José Ortiz expondrá su obra el curso que viene en la E.O.I.1 de Zaragoza. La galería Libros (Fuenclara, 2, Zaragoza) hace unos días tenía colocados algunos de sus cuadros en el escaparate. Ahora está cerrada por vacaciones, pero quizá a la vuelta las obras sigan allí. Las fotos que aparecen a continuación, a menudo con demariados reflejos, no hacen justicia a la delicadeza de la pintura, pero sirven para imaginar el gusto que puede dar verlas colgadas en el paredondehelarte dentro de unos meses:
jueves, 15 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
Escena familiar de macacos japoneses
Sencillamente que comprendo en qué estaba pensando el viejo babuino macho mientras contemplaba la puesta de sol, el jefe del grupo, aquel del que Marais se sentía más próximo. “Nunca más –pensaba-. Una sola vida y entonces nunca más. Nunca, nunca, nunca”. (Verano, J.M. Coetzee)
Repubblica publica las fotos ganadoras del International Conservation Photography Award (ICPA), según aparecen en la revista National Geographic. Las fotos se exponen en el Burke Museum of Natural History and Culture dell'University of Washington, Seattle, USA. La que se reproduce a continuación ha ganado el primer premio en la categoría "wildlife".
Scimmie giapponesi
Fotografia di Oksana Perkins, per gentile concessione di International Conservation Photography Awards (ICPA)
Esta santa familia (padre, madre, hijo) disfruta de los placeres del agua termal en el parque Jigokudani Yaenkoen. No es que nos parezcamos o se nos parezcan, es que, a menudo, en el mejor de los casos, somos ellos.
lunes, 12 de julio de 2010
Las memorias de C. Blanco Aguinaga. Ni incluido ni excluido, la vida de un exiliado del 39.
Blanco Aguinaga, Carlos, De mal asiento, Caballo de Troya, Madrid 2010. 329 páginas. 17´95 Euros.
...Pasa sin detenerse/la luz/avanzando siempre/la Tierra/por el espacio de los astros/mientras que aquí/-pobres de nosotros-/no vamos a quedar/ni siquiera vascos/ni gallegos cosmopolitas/como Alfaya/ni señoritos de Madrid o de Barcelona/como fueran Gil de Biedma/y Hortelano. (Antonio Ferres, Cruzar Madrid aún)
El prestigioso hispanista Carlos Blanco Aguinaga publica el segundo volumen de sus memorias, De mal asiento, Caballo de Troya, Madrid, 2010. El primer volumen había sido editado en 2007 (Por el mundo. Infancia, guerra y un principio afortunado, Alberdania, Irún, 2007). Eneste, el autor trata de la parte de su vida que empieza con su asentamiento en el terreno sentimental y laboral, como profesor, y termina en 1985, año que pone punto final a su trayectoria como catedrático contratado de la universidad del País Vasco. Su figura, en el ámbito del hispanismo, está ligada sobre todo (a pesar de la gran fortuna de algunos de sus artículos sobre el soneto de Quevedo Cerrar podrá mis ojos, sobre Cervantes y la picaresca, Rulfo u O. Paz) a sus estudios dedicados la generación del
98, en particular a Unamuno, a la generación del 27, con especial atención a Emilio Prados, del que fue amigo y editor, y a Galdós (De mal..., p., 74). Y, cómo no, a aquella Historia social de la Literatura española, que tantas ampollas levantó por su orientación marxista cuando fue publicada en el año 1979 por la editorial Castalia. Lo ha recordado, en ocasión de la publicación de estas memorias, M. Rodríguez Rivero , quien participó en un seminario sobre teoría literaria dirigido por B. A. (De mal...,p., 289).
Foto de C. B. Aguinaga en la contraportada de Juventud del 98, Siglo XXI, Madrid, 1970.
Los tres volúmenes de Historia social de la literatura española, Blanco Aguinaga, C., Rodríguez Puértolas, J., Zavala, Iris M., Castalia, Madrid, 1978.
Del marxismo entendido como método de análisis de la literatura se podría decir, intentando cargar las tintas lo menos posible, algo parecido a lo que comenta Savater en su Diccionario filosófico (1999) sobre las teorías de Freud en torno a la psique humana; a saber, que se trata de un intento de comprensión racional, basado en principios de raigambre humanista, del fenómeno creativo en términos histórico-sociales materialistas. En el fondo, este ejercicio epistemológico no busca sino iluminar un fenómeno que se suele presentar como insondable, fruto de oscuras instancias ajenas, en mayor o menos medida, a determinaciones constatables.
