(AP Photo/Daniel Ochoa de Olza)
Llega el carnaval, cuando da gusto ponerse máscaras, no como el resto del año, cuando el disfraz diario es tan pesado. Pero, para qué nos vamos a engañar, las verdaderas máscaras, las que crean los personajes de los que somos víctimas son las que llevamos en el trabajo, en el autobús de vuelta a casa, hasta en casa, por momentos. La máscara que sea con tal de no quedarte en pelotas, si es que las hay debajo y no somos los hollow men de Eliot, Shape without form, shade without colour. Máscara con los vecinos, máscara de blog, máscara de facebook, máscara indignada, máscara sobre máscara, capa sobre capa, hasta que llegue de nuevo el carnaval y pueda sacar por fin quitarme todas las de verdad y ponerme una máscara de mentira.
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