sábado, 9 de junio de 2012

Delirios del rescate, sábado, 9 de mayo de 2012, 19.15 horas.

Mientras espero con inquietud el comunicado que informe sobre el rescate (financiero) a España sufro alucinaciones varias. En una de ellas, me veo a mi mismo vagando por los Monegros con un grupo de profesores de lo que un día se llamó Enseñanzas Medias. Vamos vestidos con jirones de unas camisetas verdes que  nos sirvieron para reivindicar una causa perdida. Entre nosotros va cundiendo el desánimo. Somos perseguidos por bandas de chacales que quieren acabar con los funcionarios réprobos del estado y hace ya meses que no hemos dado ninguna clase. Por eso,  tenemos mono de aula y de vez en cuando, a turno, fingimos ser alumnos durante una hora. Uno silba y ya sabemos que eso quiere decir que no puede más sin darse una clasecita. Nos paramos bajo el sol o la lluvia y fingimos atender. Yo he notado incluso alguna mirada puesta en mis palabras, miradas de ilusión por aprender italiano en los Monegros.

Nuestro peor enemigo, a parte de las bestias que nos quieren comer, es la banda de ex políticos y banqueros que se ha echado al monte, a resultas de las exigencias del FMI, que dijo  que había que reducir el número de empleados de los bancos. Escogieron a los pocos buenos que quedaban y los largaron. Es tal el cabreo y desesperación que llevan encima de sus  polvorientos trajes azules, llenos de desgarros que, en cuanto ven un jirón de camiseta verde, se te tiran al cuello. ¡Como si nosotros tuviésemos la culpa!

En otra alucinación veo a Zapatero diciendo sonriente, No os fallaré; después es Rajoy el que con aire convencido explica lo que va hacer y sobre todo lo que no va hacer. O se confundió al principio del párrafo y donde ponía no haré debía poner haré, o va siendo hora de aceptar que lo que nos dicen nuestros dirigentes, en especial presos del entusiasmo de los primeros momentos tras la victoria electoral, debe ser entendido como un augurio de lo contrario. Me fiaré de aquel que no diga nada de nada, que con humildad sentida no se presente como un mago, un ingeniero calificado, una persona experimentada, un profesional del tema, me fiaré de aquel que acepte modestamente que la puede cagar, que su lema será el hipocrático, lo pirmero, no hacer daño. Aunque, visto lo visto, mejor que no diga nada de nada, que calle y apechugue con la soberbía del político, con el vacio de estómago que se produce cuando se tiene al 99% de ellos.

El bailout explicado en dibujos animados:

- Do you believe the politicians are honest?

- No!

- Do you believe the bankers are fair?

- No, I definitely do not believe!

Otros rescates, dos horribles y uno al que me apunto:

Momentos Roth, un recorrido personal por 10 obras de Philip Roth. Lo que más me gusta de cada una de ellas: Me casé con un comunista (I).

 
- Pastoral americana (II).
- La mancha humana (III).
- La Conjura contra América (IV).
- Humillación (V).
- Némesis (VI).
Portada de Me casé con un comunista

1. Me casé con un comunista (1998):
La poética, los rasgos constitutivos del escritor, tal como aparecen descritos en cuatro o cinco páginas. El personaje a través del cual se expresan es Leo Glucksman, el profesor que adopta a Zuckerman, el joven protagonista que quiere ser escritor y cuyo guión radiofónico, su ópera prima, considera una porquería. Leo es una especie de contrafigura de Ira, “un fácil blanco para la visión utópica”. Esto es parte de lo que dice Leo:
“¿Quieres una causa perdida por la que luchar? Entonces lucha por la palabra. No la palabra ampulosa, no la palabra inspiradora, no la palabra a favor de esto y en contra de aquello, no la palabra que anuncia al público que eres una persona maravillosa, admirable, compasiva, que está al lado de los oprimidos (…) ¡No, lucha por la palabra que dice a las pocas personas cultas condenadas a vivir en Estados Unidos que estás al lado del mundo! este guión tuyo es basura. Es horrible. Es exasperante. Es basura vulgar, primitiva, ingenua, propagandista. Empaña el mundo con palabras.…¿Por qué escribes estas proclamas? ¿Porque miras a tu alrededor y te escandalizas? ¿Porque miras a tu alrededor y te conmueves? La gente cede con demasiada facilidad y finge sus sentimientos. Quieren tener sentimientos enseguida, y los de escandalizado y conmovido son los más fáciles, así como los más estúpidos…
La política es la gran generalizadora –me dijo Leo-, y la literatura, la gran particularizadora, y no solo están en relación inversa entre ellas, sino en relación antagónica. Para la política, la literatura es decadente, blanda irrelevante aburrida, terca, insípida, algo que no tiene sentido y que realmente no debería existir. ¿Por qué? Debido al impulso particularizador en que consiste la literatura. ¿Cómo puedes ser un artista y renunciar al matiz? Pero ¿cómo puedes ser un político y permitir el matiz? En tanto que artista, el matiz es tu tarea. Tu tarea no consiste en simplificar. Aun cuando decidieras escribir de la manera más sencilla, a lo Hemingway, la tarea sigue siendo la de aportar el matiz, elucidar la complicación, denotar la contradicción. No se trata de eliminar la contradicción, de negarla, sino de ver dónde, dentro de la contradicción, se encuentra el ser humano atormentado. Permitir el caos, dejarlo entrar. Tienes que dejarlo entrar o, de lo contrario, produces propaganda, si no para un partido político (un movimiento político, estúpida propaganda para la vida), sí para la vida como ella preferiría ser divulgada. Durante los primeros cinco o seis años de la Revolución rusa, los revolucionarios gritaban: ‘¡El amor libre, existirá el amor libre!’. Pero, una vez estuvieron en el poder, no pudieron permitirlo, porque ¿qué es el amor libre? Es caos, y ellos no querían el caos. No es para eso para lo que habían hecho su gloriosa revolución. Querían algo disciplinado, organizado, contenido, científicamente predecible, a ser posible. El amor libre inquieta a la organización. La literatura inquieta a la organización. No porque esté flagrantemente a favor o en contra, o incluso lo esté de una manera sutil. Inquieta a la organización porque no es general. La naturaleza intrínseca de la particularidad estriba en no amoldarse…No tienes necesidad de escribir para legitimar el comunismo o el capitalismo; estás al margen de ambos. Si eres escritor, no te alías con uno ni con otro. Ves diferencias, sí, y, por supuesto, ves que esta mierda es un poco mejor que aquella mierda, o que aquella mierda es mejor que ésta. Tal vez mucho mejor. Pero ves la mierda. No eres un empleado del Gobierno. No eres un militante. No eres un creyente. Eres una persona que se enfrenta de una manera muy diferente al mundo y a lo que sucede en el mundo. El militante presenta la fe, una gran creencia que cambiará el mundo, y el artista presenta un producto que no tiene cabida en ese mundo, que es inútil. El artista, el escritor serio, introduce el mundo algo que ni siquiera estaba ahí al comienzo”. (Me casé con un comunista, Philip Roth, Debolsillo, 2011, trad. Jodi Fibla, p.317, 323-24)
 
Por lo demás, hace vibrar la inútil lucha titánica de Roth por salvar una novela que por momentos hace aguas, con unos personajes insuficientes, la actriz protagonista, su hija. Demasiada época, un momento histórico brutal, la caza de brujas, la guerra fría, el anticomunismo, la fe en el socialismo, para unos caracteres que no veo a la altura del proyecto. Bellow se lo dijo en estos términos, pero en inglés: Il lettore, per rispetto al tuo talento, è più che disposto ad andare avanti con te. Ma non sarebbe capace, come non lo sono stato io, di andare avanti con Ira, probabilmente il meno riuscito dei tuoi personaggi. Suppongo che tu non riesca a sopportare Ira più del lettore. E tuttavia rimani fedele a questo testone di ferro – questo idiota grande e grosso, che ti attrae per motivi a me del tutto sconosciuti.
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Author Philip Roth sitting at typewriter seen through panes of window, at Yaddo artist's retreat. Photograph: Bob Peterson/Time Life Pictures/Getty Images 





Nadal en blanco y negro, el mejor tú del tenista, gracias a Corinne Dubreuil

Entre veras y bromas.

