El piropo,
el piropo es español,
por si usted no lo sabía,
el piropo,
el piropo es una flor,
de los labios desprendida (Carmen Morell / Pepe Blanco - El Piropo Es Español)
Fotos de la campaña para visibilizar del acoso callejero El piropo también es acoso, de Feminismo Unizar: Escribe la mayor barbaridad que te hayan dicho por la calle
Con el diccionario Rae en línea a la vista es difícil llamar requiebro a las frases que aparecen en las fotos. El sustantivo requiebro (Dicho o expresión con que se requiebra) remite, en efecto, al verbo requebrar (Lisonjear a una mujer alabando sus atractivos), que, a su vez, remite a lisonjear, ninguna de cuyas tres acepciones (1. adular.; 2. Dar motivo de envanecimiento; 3. Deleitar, agradar) encaja bien con frases como: Guapa te cogía y te follaba o A esta me la follaba!! Al frecuente uso modal desiderativo del imperfecto
(cogía, follaba), común a las dos frases, se une el hecho de que la segunda de ellas ni siquiera se dirige a un tú, sino que tiene el aire de la formulación de un vano anhelo que no se osa dirigir a quien lo despierta. Por lo demás, más que alabar a la prójima, los comentarios citados se recrean en la potencia del deseo que consume al emisor, un deseo totalmente cosificador de la destinataria, para más inri, aunque quizá ese te cogía tan emprendedor revele la impotencia de quien sabe que sus posibilidades de ser él el cogido son escasas. Quizá con tanta premura como al interfecto el deseo, a mí me viene la curiosidad de saber a dónde miraba cuando profirió la frasecilla y si la dijo casi para sus adentros, al cuello de su camisa o con la mirada perdida, simplemente intentando honrar la marca celtiberia, también llamada por otros España.
Claro, que también hay quien amaga, pero se retracta por los suelos:
Aun con todo, debe haber a quien le resulta grato saberse objeto de tan torpe deseo, sobre todo cuando la grosería es menos densa. Así se expresa una, que no parece haberse enterado bien de qué va el asunto
Y así también avanza la polémica:
Por mi parte, les cuento que estos carteles del grupo Feminismo Unizar están pegados en la Plaza de San Francisco. Iba a coger yo mismo el tranvía cuando vi acercarse al monumento que está situado en medio del bulevar a una chica muy arreglada, en ropa de jogging. Me llamó la atención el pellizco que dio al pasar al trote a una tirilla de papel, en un gesto que interpreté como de disgusto moderado. Al acercarme vi que el daño hecho al pasquín era mínimo, como si aunque no le pareciera del todo bien la campaña, tampoco juzgara que se merecía una agresión en toda regla.
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