Un crítico de arte italiano señalaba hace algunos años cómo el dibujo “relegado a funciones secundarias en relación a las llamadas artes mayores y que después de la justa revalorización realizada ya por la cultura humanista renacentista, de su encuadramiento y uso académico entre los siglos XVI y XVII y de las sucesivas exaltaciones idealistas del periodo romántico, ha acabado por asumir el valor emblemático de la creatividad absoluta, de la iluminación intuitiva, para muchos de los promotores de las vanguardias de las primeras décadas de nuestro siglo XX y más tarde para casi todos los protagonistas del arte moderno, en especial para los que preconizan el valor de la forma pura, ya sea en su sentido místico alusivo o como plasmación excitada e incluso mediánica de las pulsiones de los sentimientos, o como acorde lírico y evocativo de la naturaleza” (Pirovano, Carlo, El signo de los escultores, en Dibujos de escultores, