-aseadas zonas ajardinadas, setos cortados a navaja, parterres rectilíneos, aburridos corredores de césped, pequeños estanques ensimismados- se rebela en las juntas de la baldosas de los barrios, a través de las que asoman delicadas plantas vulgares, en los alcorques agredidos por abruptas raíces que se desperezan, en árboles tumbados por el cierzo hipohuracanado. En ese crisparse de las pacíficas relaciones entre hombre y naturaleza renace la idea que ésta pudiera haber existido en algún momento como algo ajeno a la mano aquél. Nada de eso, la mera idea implica intervención de uno sobre la otra. La naturaleza bruta no es más que una utopía, que quizá tenga que ver con el jardín del Eden, el apocalipsis o el diluvio universal: "...en lo que a estas cosas se refiere, una grandísima parte de lo que decimos natural, no lo es; sino que, antes bien, es del todo artificial" (Leopardi, Elogio de los pájaros). Una de las acepciones de lo llamamos cultura se refiere a toda intervención del hombre sobre la llamada naturaleza, realizada para resolver sus necesidades: esconderse tras un seto para lo que sea pertenece al mismo ámbito que escribir Los pichiciegos.
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Intersecciones natura/cultura
Come un uccelli...mi sento io.
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ResponderEliminarPerdón... uccellO
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