Roma vestida de blanco acoge a los pelegrinitos después de más de setenta años de caminata. Ya no tienen 15 ni 17 ni casi saben a lo que van, ni recuerdan si son primos. En el camino han envejecido, pero todavía les une un hilo dorado de la mejor falda de ella, la que usaba su madre el día de fiesta. El Papa, al verla, no piensa que ojalá fuera peregrino él también para besarla, o tal vez sí, aún le queda un resto de ilusión entre las telarañas. Del sombrero de hule del pelegrinito cae una gota de agua helada que va a parar a sus manos entrelazadas en señal de aburrido acatamiento. El sombrero de ella, de terciopelo, está empapado, pero resiste. Piensa, para casarnos tal vez no valía la pena la caminata, total, el viaje ha sido nuestra vida, pero ver Roma nevada es un feliz sueño inesperado. Las campanas no repican por el hielo.
(Fuente)
Clica aquí para ver videos y más videos de la nieve en Roma y del caos que ha provocado.
LOS PELEGRINITOS (en la adaptación que hizo Lorca en el 31)
Hacia Roma caminan
dos pelegrinos,
a que los case el Papa,
mamita,
porque son primos,
niña bonita,
porque son primos,
niña.
Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la peregrinita,
mamita,
de terciopelo,
niña bonita,
de terciopelo,
niña.
Al pasar por el puente
de la Victoria,
tropezó la madrina,
mamita,
cayó la novia,
niña bonita,
cayó la novia,
niña.
Han llegado a Palacio,
suben arriba,
y en la sala del Papa
mamita,
los desaniman,
niña bonita,
los desaniman,
niña.
Les ha preguntado el Papa
cómo se llaman.
El le dice que Pedro
mamita,
y ella que Ana,
niña bonita,
y ella que Ana,
niña.
Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
Ella dice que quince,
mamita,
y él diecisiete,
niña bonita,
y él diecisiete,
niña.
Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra,
mamita,
y él de Antequera,
niña bonita,
y él de Antequera,
niña.
Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
El le dice que un beso,
mamita,
que le había dado,
niña bonita,
que le había dado,
niña.
Y la peregrinita,
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara,
mamita,
como una rosa,
niña bonita,
como una rosa,
niña.
Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino,
mamita,
para otro tanto,
niña bonita,
para otro tanto,
niña!
Las campanas de Roma
ya repicaron
porque los pelegrinos,
mamita,
ya se casaron,
niña bonita,
ya se casaron,
niña.
La versión de C. Linares:
La de E. Morente, por bulerías:
La de Pepa Flores (Clica).
Y un pastiche del equivalente italiano del No-Do español, hecho siguiendo los cánones de la más pura retórica fascista, pero en clave de parodia. ¡Gracias Alemanno! (el alcalde romano de oscuro pasado fascista) por haber traído la nieve, ya hace dos años. Por cierto, en la nevada de estos días, ante las dificultades que se estaban provocando, primero dijo aquello de… tranquilos, que aquí no pasa nada, para, ante la gravedad de la situación, acabar por excusarse, echando la culpa a los demás y recurriendo a definiciones que recuerdan el tono del video: “Furia epocale”, contubernio enemigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario