—Deténgase vuesa merced, señor don Quijote, y advierta que
estos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas
figurillas de pasta. Mire, ¡pecador de mí!, que me destruye y echa a perder
toda mi hacienda.
Mas no por esto dejaba de menudear don Quijote cuchilladas,
mandobles, tajos y reveses como llovidos. Finalmente, en menos de dos credos, dio con todo el retablo
en el suelo, hechas pedazos y desmenuzadas todas sus jarcias y figuras.
Mal: El fiscal no vio la obra. El juez tampoco. Tragarse una de titiriteros entre semana es duro.
Peor: El fiscal vio la obra, pero no la entendió. El juez no vio la obra. No desconfió... si hay que ir, se va, si no, a qué.
Peor todavía: Los dos vieron la obra, pero ninguno la entendió. Demasiado subtexto y cierto tufillo antisistema bastaron. Y luego hablan de la posición de los escolares españoles en los informes PISA. Había, además, niños en juego, carne del cielo, como la llamaba V. Verdú en un ensayo. "Sería preciso escribirlo en las paredes, por obvio que ello sea, no hay una mente infantil ni una mente femenina, no hay más que una sola mente humana; la infantilidad es un invento de la misma ralea que el de la fenimidad y estrechamente coordinado a éste: los niños y las mujeres son, por antonomasia, "los que se quedan en casa" (R. S. Ferlosio, Personas y animales en una fiesta de bautizo). Si los infantes, de la mano de sus padres, cuando salen de casa se encuentran lo que se representaba en el escenario, es que los adultos no hemos sabido defender su infantilidad. Nada de sinceras explicaciones: "Las afrentas pueden ser reales, pero no debemos
olvidarnos de que lo que vulneran no es nuestra esencia, sino una ficción
fundacional que suscribimos con mayor o menor entusiasmo"(Coetzee). Pero el momento de hacer comedia había llegado. Era hora de expiar culpas.
Pésima: El asunto consistió en que es más cómodo sostenella que enmendalla, aunque enmendalla hubiera sido sin duda mancha que limpia. Sostenella cinco días ha acabado con mi fe.
Ondas gravitacionales: Juez y fiscal siguen pensado lo mismo. Churras y merinas maridan requetebien. La ley les ampara.
Podría ser el himno de una concentración anti sistema, de
una reunión de personas con el carácter corroído, hartas de soportar a la
familia, a los transportes urbanos, al ayuntamiento, a la judicatura, a las
librerías que sólo tienen novedades, a la champions. Eso es lo que simboliza el
gorila que se escapa de la jaula y la monta, la fuerza del que ve la ocasión de
huir y, en vez de irse a los mares del sur, desata su instinto vengador, como
una ola. Hay en la anécdota del gorila una suerte de desquite, de acto
salvajemente compensatorio. Este gorila es del lumpemproletariado, ese que
tanto despreciaba Marx, porque lo consideraba incapaz de organizarse, ajeno a
la conciencia de clase, individualista, pero apto para la violencia y el
pillaje insolidario. En su individualismo justiciero, no se parece desde luego a Espartaco, germen de una lucha colectiva.
La salida de tono, como común denominador de tantas
composiciones, tiene innumerables precedentes, en particular en la poesía
tardomedieval. Los tiempo de crisis exasperan el humor como pocas otras cosas. A veces, la sátira vetea obras que parecían otra cosa, como en el caso del
final del Corbacho. Entresaco una cita de Las Coplas del Provincial,
compuestas entre 1465 y 1474, consideradas a menudo como un poema difamatorio
sobre la monarquía, ejemplo, en cualquier caso, de cómo se las gastaban a
veces:
y es pública voz y fama/ que jodes personas tres:/a tu amo y
a tu ama/y a la hija del marqués/jodes al rey y a la reina,/jodes las tres
Badajoces/y todo el mundo se espanta que no jodes la infanta.
Ahí va el gorila en orden cronológico inverso:
Carbonell, Krahe y Sabina:
Ojo Al Gorila (G. Brassens)
A través de las anchas rejas
de la jaula de un bello zoo,
contemplaba un grupo de viejas,
un gorila muy juguetón.
Sin ningún pudor las comadres/señalaban cierto lugar,
que como es natural mi madre,/me ha prohibido aquí citar.
¡OJO AL GORII III III III LAA! /De repente se abrió la
puerta
de la jaula del animal. /¿Cómo es posible que esté abierta?
alguien debió cerrarla mal. /El mono, al verse sin
grilletes,
en vez de "VIVA LA LIBERTAD", /dijo tocándose el
paquete:
"HOY PIERDO LA VIRGINIDAD". /¡OJO AL GORII III III
III LAA!
El guardián con gesto afligido /pensó para sí: "¡SANTO
DIOS!
es un gorila reprimido/ y la culpa la tengo yo"
Y todas las viejas curiosas, /de que al principio les hablé,
pusieron pies en polvorosa /a pesar suyo, ¡yo lo sé!. /¡OJO
AL GORII III III III LAA!/ Incluso aquellas que miraban
al gorila como a un Don Juan /fingieron estar asustadas
por aquello del qué dirán. /El fornicio les daba miedo,
pero Uds. y un servidor, /sabemos que el "quiero y no
puedo"
es un suplicio mucho peor /¡OJO AL GORII III III III LAA!
Todo el mundo alocadamente /huye lejos del animal.
Salvo una vieja indiferente /y un joven juez sin moral.
El mono al ver el fracaso /y que todos huyen de él,
empezó a acelerar el paso /hacia la vieja y hacia el juez
¡OJO AL GORII III III III LAA!/¡BAH!, decía la solterona:
/"Como el mono me va a querer /si al menos fuese yo una mona
pero soy toda una mujer" /Y el juez pensaba
insobornable:
"que el elegido sea yo, /es completamente
improbable",
ya veremos luego que no. /¡OJO AL GORII III III III LAA!
Supongamos por un instante, /que igual que el mono, debe Ud.
elegir como dulce amante, /bien a una vieja, bien a un juez.
Pienso que si esta alternativa /la debiera decidir yo,
la vieja aún sin ser atractiva, /seria objeto de mi
elección.
¡OJO AL GORII III III III LAA!/Pero aunque el bueno del
gorila
sea Tarzán haciendo el amor /por el contrario, cuando
cavila,
da más gatillazos que yo. /Con que en vez de optar por la
vieja
como haríamos Ud. o yo /agarrando al juez de una oreja,
bajo un árbol se lo llevó. /¡OJO AL GORII III III III LAA!
Lo que viene después es algo /que hubiera querido contar,
pero me estimo en lo que valgo /y no quiero degenerar.
Basta decir que el juez gemía/y que luego empezó a gritar
como el hombre al que aquel mismo día, /él había mandado
ahorcar.
¡OJO AL GORII III III III LAA!
Fabrizio de André:
Sulla piazza d'una città
la gente guardava con ammirazione
un gorilla portato là
dagli zingari di un baraccone
con poco senso del pudore
le comari di quel rione
contemplavano lo scimmione
non dico dove non dico come
attenti al gorilla!/d'improvviso la grossa gabbia/dove
viveva l'animale/s'aprì di schianto non so perché/forse l'avevano chiusa
male/la bestia uscendo fuori di là/disse: "quest'oggi me la levo"
parlava della verginità/di cui ancora viveva schiavo/attenti
al gorilla!/il padrone si mise a urlare/"il mio gorilla, fate
attenzione"
non ha veduto mai una scimmia/potrebbe fare confusione/tutti
i presenti a questo punto/fuggirono in ogni direzione/anche le donne
dimostrando/la differenza fra idea e azione/attenti al gorilla!/tutta/la gente
corre di fretta/di qui e di là con grande foga
si attardano solo una vecchietta/e un giovane giudice con la
toga
visto che gli altri avevan squagliato/il quadrumane
accelerò/e sulla vecchia e sul magistrato/con quattro salti si portò/attenti al
gorilla!
