrario que en el debido, photocoches aparcados en un alarde de inventiva geométrica, etc. Dejando a un lado que un país tan heterogéneo en casi todo también lo es en esta cuestión, a veces pienso que el fenómeno es un rasgo más de esa mentalidad que huye de las normas generales para refugiarse en la resolución del caso concreto, algo que en el fondo tendría que ver con la vieja distinción que hacía el sociólogo F. Tönnies entre las sociedades basadas en el favor o la amistad (Gemeinschaft) y aquellas basadas en el derecho, en las normas iguales para todos (Gesellschaft). Una vez ignorado el semáforo, ente igualitario por antonomasia, el posible choque con otro coche se resuelve gracias a la cortesía, la deferencia debida al respeto o, en último término, a la habilidad al volante de los implicados, una habilidad que no puede dejar de desarrollarse en tales circunstancias. El caso del intrépido motorista Simoncelli en los mundiales del campeonato Gp no deja de ser un ejemplo de lo dicho. El problema es que quienes corren con él y sufren sus envestidas parecen más partidarios de la Gesellschaft que de la otra –shaft.

Pero los turistas españoles en Italia solo ven lo que ocurre en las caóticas plazas desde los miradores en los que se sitúan para contemplar los monumentos, aunque la mirada se les vaya al tráfico o al espectáculo que proporcionan a veces los guardias urbanos, como puede observarse hacia el sexto minuto del siguiente fragmento de Il vigile:

Lo que ocurre dentro de los coches es un misterio que solo los iniciados conocen. Yo, sin ir más lejos,  aprendí a conducir con una sola mano, agarrando el volante por su parte inferior y la palma vuelta hacia arriba (¡ah, y el codo apoyado en la cara interna del muslo de la pierna izquierda, porque soy zurdo!), viéndoselo hacer a un responsable padre de familia casertano por las autopistas del sur. Leo hoy una noticia ligada a un caso extremo  no sé  si  de engreimiento, imprudencia o idiocia. Seguramente, un poco de todo mezclado, aunque el colmo hubiera sido que el individuo estuviese jugando a tetris mientras hablaba con el contestador automático de su empresa de teléfonos. Se trata del conductor  del video que aparece a continuación, el cual ha sido condenado a suspensión de empleo y sueldo durante treinta días, en los que deberá hacer trabajo social. De todos modos, no creo que le haga falta volver a conducir con las manos, porque los del Circo del sol ya se habrán interesado por sus servicios. Además, ¡solo estaba resolviendo urgentes problemas técnicos con los mensajes! :