Por lo demás, el marxismo de B.A. no es solo teórico, y de ello queda constancia a través de las diversas luchas reivindicativas en las que tomó parte. Entre ellas, los movimientos de la nueva izquierda que surgieron en los Estados Unidos de América en contra de la guerra de Vietnam o a favor de la incorporación a la universidad, a finales de los años sesenta, de minorías como los chicanos. Algunas de las páginas más interesantes de estas memorias están ligadas a los conflictos en los que participó junto a personajes de la honda raigambre de A. Davis o H. Marcuse, por citar a dos de los más conocidos. Otra de las líneas fructíferas de lectura de estas memorias tiene que ver con la amistad de B. A. con algunos grandes escritores como Prados, Cortázar, C. Fuentes, D. Viñas o Blas de Otero. A ellos se dedican páginas llenas de calor y color.
A algunos otros el autor les dedica, sin embargo, críticas a mi juicio desmedidas, entre ellos a O. Paz, con el que tuvo algo de relación, y a T. S. Eliot (“el tonto pretencioso que creía ser poeta teológico, uno de los peores poetas modernos”, p.17). Por fortuna, este blog se llama holdontightmarie y no Marie, Marie, hold on tight (La tierra baldía), por razones que omito.
No de menor interés es la crónica sobre el hispanismo de la que a través de sus peripecias como profesor universitario en España y EEUU va dejando rastro. Quienes aparecen en ese contexto son, en la mayor parte de los casos, personas que, como él mismo, están ligadas al exilio que provocó el final aciago de la guerra civil y con posterioridad la dictadura franquista. Por el libro desfilan los grandes personajes del Colegio de Méjico, A. Reyes y Raimundo Lida, el discípulo de A. Alonso, y tantos otros, entre los cuales parte de lo más granado de la especialidad, Claudio Guillén, Alatorre, A. del Río, Casalduero, Montesisnos, amén de sus colegas norteamericanos, Gilman, Zahareas o G. Jackson.
Un aspecto nada desdeñable de las memorias son las referencias a capítulos abiertos ligados a la actividad creativa y a la historia. Me refiero, por ejemplo, a esos “virulentos sonetos” de Guillén dedicados a JRJ, de los que C.B. dice haber oído uno, y de los que no ha quedado constancia pública (p., 59-60 y 325); y también estoy pensando en la correspondencia entre Unamuno y Prieto, que según este mismo, si se publicara dejaría a D. Miguel muy mal ante la Historia (p. 45).
Dos apuntes más. El primero sobre la vocación creativa de B.A., presente desde el principio de su trayectoria intelectual -véanse las páginas dedicadas a la señera revista mejicana Presencia(Cap. 1)-, pero más intensa en su madurez y vejez, a través de su labor como novelista, a la que se refiere no pocas veces en este libro. Y el segundo, sobre su condición de exiliado, hijo de exiliados, expulsados de su patria, huidos de sus casas para salvar la piel. Los sentimientos ligados a esa circunstancia vital son una corriente continua que fluye a través de todo el libro, a veces remansada, otras presente como un sentimiento hondo de carencia y, a veces, hasta casi resuelta, gracias a ajustes de cuentas con sus coetáneos que crecieron en España. Quizá la visión panamericanista del continente que le acogió y también su hondo internacionalismo puedan leerse como una sublimación de su herida, como el sueño de una patria no excluyente.
La de Bringas, de Galdós, coeditada por B.A. y su hija Alda (Cátedra, Madrid, 1983).
Momentazos y momenticos, 1000 Awesome Things.
Parece ser que esta página recibe del orden de 50.000 visitas diarias. Algún gran diario ya se ha hecho eco de ella. Contiene pequeñas narraciones sobre hechos, sensaciones, momentos estupendos. Su encanto radica en la banalidad, escasa duración, transitoriedad de lo contado. Quizá sea un canto a la sensibilidad de los desheredados integrados, tan proclives a valorar el detalle, la minucia que nos rescata de la rutina, del yermo cotidiano. También puede que la glorificación del instante placentero que huye sea típica de la manera burguesa de ver la vida. Trabajo y un poco de ocio integrados en un todo armónico, mientras los nobles siempre beben vino de reserva en las justas dosis. Lo cierto es que quien más quien menos todos somos un poco instanteestupendodependientes, algunos en su peor versión como la drogodependencia o la ludopatía, otros en la mejor, la que acepta que el ser es leve y necesita flotar, que no sabemos todo y la sorpresa puede saltar en cualquier instante.
Escojo solo el titular de alguno de los momentazos o momenticos que me llaman la atención:
#464 When characters in movies visit a place you know
#466 Using milk instead of water
#473 When that social event you didn’t want to go to gets cancelled
#474 When someone who doesn’t like pizza crust gives you their pizza crust
#476 Biting off the last piece of the popsicle without losing any of it
#480 Taking Friday off
#485 When someone saves you a seat
#486 Getting through right away when you call a big company
#488 Drying your hands on your pants
Y muchos más, pero quizá, no conviene superar los diez diarios, porque se pasa del buen gusto al empalago.
domingo, 11 de julio de 2010
Fútbol no es rugby. Sudar la camiseta. Mandela hincha malgré lui.