Los intentos primitivos de introducir el color permanente  en la fotografía se remontan a 1861, pero la primera película diapositiva moderna en color, la Kodachrome, no se produjo hasta 1935. Entre la fotografía en color y la fotografía en blanco y negro media un océano, un paradigma distinto, una cosmovisión diferente, algo parecido a la diferencia que debió existir entre la vida urbana iluminada por la luz eléctrica y la oscuridad previa o las penumbras derivadas de otros sistemas de alumbrado, la misma distancia que hay entre el mundo creyente, lleno de iglesias, ritos, rezos, sacerdotes, y la sociedad secularizada, en la que unas monjas con hábito que caminan por la calle no pasan de ser una presencia folclórica y en la que ahora que es verano muchos de los que entran en las iglesias lo hacen solo para refrescarse. El blanco y negro entronca con una visión opuesta, en cierto sentido, a la que pertenece el color, busca otras cosas, otros tonos, enfoques, emociones. No hace mucho leí que en la carrera pictórica de L. Freud fue determinante el paso del pincel de marta al pincel de cerdas, fruto del consejo que le dio F. Bacon, entonces todavía amigo suyo. Si fuera un escritor se diría que paso del boli de punta fina a la pluma estilográfica. Aunque no sé si es del todo acertada la comparación, la verdad es que cambió su estilo, su intención, el punto de partida y de llegada. Algo parecido ocurre entre el color y el blanco y negro, tan diferentes como los paradigmas científicos de Khun.

La fotógrafas Corinne Dubreuil, muy ligada al mundo del tenis y en particular al torneo parisino Roland Garros (Garros, con una ese que suena en francés, no Garró, como les ha dado por decir a los comentaristas televisivos, víctimas de una ultracorrección, Garros, el aviador,  que, por cierto, aparece citado en À la recherche du temps perdu, de M. Proust), ha publicado en su blog un servicio en blanco y negro dedicado a Nadal que tiene el aire vintage de la gran fotografía. Detalles, gestos, emociones con la calidad que proporcionan las máquinas fotográficas actuales, pero con sabor añejo. Una mezcla que no siempre proporciona buenos resultados, pero que en este caso da un óptimo futo, el de reinventar un héroe deportivo, un atletas, uno de esos seres privilegiados que siempre ocuparon una alta cuota en el monte Olimpo, Nadal, quien, como la mujer de la canción de Led Zeppelin, is buying a stairway to heaven. Lástima que lo haga chapoteando entre tantos millones que ni siquiera él se libró de las noticias que hablaban de irregularidades fiscales en sus empresas. La habilidad de los diseñadores hizo, por lo menos, que el símbolo de su patrocinador fuera el ala de Niké, la diosa de la victoria.

Nadal, entre los cielos y la tierra, tiene gestos de mortal, cierta espontaneidad contenida que le acerca a los ejemplares humanos que han alcanzado la madurez, pero como delatan estas fotos, coge con la punta de los dedos, o casi, cosas que los demás cogeríamos con más mano, mira a la lluvia como si la hubiese mandado un dios amigo suyo que quisiera hacerle una broma, o mejor dicho, mira todo sin mirar del todo, mira el mundo sin dejar de mirarse a sí mismo, mira con la inteligencia de quien procesa lo visto,  mira como una máquina perfecta que además siente.

(Fuente de las fotos, a través de Repubblica)

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

Roland Garros, Nadal in bianco e nero

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viernes, 8 de junio de 2012

Este año es Philip Roth quien premia a la Fundación Príncipe de Asturias o de cómo darse prestigio acercándose a quien ya lo tiene

- Me casé con un comunista (I).

- Pastoral americana (II).

- La mancha humana (III).

- La Conjura contra América (IV).

- Humillación (V).

- Némesis (VI).

