jueves, 24 de octubre de 2013

Muere M. Escobar. La nostalgia retrógrada de Dónde estará mi carro (rosebud) frente al canto a la libertad de Porque no engraso los ejes.


montal1Miro a ver dónde colocaba V. Montalbán en su Cancionero  general del franquismo (Ed. Crítica, 2000) una de las canciones emblemáticas que interpretó el hoy fallecido M. Escobar, Mi carro, y la encuentro en el capítulo titulado Hacia la normalización neocapitalista (1954-1970), en el apartado La canción nacional. En el prólogo al libro, Montalbán también se refiere a la canción, presentándola como un ejemplo tardío, sino desfasado, de un gusto que había dado ya paso a otras tendencias músico sentimentales. Una canción retro, vamos:
“La corriente de la canción nacional sobrevive hasta los años setenta, pero gracias a la inercia retórica. Es decir: esta tendencia está históricamente vivificada por el culto a la peculiaridad y al aislacionismo; en cuanto las fronteras se abren y penetran capitales y discos extranjeros, esta tendencia

  È morto Manolo Escobar   video   inventò il "porompompero"

queda arruinada y sólo subsiste para alimentar retóricamente a un público inmovilizado en esta fase del gusto. Su adecuación a los tiempos marca el viaje que va desde El romance de la otra hasta Dónde estará mi carro, desde Conchita Piquer a Manolo Escobar. La España agraria ha traspasado la hegemonía a la España urbana en la que ya no quedan carros".
Mi carro fue escrita en 1969 por A. Cintas y R. Jaén. Dejando a un lado el final semifeliz de la historia (Preguntando busqué/ por todas partes,/ y por fin lo encontré/ sin atalajes), el texto chorrea por todas partes una nostalgia no asumida por un universo que se descompone. Si en Ciudadano Kane rosebud, el trineo en el que el futuro millonario fue feliz de niño, se convierte en el leitmotiv de su agonía, en forma de némesis que le recuerda que el poder no hace del todo felices, el carro al que Escobar cantaba es el símbolo de una España agraria que ha ido viendo cómo la mano de obra tenía que emigrar a las ciudades en busca de un futuro mejor. Algo parecido a lo que Celentano cantaba con otro estilo en Via Gluck. El carro, por más que esté tuneado, evoque el olor de las romerías, la cercanía del río o la visión de la luna de amor (Les digo por el camino/hablando con los romeros,/que lleva sobre las varas/mi nombre grabao a fuego…porque en él me crié/ allá en el río…En mi carro gasté/ una fortuna,/ y en mis noches de amor/ llevé la luna), es un inútil medio de transporte en la gran urbe, el campo lleva tiempo mecanizándose, y mejor hubiera hecho el dueño en ahorrar para una letra del seiscientos que en empeñarse en buscarlo para seguir recordando el terruño que abandonó, no le fuera a ocurrir como a Boabdil, que lloró por lo que no había sabido defender como hombre. Además, a este buscador empedernido de un símbolo del pasado se le hubieran reído en su cara los amigos, que ya no querían saber nada de aperos. Mi carro es, en cierto sentido, la versión especular de Porque no engraso los ejes, verdadero canto, ese sí, a la libertad, a la diferencia, y no mera expresión de añoranza por el antiguo régimen, aunque retóricamente esté muy conseguida.
Coda: Aplíquese lo dicho a la cantilena dónde estará mi móvil, mi ipad, mi libro, mi honra, etc.

Sinestesia: aroma musical

 

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martes, 22 de octubre de 2013

Mujer virtuosa, con los pies destrozados, busca hombre maduro para relación seria. Se adjuntan fotos.


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Mujer cariñosa, de cientos de años, buena presencia, culta, casi un dechado de perfeción, pero con los pies destrozados y poco amante de los viajes, busca hombre secular con intenciones serias, aunque tenga callos en las manos, para compartir la espera de una varita mágica que les dé la vida. Se adjuntan fotos.

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lunes, 21 de octubre de 2013

Gafas nuevas

 

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No soy yo asiduo invitado en su guarida
y allí me siento trastornado. (Pseudo Ajmatova)