viernes, 20 de abril de 2012

Pequeños disgustos de la prensa diaria: vaya maneras de luchar por el medio ambiente. las cacerías reales, el Earth day y el personaje del quemado que escribe cartas públicas para su privado desahogo



Si me dejara llevar por la cantidad de noticias que me desconciertan, si dejara que  el disgusto que me produce lo que leo, esclavo de mi afición a la prensa diaria, se adueñara de mí acabaría como ese personaje de S. Bellow (Herzog) que vive para escribir notas de queja, lamentos, reflexiones iracundas sobre la marcha del mundo. Creo recordar que en una obra de Capote hay otro individuo, quizá una vieja, con la misma afición, y en Pastoral americana (Ph. Roth) el patriarca Levov también se apunta al género de la denuncia epistolar en busca de alivio a su mala leche reconcentrada contra Nixon y los suyos. Entre mis parientes, durante algunos años, cada vez que alguien comentaba un abuso flagrante, una injusticia palmaria, pero poco difundida o insuficientemente reparada, se le respondía con un latiguillo que todavía hoy se nos escapa sin querer: "escribe una carta al El País". Pero eso tenía sentido cuando el diario madrileño todavía era visto como un refugio de la verdad en el que contaba más el ideal que los intereses de la empresa o el futuro electoral próximo. Dos de las noticias que me retumban en la cabeza son el deshonor de la presidencia de honor de Adena (WWF España), que ostenta el rey Juan Carlos, cazador de elefantes, osos, búfalos, leopardos,  y, en general, piezas de caza 
mayor, a veces en lamentable estado, como el Mitrofán, el oso borracho, y otra, la ligada a la celebración del Earh day por parte de miss Filipinas, cuyas fotos publicitarias reproduce la prensa internacional.
"Así, no", diría alguno de los personajes a los que les dolía el mundo, o España, o la humanidad. La ginebra mezcla bien con la tónica, las galletas Chiquilín con el café, pero las excentricidades privadas con ciertos cargos, no, ni tampoco la publicidad comercial, más o menos encubierta, con las causas nobles como la defensa de la naturaleza. Esa falsa sonrisa de la miss yo diría que es más de temer que de agradecer.

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