"bah, sospirò pensando la vecchia,/ch'io fossi ancora
desiderata
sarebbe cosa alquanto strana/e più che altro non
sperata"/"che mi si prenda per una scimmia/pensava il giudice col
fiato corto,/non è possibile, questo è sicuro"/il seguito prova che aveva
torto/attenti al gorilla!/se qualcuno di voi dovesse/costretto con le spalle al
muro,
violare un giudice od una vecchia/della sua scelta sarei
sicuro/ma si dà il caso che il gorilla/considerato un grandioso fusto/da chi
l'ha provato però non brilla/né per lo spirito né per il gusto/attenti al
gorilla!/infatti lui, sdegnata la vecchia/si dirige sul magistrato
lo acchiappa forte per un'orecchia/e lo trascina in mezzo ad
un prato
quello che avvenne fra l'erba alta/non posso dirlo per intero/ma
lo spettacolo fu avvincente/e la "suspence" ci fu davvero/attenti al
gorilla!/dirò soltanto che sul più bello/dello spiacevole e cupo
dramma/piangeva il giudice come un vitello/negli intervalli gridava
mamma/gridava mamma come quel tale/cui il giorno prima come ad un pollo/con una
sentenza un po' originale/aveva fatto tagliare il collo./attenti al gorilla!
Y el autor, G. Brassens, ya muy mayor:
C'est à travers de larges grilles,
Que les femelles du canton,
Contemplaient un puissant gorille,
Sans souci du qu'en-dira-t-on.
Avec impudeur, ces commères
Lorgnaient même un endroit précis
Que, rigoureusement ma mère
M'a défendu de nommer ici.../Gare au gorille !.../Un jour la
porte de la prison bien close/Où vivait le bel animal
S'ouvre, on n'sait pourquoi. Je suppose/Qu'on avait du la
fermer mal.
Le singe, en sortant de sa cage/Dit "C'est aujourd'hui
que j'le /perds !"/Il parlait de son pucelage,/Vous aviez deviné, j'espère
!
Gare au gorille !.../L'patron de la ménagerie/Criait, éperdu
: "Nom de nom !/C'est assommant car le gorille/N'a jamais connu de guenon
!"/Dès que la féminine engeance/Sut que le singe était puceau,/Au lieu de
profiter de la chance,/Elle fit feu des deux fuseaux !/Gare au gorille
!.../Celles là même qui, naguère,
Le couvaient d'un œil décidé,/Fuirent, prouvant qu'elles
n'avaient guère/De la suite dans les idées ;/D'autant plus vaine était leur
crainte,/Que le gorille est un luron/Supérieur à l'homme dans l'étreinte,/Bien
des femmes vous le diront !/Gare au gorille !.../Tout le monde se
précipite/Hors d'atteinte du singe en rut,/Sauf une vielle décrépite/Et un
jeune juge en bois brut;
Voyant que toutes se dérobent,/Le quadrumane accéléra
Son dandinement vers les robes/De la vieille et du magistrat
!
Gare au gorille !.../"Bah ! soupirait la
centenaire,/Qu'on puisse encore me désirer,/Ce serait extraordinaire,/Et, pour
tout dire, inespéré !" ;/Le juge pensait, impassible,/"Qu'on me
prenne pour une guenon,/C'est complètement impossible..."/La suite lui
prouva /que non !/Gare au gorille !.../Supposez que l'un de vous puisse
être,/Comme le singe, obligé de/Violer un juge ou une ancêtre,/Lequel
choisirait-il des deux ?/Qu'une alternative pareille,/Un de ces quatres jours,
m'échoie,/C'est, j'en suis convaincu, la vieille/Qui sera l'objet de mon choix
!
Gare au gorille !.../Mais, par malheur, si le gorille/Aux
jeux de l'amour vaut son prix,/On sait qu'en revanche il ne brille/Ni par le
goût, ni par l'esprit./Lors, au lieu d'opter pour la vieille,/Comme l'aurait
fait n'importe qui,/Il saisit le juge à l'oreille/Et l'entraîna dans un maquis
!/Gare au gorille !.../La suite serait délectable,
Malheureusement, je ne peux/Pas la dire, et c'est
regrettable,
Ça nous aurait fait rire un peu ;/Car le juge, au moment
suprême,
Criait : "Maman !", pleurait beaucoup,/Comme
l'homme auquel, le jour même,/Il avait fait trancher le cou.
(…)Siempre
de prestado, sin rumbo,
como cualquiera, aquí anda,
se lava aquí, tozudo,
entre nuestros zapatos.(…)
Claudio Rodríguez, "Gorrión"
"Respecto a ella [la función apelativa del lenguaje] hay tres clases de animales: los que no se llegan a dar por aludidos a ninguna señal de voz humana -un niño recién nacido, una tortuga-; los que gregariamente acuden a llamadas específicas -los gatos ("ps-bs-bs"), las gallinas ("pita-pita")-; los que singularmente atienden por su nombre individual -un perro adulto, los bueyes de una yunta. Sólo a esta última clase es pertinente la imposición y empleo de prosopónimos o nombres de persona. En los bueyes del carro o del arado es donde más estrictamente se ejerce la función, pues hay que estar apelando de continuo ora a uno ora a otro buey, si se retrasa o si hay que dar la vuelta, y ellos han de saber a quién habla en cada caso el labrador o el carretero." (Sánchez Ferlosio, R, "Personas y animales en una fiesta de bautizo", en Ensayos I, Altos estudios eclesiásticos, Gramática, narración, diversiones, Ed. I. Echevarría, Debate, 2015, p. 6-7)
"Son los pájaros naturalmente las más dichosas criaturas del mundo. No lo digo porque si los ves o los oyes te alegren el corazón; sino porque resultan así en sí mismos, quiero decir que sienten alegría y dicha más que ningún otro animal. Se ve al resto de los animales normalmente serio y grave; y muchos de ellos parecen hasta melancólicos..." Elogio de los pájaros, Leopardi
"Sin saberlo, los pájaros tienen una función cósmica. La naturaleza que ha sobrevivido en estos tiempos modernos los ama naturalmente; y ellos aman a la naturaleza. Aman a la naturaleza y la hacen feliz. Con los hombres tiene una relación íntima: lo que nos parece gracioso a nosotros, se lo parece también a ellos; prefieren el espacio civilizado o artificial y las plantas cuidadas y ordenadas, los ríos ceñidos por sus márgenes. Es esos parajes su voz es más dulce y amable y su canto más modulado. Rehuyen sin embargo los terrenos cuyo suelo quedó áspero e inculto. Cantando, ríen como los hombres, que en su alma tienen un lado pajaril, aunque casi siempre emperruchado: así es como ellos representan el ideal, la utopía de los hombres... Esas voces resonantes de alegría y solemnes, esos plausos a la vida universal, esos testimonios de felicidad de las cosas que nos llegan a través del canto-risa de los pájaros, son falsos, añade Leopardi en un inciso" (Citati, Piero, Leopardi, Mondadori, 2013, p. 272)
Se llenó ayer El País de disquisiciones sobre literatura y
vida, aunque era domingo y no sábado, que es el día de Babelia. Mi conclusión
es que casi siempre la vida (zona privada de la realidad toda) es un asquito,
lenta desilusión que se convierte en topetazos al cabo de unos cuantos años -y
vuelta a empezar. Pero qué sería de la literatura si no existiera esa realidad.
En cuestión de encuentros, quizá el mejor de mi adolescencia tardía fue Clelia, aunque no olvido detalles de la princesa Micomicoma, tan clara
de piel que se le veía el vino pasar por el pomo di adamo (nuez,
para los prosaicos), de forma que siempre quise besarla. Antes, había estado
enamorado de la novia de A. Adamov, pero a esa casi no la recuerdo. Me queda
solo su foto cubierta de tiras de celo en una carpeta. Hace no muchos también
tuve un affair (amorazzo) con Natasha, aunque también me atraía la
princesa María. Pienso en la dificultad de elegir, en la grandeza moral que supone y pienso en especial en Machín, que decía querer a dos mujeres a la vez.
Pienso en todo eso y me digo que si no hubiera sido porque de camino al trabajo, después de comer, en el váter, un rato al levantarme, en fin, metido en la grietas de la realidad, podía leer aquellas páginas, no habría conocido lo mejor de la vida, la literatura que habla de la vida. No hay una cosa sin la otra y viceversa.
