I
Ce fut d´abord une étude. J´écrivais des silences, je notais l´inexprimable. Je fixais de vertiges, escribe el precursor de la renuncia antes de huir a Abisinia cuando ya es tan improbable el conocimiento poético que sólo queda el juego loco de las palabras en su delirio sin control como si ellas solas nuevamente (otra ficción, ahora melancólica, de que alguna vez fueron externas y separadas de los humanos) pudieran conducirnos y guiarnos. (Azúa, Felix de, Autobiografía sin vida, Mondadori, 2010, p., 155)
La Revue de Deux Mondes publica un largo artículo en el que se confirma que el individuo que aparece en una foto tomada en Aden, en agosto de 1880, es Rimbaud. Hace unos meses dedicamos una entrada a esta foto. Desde entonces no ha cesado la polémica sobre la identidad del retratado a causa de la incredulidad de algunos, en particular Claude Jeancolas. El largo artículo, con amplio aparato documental, permite, según señala Libération, entrar en el mundo “étonnant d’aventuriers, explorateurs et commerçants qui fut celui de Rimbaud dans sa deuxième vie”, quizá su primera muerte, se podría añadir:
…Rimbaud tratará de “escribir silencios, anotar lo inexplicable, fijar los vértigos” como tales vértigos, persuadido durante sus años mozos de que la anarquía podía fijarse y el silencio admitía escritura. Cuando entendió la inutilidad del intento se dedicó al tráfico de armas y de esclavos en África, pero se le pudrió una pierna (Azua, ibid, p., 156)
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