Cuando hace muchos años oía Entre dos aguas, solo me quedaban las migas del inmenso placer que se reflejaba en los gestos de Paco de Lucía, las que alcanzaba a pillar como consumidor, cosa bien distinta al plato caliente del que disfrutaba el creador. Que era un manjar exquisito lo que había en juego me lo decían sus gestos ambiguos, de dolor tanto como de dicha, esos movimientos dulces de la cadera que por momentos parece cabalgar majestuosa al ritmo de la rumba. Deliquio es la palabra que me viene a la cabeza, y, sin embargo, cada poco, Paco de Lucía vuelve de sus cosas para controlar con una mirada la (Dibujo de A. Cristina Lapiedra) interpretación, el escenario, para recordarnos que quien manda es él. En un instante, su cara pasa del estremecimiento a reflejar el ejercicio rutinario del currante frente al público. Esa mezcla placer y trabajo desconcierta, lo acerca a la figura del individuo que es pillado en un acto para el que conviene no estar a la vista, tanto concentrado ensimismamiento desprotege al amante. Y uno tiene un poco la sensación de que está mirando algo que no debería ser visto, por lo que tiene de privado. Pero, al tiempo, ocio y negocio de por medio, la figura del artista se yergue como el arquetipo del príncipe que sabe atender a todo porque se ha preparado concienzudamente para ello. Paco de Lucía en su esplendor resulta retraído y contenido en la ejecución, sin alharacas, pero muy expresivo, como generalmente son las cosas verdaderas.
Al ver el video,Vuelvo a ver hoy, día de su muerte, la actuación televisiva suya de hace más de treinta años y confirmo mis impresiones: hacía cosas parecidas, ponía gestos que recordaban a los grandes guitarristas rock, con una mano sostenía el mundo y con la otra lo acariciaba, y era tal el placer que sentía que al espectador le quedaba un gusto amargo, porque pensaba que era bonito lo que sonaba, pero que la dicha verdadera, entre dos aguas, la disfrutaba el maestro.
No recordaba esta versión. Más conocida resulta la que aparece en el disco 'Fuente y caudal', grabada en estudio y técnicamente perfecta, aunque resulta menos fresca que ésta.
ResponderEliminarQué grande Paco, y Camarón, por supuesto.
Es un espectáculo verlo. Retraído y contenido en la ejecución, sin alharacas, pero al tiempo muy expresivo, como generalmente son las cosas verdaderas. Al ver el video, se tiene un poco la sensación de que se está mirando algo que no debería ser visto, por lo que tiene de privado.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por el de las palomas tejedoras.
Javier