La cirugía y las actrices suelen ir de la mano. ¿Qué opinión le merece?
Que cada uno debe hacer lo que quiera, pero es muy duro verse arrugas como surcos en una pantalla gigante. O que el público te diga un día por la calle que estás muy mayor. Y todo porque acaba de visionar una película que rodaste hace 10 o 20 años… Todos envejecemos. A las personas no les gusta ver el paso del tiempo en los demás ni en ellos mismos. (Declaraciones de Marisa Paredes)
Extractos del documental Il corpo delle donne
“Estamos tan acostumbradas a vernos a través de los ojos de los hombres que ya no sabemos lo que queremos y lo que nos hace felices. Lo que quiero decir es que nos miramos unas a otras con ojos de hombre, nos miramos los pechos, la boca, las arrugas como creemos que nos miraría un hombre. El modelo común de belleza no nos representa. Como poco, es curioso que la publicidad use imágenes que contienen reclamos sexuales para los hombres, pero para atraer a un público femenino. Estoy convencida de que sin esta continua presión que consiste en tener que estar siempre guapas, de acuerdo a cánones que no hemos elegido nosotras, aceptaríamos mucho mejor lo que somos. Y si es cierto que el cuerpo expresa siempre algo más de lo que lo hacen las palabras de su dueño, que querría dominarlo, ¿qué es lo que nos están diciendo estos cuerpos?… De los 45 músculos de la cara, dejando a un lado los que sirven para masticar, besar, oler, soplar, el resto sirve para expresar emoción. Cuantos más matices y más complejo sea el carácter, entendiendo por tal nuestra más profunda esencia, más personal será la expresión del rostro. ¿Qué esconden estas caras? ¿Por qué las mujeres no pueden dejar verse con sus verdaderos rostros en la televisión? ¿Por qué ninguna mujer adulta puede mostrar su cara? ¿A qué se debe esta humillación? ¿Es que tenemos que avergonzarnos de enseñar nuestras caras? Obligadas a esconder las arrugas, ¿el paso del tiempo que deja sus marcas en nuestro rostro es acaso una vergüenza? Un abuso más al que no se obliga a ningún hombre. Antes del rodaje, cuando le iba a maquillar las arrugas, Anna Magnani decía a su maquillador, “déjalas todas, no me quites ni una, he tardado una vida entera en ganármelas”. Al esconder la cara estamos renunciando a nuestra integridad y por tanto a nuestra esencia. La cara refleja nuestra autenticidad. Su exposición directa, sin defensas, está por encima de lo demás, a través de ella aparece su honorable desnudez. Es la cara lo que hace posible cualquier discurso y establece las bases de cualquier relación humana. ¿Caras como estas hacen posible una relación? El rostro del otro me involucra, me cuestiona, me hace asumir responsabilidad inmediatamente. La cara de las personas lleva escrito un mensaje: vulnerabilidad absoluta. Esa es la razón de que se camufle, se esconda, se decore, se someta a operaciones de cirugía estética. Así se explica lo difícil que es aceptar la propia cara, es como mirar frente a frente la vulnerabilidad absoluta. Pero, cómo podemos mantenernos vulnerables, cómo seguir siendo nosotras mismas en un mundo en el que se triunfa solo si se es ferozmente invulnerable. ¡Qué dilema para las mujeres! ¿Invulnerables entre los triunfadores o vulnerables o dejadas de lado? La vulnerabilidad es sin embargo el mayor atractivo de la cara. Pier Paolo Pasolini había comprendido antes de tiempo que la televisión estaba a punto de destruir la poética que puede expresar la cara de una persona. Pasolini era muy sensible a las caras, según él lugar de encuentro de energías inefables que estallan en la expresión, vista como algo falto de simetría, individual, impuro, heterogéneo, justo lo contrario de lo típico. ¿Qué le ha pasado a la cara de las mujeres y al carácter femenino expresado a través de su integridad? Al envejecer revelo mi carácter, entendiendo por carácter todo lo que he vivido y que se ha plasmado en mi cara, que se llama faccia (español cara), porque la faccio (español hago) yo con mis costumbres adquiridas, las amistades que he tenido, mis peculiaridades electivas, las metas que he perseguido, los amores encontrados y los que he soñado, los hijos que he procreado. Honra la cara de los viejos, aparece escrito en el Levítico. Y de hecho es una obligación del ciudadano dejar que su cara sea pública, no esconderla, como ocurre hoy gracias a las operaciones de cirugía estética. No es un daño menor el que se produce cuando las caras que envejecen apenas se pueden ver, cuando lo único que se expone al público son caras depiladas, maquilladas para ser telegénicas, para garantizar un producto, ya sea mercantil o político…
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