Pienso a veces que algunas instituciones u organismos que conceden premios de prestigio tienen cierto morro al otorgarlos a personas cuyo prestigio y reconocimiento es muy superior al del organismo o institución que los concede. A nivel mundial, la Fundación Príncipe de Asturias, que es de quien dependen los premios Prícipe de Asturias, no deja de ser una de las muchas fundaciones locales existentes, cuyos objetivos no dejan de ser limitados. Al fin y al cabo, según reza su página web, la Fundación, desprovista de todo fin lucrativo, tiene por objeto contribuir a la consolidación, de acuerdo con los tiempos actuales, de los vínculos existentes entre el Príncipe de Asturias, Heredero de la Corona de España, y el Principado de Asturias –por cierto, a qué se deberá que el término heredero aparezca escrito con mayúscula.

Quiero decir con esto, que, limitándonos a los dos últimos premios de las letras, L. Cohen, el año pasado, y, en otro orden de cosas, Philip Roth,  este año, son creadores con una proyección mediática y de una trayectoria más contrastada que la Fundación misma, de forma que, de alguna manera, quien resulta prestigiado es, sobre todo, quien concede, más que quien recibe el premio. Debería existir, quizá, un catálogo razonado de candidatos a los que una fundación está legitimada a premiar, basado en cierta equiparación en el rango. Por cierto, ¿se dignará Roth en venir a recoger el premio, habrá habido negociaciones previas con él en ese sentido?

Fuente de la foto

Realidad y ficción, tú en tu casa y yo en la mía

 

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jueves, 7 de junio de 2012

Inventario (bestiario y objetario) de monerías de colores…y llegó la Sopa de Pantera de Rossario de la Varga

Charo de la Varga, autora de la exposición de febrero de este año en Elparedonhelarte, expone una obra suya en La Pantera Rossa.
Inventario (bestiario y objetario) de monerías de colores…y llegó la Sopa de Pantera de Rossario de la Varga.
Un burro todo de algodón; la gran ballena blanca, reinventada para el cine por Bradbury, muerto ayer; la castaña dorada de Lady Di, desdeñada por el zafio príncipe; el pequeño caballo azul; un perro verde verde, como yo; el tigre de papel de Mao, un animal más pesado que el ave fenix; la rama dorada,  libro que, a pesar del hermoso título, nunca he leído; tu nariz, llena de Nivea, manchada de helado o roja por el sol (son muchos años juntos); el Pequeño tío a topos de Pipi Calzaslargas, una niña que era demasiado para mí, tan bueno, según mi madre; mi perro tricolor, con tres o cuatro uñas negras y tres o cuatro blancas; el enfermizo periquito ceniciento, que de tan solitario como era murió solo en la jaula; aquel horrible mono albino de Barcelona, con el que, sin duda, obligaban a los niños a entusiasmarse;  la lluvia amarilla, no la de los blogs eróticos, sino la del recuerdo envejecido, como en el Tiempo amarillo, de Fernán Gómez o el Cuaderno amarillo de Pániker; tu camisón butano, largo y opaco, de cuáquera más que de budista; los zapatillas de gamuza azul que tan sabrosas le resultaron a Roco; el empalagoso Submarino amarillo que vi en el Cine Azul una tarde gris; purple rain, purple rain, del millonario enano atómico que buscó mujer por internet; tus ojos, casi siempre del mismo color; la topolino amaranto, che è un incanto y la giarrettiera rossa, solo questione di un momento; bueno, y, ya puestos, el león de Azzurro.
Por último, el vestido negro de Rossario de la Varga, que parece tan mono, con su volante de flores o pétalos. Se ve en esa foto misteriosa que la autora de Sopa de Pantera (feminismos, política, arte, poesía, novela, filosofía…con ayunos felinos y recetas caníbales) publicó en Facebook: ella y otros dos comparsas, con sandalias sobre el suelo mojado; él, con los pies bien pertrechados, pero como si tuviera que irse; ella, bien asentada, y él, más liviano; él, de medio lado y ella, medio de frente.
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Vuelven las protestas de los mineros del carbón ante lo que consideran un abandono del sector.

Da la impresión de que la prensa extranjera se está ocupando más que la nacional de las protestas de los mineros por los recortes en las ayudas. El Wall Street Journal publica una espectacular galería de imágenes, entre las cuales la siguiente:

Juan Manuel Serrano/Associated Press

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European Pressphoto Agency. Protesters in León.

martes, 5 de junio de 2012

El grito de Tarzán, marca de la casa. Muere Sergio Tedesco, el doblador italiano de J. Weissmüller

Los personajes de la narrativa popular suelen tener algún gesto que les caracteriza. A veces, en lugar de un gesto es un ruido o un movimiento, una muletilla que repiten. En otras ocasiones, son los autores cultos quienes atribuyen esos tics a sus personajes para darles más intensidad, como quien se figura a un marinero con tatuajes. También hay gestos cultos entre los personajes de media cultura, como Pepe Carvalho, que quemaba un libro en su chimenea en cuanto podía. Lo que pasa es que, en casos como ese, se nota demasiado la mano del autor en los detalles, o sea, en los autores destinados a la pira. Por cierto, qué bien hizo en quemar Tress horas en el mu seo de El Padro, de E. Dors, porque parecen trece.
Pasarse el  dedo por los labios, levantar la ceja, mover las orejas, cojear cuando llueve, estirar el dedo meñique, poner voz aflautada cuando la cosa se pone difícil, jurar por todos los dioses, fumar de ciertas maneras, y, en el caso de Tarzán, pegar un grito de llamada cuando se encuentra en dificultad, cuando viene el lobo, por así decirlo, pero no en vano, como el pastor del cuento. Un grito inarticulado y bastante largo que hace que el resto de los animales acuda en su ayuda y que fue su marca distintiva durante muchos años, hasta que el personaje murió por razones que no alcanzo a entender, quizá porque los remakes del héroe no han sido demasiado afortunados, o quizá por alguna razón que se me escapa y que hace que su personaje no esté a la altura o bajura de los tiempos. Se dice que Weismüller murió en una residencia para ancianos en la que no paraba de gritar sin ton ni son, pero se dice también que murió con poca voz, entre otras cosas por una traqueotomía a la que había sido sometido
Sergio Tedesco, el actor y tenor que doblaba en italiano a J. Weissmüller, el Tarzán más popular de todos, ha muerto recientemente. Van quedando pocos de aquellos dobladores del cine clásico. Vaya en su recuerdo el grito:



lunes, 4 de junio de 2012

Toda una vida encendido. El neón de la cafetería Clifton cumple el sueño de vivir 77 años a tope.

El sueño del enamorado, el del rockero, el del héroe romántico, del artista siempre inspirado, el de la vida sin depresiones, del capitalismo acíclico, pero sin muerte prematura, sin decadencia debida a la edad, sin canas, sin viagras, sin ciclotimias o crisis, sin deterioro por consumos excesivos, eso es lo que simbólicamente ha cumplido un neón de la cafetería  Clifton, de Los Angeles. La bendita bombilla, como si con ella no hubiera ido la gran depresión, las guerras mundiales, las guerras neocoloniales, las revueltas de los años setenta, las elecciones presidenciales, ni siquiera los días de cierre semanal, ha estado encendida sin parar durante más de setenta años, el equivalente a 17.000 dólares de consumo. Todo un prodigio pre led que quizá debería llevarnos a valorar aquellos cebadores que, tras dos o tres años, acababan por emitir un pitido continuo desde el techo de las cocinas. Eran como pequeños tubos de medicinas, pero acababan en dos tornillos que había que alojar allá arriba, en el soporte del neón, a una altura a la que casi nunca se subía, cuando los techos de las casas solían ser más altos. El neón, además, no moría de repente, sino que iba dando síntomas de su enfermedad, pérdida de intensidad, intermitencias, ennegrecimiento en los laterales, ruidos metálicos, lo mismito que nosotros cuando vamos cumpliendo años. De los Estados Unidos, tierra de prodigios técnicos y humanos, patria de lo insólito, tantas veces supremamente vulgar, llega esta noticia que,  ahora que mis luces, si no a fallar, por lo menos comienzan a tener que ser cuidadas, me inquietará durante unos días y repetiré hasta la saciedad cuando alguien me cuente que se le ha estropeado algo en seguida o hable de la obsolescencia programada.