jueves, 9 de febrero de 2012

Consumar el acto poético

Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!  (Pandémica y celeste, J. G. de Biedma)
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Lo mejor para consumar un buen acto poético es no prepararlo demasiado. Pero tampoco conviene dejarlo todo a la improvisación, porque pueden fallar las luces o la calefacción y, aunque los fallos pueden añadir encanto, a menudo, sobre todo cuando se trata de consumar el acto en grupo, acaban por  resultar demasiado molestos. Quedarse poéticamente desnudo ante 30 personas exige que la sensación térmica – la expresión mostrenca de moda ahora que ha remitido la prima de riesgo- no contraiga la piel del poema y sobre todo que las letras no se pongan a tiritar. El otro día, en el acto de inauguración de la expo de Charo de la Varga, celebrado el pasado dos de febrero en nuestra Escuela, no hubiera hecho falta recurrir a hogueras, sensuales albornoces, porque hacía calorcito en el hall, o por lo menos yo, después de la introducción, tenía 03la sensación térmica de arder en caloretas. No hubiera hecho tampoco falta recurrir a ungüentos ni juguetes poéticos de los que anuncian a altas horas de la noche en la tele, pero una poetisa de aire delicado y sustancioso blog, que parece la princesa Silene en el cuadro de P.  Uccello, por si acaso, se llevó bien guardada su obra en un móvil modelo iAladino. Lo frotó tres veces y al cabo de interminables segundos de espera pudo leer la segunda parte de su poema, con gran maravilla del público, que en su mayor parte creía que los versos eran totalmente ajenos a la princesa o, si acaso, de alguna prima o sobrina lejana.  10

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Y es que en todo momento dio la sensación de que Silene trataba al fruto de su ingenio como si fuera el hijo de una hermana a la que no se acaba de querer o como si aplicara a los versos esas técnicas de moda hace unos años que aconsejaban no atender enseguida ni coger corriendo a los niños chicos en brazos.
Pero, seguramente, el momento cumbre del acto, la petite morte poética, vino de la voz de Elizaveta. Yo diría que nadie entendió una sola palabra de lo que dijo. Ella sostenía haber leído un poema de Maiakovski, pero bien pudo08 (1) tratarse del recitado del callejero Ekaterinburgo o de los resultados de los últimos partidos de balónhielo de Yakutsk. El caso es que su voz, sus gestos comedidos, pero enérgicos, sus elegantes giros de torso, con firme apoyo en un sólo tacón, su barbilla alzada en ademán fronterizo entre el desafío y la ensoñación, produjeron un efecto tal en los presentes que más de uno tuvo que mirar a las calavera durante unos segundos, porque se perdía en el deliquio. Yo hubiese querido dormirme en su voz,07 arrullado dulcemente por sílabas incomprensibles,  píldoras de puro placer. Alguien me dijo que parecía poesía fonética, llena de ruidos. Será, pero eran los ruidos de la música de las esferas.
A partir de ahí, entramos en un largo valle verde o azul, en la fase meseta, dicho en otros términos. Voces varoniles, de marineros del mar del norte que recitaban a Mallarmé sin que fallara una sola ese sonora, y ya podía le poète impuissant maudire  son génie, que l’azur acababa por triunfar.
Tocó por fin el turno a la representación local, que dejó el pabellón enhiesto. Mujer también de la delicada estirpe de Silene, M. José entonó con brío unos versos cuyo autor desconozco. Sé, a través de Ricaro Duerto, autor de cuantas fotos aparecen en el reportaje, que pensaba 07 (5)
haber recitado a Eliot, pero lo poco que entendí de lo que dijo en inglés no me sonaba precisamente a él. Quien escribe quiere desde aquí mostrarle el más sincero agradecimiento por su amable participación en la pudorosa orgía poética.
No quiero olvidarme, por último, de los dos alumnos de Ricardo que también quisieron consumar, y a fe que lo hicieron, como quizá diría el capitán Alatriste, al que por cierto ni he leído ni leeré. Festejaron de lo lindo. Maggie leyó Testamento, de Charo, que tiene tres versos, pero está a medio camino03 (1)entre un dístico de Catulo y una soleá. Lo leyó en inglés, después se atrevió con Neruda y, para rematar la faena,  atacó un poema suyo. ¡Olé por esa juventud tímida, pero firme y decidida! Mujer de mundo, Maggie, que espero vuelva a su país con un buen recuerdo de su consumación. También el estudiante franco palestino, cuyo nombre siento no saber, estuvo a la altura de las mejores prestaciones. Tradujo a Charo al francés y se atrevió con el castellano, esa lengua que hablada por quienes no son de aquí a veces
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cobra un encanto inesperado, el mismo que tiene la propia casa cuando vuelves a ella después de un mes de vacaciones…bueno,  incluso después de dos semanas en la casa del pueblo.
Además de  lectores, también hubo publico que miró y oyó, y, llevado por el dulce meneíllo de las olas, se puso a soñar por las esquinas.11
O le dio a la cámara del móvil para revivir el disfrute una vez en casa:02 (1)
O que con lo que verdaderamente disfrutó fue con la croqueta, tan buena como para desfigurar el rostro de quien la probaba:12
Llegado ya casi al final, cuando ni la mano que escribe ni el cuerpo dan para más y comienza el torpor a adueñarse de los miembros, no puedo olvidar a quien con justicia quizá quiso más la cámara, pues en torno a ella se celebró la consumación todo el rato:
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Otras fotos de las obras y del ágape:
6c Tête era
7 Disparo de amapolas
5c Polvo será
1b Ajuar
6 Tête era
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Fotos: Ricardo Duerto
Texto: El patito viejo

Charo de la Varga, sin patrón. (texto de presentación de la exposición, fotos y antología poética)
Cómo me la calaverizaría yo (la calavera en el arte y la poesía)
El Heraldo de Aragón afina el paladar (artículo sobre la expo en el Heraldo de Aragón)

6 comentarios:

  1. Jo... justo castigo a mi continua pirola.

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  2. Eso, precisamente, la pirola contra la pared.

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  3. Palabras calidas,amenidad atmosférica,escenarios especiales "aparecientes"en una prosa Broxiana seductora en todas sus lineas.Sincères félicitation-

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    1. Gracias de nuevo, por venir, por leer y por los comentarios, amén del buen gusto poético.
      javier

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  4. Diré en mi descargo que este año he de trabajar en Madrid varias semanas al mes. No hay mal que por bien no venga....

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  5. Madrid bien vale retrasar la consumación.

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