Mientras espero con inquietud el comunicado que informe sobre el rescate (financiero) a España sufro alucinaciones varias. En una de ellas, me veo a mi mismo vagando por los Monegros con un grupo de profesores de lo que un día se llamó Enseñanzas Medias. Vamos vestidos con jirones de unas camisetas verdes que nos sirvieron para reivindicar una causa perdida. Entre nosotros va cundiendo el desánimo. Somos perseguidos por bandas de chacales que quieren acabar con los funcionarios réprobos del estado y hace ya meses que no hemos dado ninguna clase. Por eso, tenemos mono de aula y de vez en cuando, a turno, fingimos ser alumnos durante una hora. Uno silba y ya sabemos que eso quiere decir que no puede más sin darse una clasecita. Nos paramos bajo el sol o la lluvia y fingimos atender. Yo he notado incluso alguna mirada puesta en mis palabras, miradas de ilusión por aprender italiano en los Monegros.
Nuestro peor enemigo, a parte de las bestias que nos quieren comer, es la banda de ex políticos y banqueros que se ha echado al monte, a resultas de las exigencias del FMI, que dijo que había que reducir el número de empleados de los bancos. Escogieron a los pocos buenos que quedaban y los largaron. Es tal el cabreo y desesperación que llevan encima de sus polvorientos trajes azules, llenos de desgarros que, en cuanto ven un jirón de camiseta verde, se te tiran al cuello. ¡Como si nosotros tuviésemos la culpa!
En otra alucinación veo a Zapatero diciendo sonriente, No os fallaré; después es Rajoy el que con aire convencido explica lo que va hacer y sobre todo lo que no va hacer. O se confundió al principio del párrafo y donde ponía no haré debía poner haré, o va siendo hora de aceptar que lo que nos dicen nuestros dirigentes, en especial presos del entusiasmo de los primeros momentos tras la victoria electoral, debe ser entendido como un augurio de lo contrario. Me fiaré de aquel que no diga nada de nada, que con humildad sentida no se presente como un mago, un ingeniero calificado, una persona experimentada, un profesional del tema, me fiaré de aquel que acepte modestamente que la puede cagar, que su lema será el hipocrático, lo pirmero, no hacer daño. Aunque, visto lo visto, mejor que no diga nada de nada, que calle y apechugue con la soberbía del político, con el vacio de estómago que se produce cuando se tiene al 99% de ellos.
El bailout explicado en dibujos animados:
- Do you believe the politicians are honest?
- No!
- Do you believe the bankers are fair?
- No, I definitely do not believe!
Otros rescates, dos horribles y uno al que me apunto: