Tres sketches sobre Angel Duerto:
1. Su hijo Ricardo nos hace la foto de grupo que figura un poco más arriba. Bromeo con él sobre si hemos salido bien o no y oigo que su padre le dice, “pero cuántas has tirado”. Noto en la frase una especie de reproche -quizá Ricardo se ha dejado llevar por el vicio de hacer varias fotos de lo mismo- y veo la impronta de un tiempo en que apretar el botón en la mente del fotógrafo estaba asociado a un proceso complejo y costoso. Había que pensarse cada foto, no malgastar el material. En la era pre digital, además, hacer una o varias fotos era señal de puntería con el objetivo, como en el far west pegarle a medio dólar de plata lanzado al aire con una o más balas. El número de disparos retrataba la calidad del pistolero. Y es que las condiciones de producción determinan los vicios y virtudes del artífice de una actividad y a veces nos confundimos de contexto espaciotemporal.
Si el orden del tiempo se pudiera revertir y hacer que la era digital precediera a la pre digital, el hijo de Angel Duerto podría haber dicho a su padre, “a que solo has tirado una foto, mira que te tengo dicho que hagas varias”.
2. Escribí un texto para la exposición en el que, a la luz de las fotos, hablaba de la relación lírica con la naturaleza que mantenía A. Duerto (Vid el enlace de arriba). Es un texto largo, algo farragoso y un pelín impostado, pero con el diente hincado, creo, en el sitio justo, aunque después la digestión de la pieza no hubiese sido óptima. Ricardo, cuando lo leyó, me dijo que le iba a gustar a su padre. Así es que, durante su visita a la escuela, después de los primeros intercambios de frases banales, me atreví a preguntar al fotógrafo si había algo de verdad en mis palabras. Agradezco su respuesta y estoy de acuerdo con ella: Sí –me dijo-, pero es un poco exagerado.
La verdad es que, además, he notado que quien se expresa a través de imágenes desconfía a menudo de las palabras, como si dijera, pero tú te crees que yo hubiera querido decirlo con palabras hubiera hecho las fotos. Y pienso que de la misma manera que un buen retrato roba el alma y refleja cosas que el modelo desconoce en sí mismo (Proust), la crítica debe tender a descubrir lo que el artista no sabe conscientemente, pero que está presente en su obra. Cuántas veces esto no habrá sido origen de enemistades...
3. Me cuenta su hijo Ricardo que hace años cogió un día el teléfono y alguien preguntó por su padre de parte del conocido pintor y director de cine Julian Schnabel (http://es.wikipedia.org/wiki/Julian_Schnabel). Como su padre no estaba en casa en ese momento dejaron un número de teléfono al que debían llamar cuanto antes porque, según dijeron, Schnabel estaba interesados en las fotos que había visto. Cuando volvió su padre, Ricardo le insistía para que llamara, que era de parte de Julian Schnabel, papá, ya sabes. Y su padre, quién sabe por qué, le dijo, bueno, pues si quiere algo que vuelva a llamar, que tengo mucho que hacer.
Bonitas eran las fotos que vi de Duerto senior, sí señor. Lástima que no siga con ello.
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