Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado (Mateo: 2, 16)
‘The Taymouth Hours’, England 14th century (British Library, Yates Thompson 13, fol. 94v) (Fuente de la imagen)
Ni si eran tres, ni su nombre, ni siquiera si eran reyes o santos, el evangelio canónico de Mateo calla al respecto. Después, fueron añadiéndose tradiciones varias, textos, evangelios apócrifos, crónicas, vidas, que les atribuían características. Según leo, pasaron a ser reyes a partir del S. III – lo son, por ejemplo en la medieval Crónica de Giovanni Villani; o fueron santificados, como, por ejemplo, en la Meditazione sopra l'arbore della croce; se llamaron Gaspar, Melchor y Baltasar, a partir del S. VI.
Los tres? Reyes? magos, Melchor?, Gaspar? y Baltasar?, en la cama. 'Salzburg Missal', Regensburg ca. 1478-1489 (München, Bayerische Staatsbibliothek, Clm 15708 I, fol. 63r) (Fuente de la imagen)
Lo cierto es que son pocos los motivos de alegría que nos traen. O, mejor dicho, nos traen a menudo tanta alegría como pena, porque el regalo, al tiempo que casi siempre colma el espacio de una demanda despierta el sentimiento, adormecido tal vez hasta entonces, de la carencia misma como parte de nuestra educación, de nuestra condición , incluso. Te dan un objeto, (Fuente de la imagen) te ofrecen una caricia, pero ese objeto, esa caricia, proyectan la imagen especular de otro objeto, de otra caricia distinta, ausente, adormecida en nuestro interior. Si hay alegría, es porque se desaloja el mismo volumen de dolor. Pero el fluido en reposo sobre el que se deposita el don no es el de la dicha, sino el de la infelicidad, y al cabo la presión que ejerce el nuevo cuerpo es insuficiente para ocupar el fondo más allá de un ratito . Visto desde allí donde me encuentro, todo regalo es garantía de desánimo, fuente de futura añoranza.
Si fuéramos más felices que no, nos regalaríamos desgracias, pequeños motivos para la pena. Pero aun así, raza dannata, añoraríamos otros dones negativos, distintos o provenientes de otros manos.
Gentile da Fabriano, "Adorazione dei Magi", Firenze, Galleria degli Uffizi (Fuente de la imagen)
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