domingo, 16 de septiembre de 2012

Instantáneas de Hombres y mujeres no ilustres. La serie “There is something I don’t know”, de Jitka Hanzlová.

 

Jitka Hanzlová, Sin título, 2011. Serie: There is Something I Don’t Know. © Jitka Hanzlová.

Cómo me gustó aquel libro de G. Pontiggia que se titulaba Vite di uomini non illustri (Vidas de hombres no ilustres, Mondadori, 1995, 1993, en el caso de la edición original italiana). Contiene una veintena de biografías de gente común, pero tratada, por lo que se refiere al estilo en el que están narradas sus vidas, como si de personajes ilustres se tratase, siguiendo el tono de las obras de la antigüedad latina. Los acontecimientos elegidos, qué sé yo, un parto cesáreo o con los pies por delante, serían quizá significativos si su protagonista hubiese adquirido trascendencia, pero las vidas que Pontiggia inventó son las de seres anónimos, en las que las anécdotas vitales son importantes, con suerte, para su familia y poco más. El contraste entre el contenido y el estilo dota, sin embargo, a la obra de una difusa ironía igualatoria. Y es que, en el fondo, los intrascendentes detalles escogidos quedan legitimados narrativamente por la pericia de Pontiggia a la hora de demostrar que en la vida del hombre común también caben los signos premonitorios, las extrañas coincidencias y los encuentros reveladores, esos mismos que en las vidas de los personajes ilustres acaban por tener una fatal o feliz trascendencia histórica.

Las fotos de la serie “There is Something I Don't Know” (2000-2012), de Jitka Hanzlová (República Checa, 1958), que hasta el día 2 de septiembre se podían ver en la exposición organizada por Mapfre (visita virtual), en Madrid, comparten con el libro de Pontiggia el tratamiento solemne del sujeto común, acentuado en este caso por los perfiles casi numismáticos, de origen romano, y tan queridos por algunos artistas del renacimiento, los fondos oscuros, también de raigambre renacentista, e incluso por las prendas de vestir que llevan algunos de ellos, a medio camino entre lo principesco y el mercadillo de la esquina. Tengo la sensación, no obstante, de que a diferencia del la obra del escritor italiano, en la que se producía una especie de homogeneización del género humano, por encima de los avatares personales de cada uno, en Jitka Hanzlová hay un empeño por buscar la singularidad, por retratar a sus modelos como especímenes  únicos, o por lo menos situados con total preeminencia en el momento de ser retratados. Pontiggia hablaba de sus sujetos banales como si fueran príncipes, desvelando hasta qué punto los mecanismos de la retórica crean espejismos de excepcionalidad, Hanzlová consigue retratar al príncipe que sus modelos llevaban dentro, como si el espejismo fuera real.

Leo que algunas fotos de la serie fueron hechas en Madrid, poco antes de ser expuestas:

Jitka Hanzlová, Sin título, 2005. Serie: Forest. © Jitka Hanzlová.

 

Jitka Hanzlová, Julia, from the series "There is something I don’t know"

 

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Jitka Hanzlová,  from the series "There is something I don’t know"

 

Sin título, de la serie There is Something I Don´t Know, 2007

Jitka Hanzlová, from the series "There is something I don’t know"

 

Jitka Hanzlová, from the series "There is something I don’t know"

 

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Imagen de la exposición (Fuente)

 

Exposición de la fotografa Jitka Hanzlová en la Fundación Mapfre en Madrid. / SANTI BURGOS

Dos principios de las biografías de Pontiggia:

Nasce, dopo un travaglio di due giorni e con l’aiuto del forcipe, alle cinque del 13 gennaio 1895 nella clinica Maria Addolorata di Pavia. Non conoscerà mai la madre, Giuliana Gagliari, deceduta per anemia emorragica in seguito al parto. Non perdonerà mai a Dio – lo ripeterà tutta la vita – questa ingiustizia.

Vitali Antonio Nasce per parto podalico il 2 luglio 1932 nella clinica Regina Elena di Trento. Sua madre gli ricorderà spesso, nel corso degli anni, i dolori che le ha provocato una nascita simile. Ma solo a cinquantun anni capirà quanto quella anomalia abbia influito sulla sua crescita. Glielo ripete, mentre lo tiene immerso nell'acqua calda della vasca, il 2 luglio 1983, la sua amica di Merano, che gli ha chiesto di rivivere l'evento.

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