Recojo unas cuantas citas del País de ayer:
"¿Qué le preocupa de la realidad, de lo que es verdaderamente
real? Juan Marsé me ha dicho más de una vez que me acerco “cautelosamente
a la realidad”. Y yo todos los días me acerco cautelosamente a su frase. La
estudio, la pienso, trato de averiguar qué ha querido decir. Sólo sé por el
momento que la realidad es dolorosa, no descubro nada. Pero encontramos también
a la realidad en el descubrimiento de que la literatura es lo mejor de la vida.
Pero lo es a condición de que la vida sea lo mejor de la literatura". (Vila-Matas)
"Diré que no poseemos más conciencia que la literatura; que
su función como conciencia es la de informarnos de nuestra incapacidad de
aprehender el horrendo peligro de la fuerza nuclear. La literatura ha sido la
salvación de los condenados; la literatura, la literatura ha inspirado y guiado
a los amantes, vencido a la desesperación, y tal vez en este caso pueda salvar
al mundo". (Fresán cita a
"En el taller de escritura hablamos mucho de la
conversación como materia narrativa, así
que envié a toda la clase a escuchar conversaciones. Tenía gente en el
tanatorio, en el metro, en el autobús, en diferentes bares y cafeterías, en el
mercado, en la consulta del pediatra, en el especialista de la piel… Yo mismo
formé parte de una patrulla que recogió conversaciones de museo. No dejamos sector
por cubrir en la idea de disponer al menos de un diálogo por situación
novelesca. Estuvimos dos semanas transcribiendo las conversaciones grabadas y
analizándolas sin hallar nada de interés en ninguna. Resultó que en los
tanatorios se hablaba como en los tanatorios, en los autobuses como en los
autobuses, en los bares y cafeterías como en los bares y cafeterías, etcétera". (J.J. Millás)
"Pero veo de un tirón los 10 capítulos de la primera
temporada de la danesaBorgen y flipo. Con su argumento, su credibilidad,
su ritmo, sus actores. Es muy buena. Y me habla modélicamente de una realidad
fatigosa que vive nuestro enfangado país. Después de las elecciones no hay
forma de que los partidos lleguen a un acuerdo para gobernar el país. Y
comienza el yo te doy si tú me das, el transfuguismo, las alianzas que parecían
imposibles, los chantajes entre colegas. Da igual su ideología. Se trata de
pillar poder. ¿Les suena esta turbia movida?" (Boyero)
Llega el carnaval y da gusto ponerse máscaras, no como el
resto del año, cuando el disfraz diario es tan pesado. Las verdaderas máscaras son
las que llevamos en el trabajo, en el autobús de vuelta a casa, en el ascensor,
hasta en casa, por momentos. Máscara con los
vecinos, máscara de blog, máscara de facebook, máscara indignada, máscara sobre
máscara, capa sobre capa, la máscara que sea con tal de no quedarte en cueros, pues cuero es lo que separa nuestro cuerpo, cadáver ambulante (denominación inventada por Quevedo para un síndrome que llegaría siglos después), del aire y no somos solo, shape without form, shade without colour, como decía otro poeta. Hasta que por fin llegan las tardes de carnaval y puedes
quitarte por fin toda la cosmética para ponerte una
máscara de mentira salir a vacilar.
El fotógrafo francés Charles Fréger fotografió a
setenta hombres salvajes (Wilder Mann, fruto del cruce, según algunas
tradiciones legendarias, de oso y mujer) ligados a ritos carnavalescos de
distintos países europeos, entre ellos Austria, Bulgaria, Croacia, Finlandia,
Francia, Alemania, Grecia, Italia, Macedonia, Polonia, Portugal, República
Checa, Rumanía, Escocia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suiza, Hungría,
Inglaterra e Irlanda. Las fotos han sido expuestas y también publicadas en un libro.
He aquí alguno de estos multiformes hombre
salvajes, multicolores, hechos con diversos materiales, casi todos ellos unidos
por la hermandad del palo, porra o estaca, y a menudo dotados de instrumentos que
hacen ruido. Solo quien ha hablado con ellos sabe qué lenguas hermosas hablan,
si es que hablan y no solo gruñen. Yo solo los he visto en foto y en algún sueño, pero seguramente viene a arrancarnos las máscaras.