Margot confía en que sus palabras se entiendan en el sentido más amplio, con todo el significado que, para su vergüenza no puede expresar: “Debo decirte lo agradecida que estoy por lo que tú y tu colega estáis haciendo por una anciana blanca y su hija, dos desconocidas que jamás han hecho nada por vosotros sino que, por el contrario, un día tras otro han colaborado en vuestra humillación en la tierra donde nacisteis". (Verano, J. M. Coetzee)
No está escrito en cuaderna vía, pero es un libro de santo de pies a cabeza . En tiempos de Berceo, nuestro excelso hagiógrafo benedictino, las obras de ese género servían a los intereses económicos y propagandísticos del monasterio. El ilustre juglar de la Virgen hacía frecuente referencia al libriello que le servía de modelo para dotarse de autoridad. Carlin se apoya en su propia experiencia como corresponsal en Sudáfrica. Su autoridad proviene de eso que se suele juzgar como trascendental, el haber estado allí, como si Berceo hubiera sido medio colega de San Millán.
Las ediciones española e inglesa del libro: Carlin, John, El factor humano. Nelson Mandela y el partido que salvó una nación, Barcelona, Booklet, 2010. Traducción de M. L. Rodríguez Tapia.
Playing the Enemy. Nelson Mandela and the Game That Made a Nation, Atlantic Books, Ltd, 2008.
Desconozco qué rango ocupan en el protocolo internacional los altos dignatarios de la Fifa, lo cierto es que el organismo es una suerte de estado trasversal especializado en el entretenimiento. El Vaticano, por ejemplo, aunque estado con todas las de la ley y la historia, comparte con la Fifa ese carácter trasversal. Lo dejo ahí, porque veo un berenjenal a la vuelta de la esquina. Se acerca el final de los mundiales de fútbol que se están celebrando en Suráfrica y al ver el otro día a la reina Sofia sentada en el palco vestida de rojo y con una bandera de España alrededor del cuello recordé el libro de Carlin en el que se cuenta que Mandela asistió a la final de los mundiales de rugby de 1995 vestido con la camiseta de los Springbok, el equipo de que simbolizaba la esencia del apartheid, en un país en que el rugby era un deporte casi exclusivamente de blancos. De que a Mandela echarse el cáliz a la espalda, para más inri con el número del capitán, debió costarle sudores fríos no me cabe duda, aunque en este caso la corona de espinas no rascaba tanto, porque los botones de las camisetas de rugby son de plástico para que no se hinquen en la piel durante los encontronazos. Carlin no rebusca, sin embargo, en la conciencia del santo, sino que presenta siempre sus logros bañados en la alegría, la confianza, la sonrisa. Un enfado un día en que Winnie llegó tarde a un compromiso importante a causa de su peluquero, alguna diferencia de opinión con su prole, el disgusto profundo ante el asesinato de un leader negro amigo y cómo se las tuvo tiesas con un general al que le hizo entender que si el conflicto armado se generalizaba todos iban a salir perdiendo, son las únicas asperezas, si es que así podemos llamarlas, del bendito. Lo otro, la dulzura de carácter, la capacidad de seducción, la habilidad en el trato, la constancia, es lo que ocupa la mayor parte del libro, escenificado a través de anécdotas varias.
Del retrato que Carlin hace de Mandela surge la figura de un padre de la patria, una figura excepcional que si el discurso hagiográfico prospera acabará formando parte del escaso panteón de las grandes figuras míticas de la política, escasísimo si nos limitamos al siglo XX. Quizá el rasgo que unifique a las figuras de los santos laicos contemporáneos de la política es la coherencia radical entre los planteamientos y la acción, el esfuerzo en ser ellos los primeros en dar ejemplo con sus vidas. Incluso la credibilidad de los mitos negativos, desde los genios del mal como Hitler o Stalin hasta brujo democráticos como Berlusconi se basa en esa misma aparente coherencia, en este caso negativa. Genio y figura hasta la sepultura. Quizá el puritanismo que se atribuye a la política americana y que ha truncado tantas prometedoras carreras, haya que leerlo en esos términos, no sólo como mero fruto de un apego melindroso por las apariencias.
El libro de Carlin sobre Mandela es el de alguien que ha sido seducido por el modelo que retrata. Yo soy de natural desconfiado y tiendo a leer la imagen que se ofrece de Mandela más como síntoma de las necesidades de Carlin que como un retrato fidedigno, pero hay en mí un margen de incertidumbre que piensa que quizá sea verdad y que la camiseta que el leader negro llevaba en la final de rugby del 95 no era solo fruto del oportunismo, sino que la había sudado de verdad. Las fotos de Hannah Collins sobre el lugar de nacimiento de Mandela que estuvieron expuestas en Caixaforum abundan en los rasgos de la santidad, sencillez, humildad, austeridad: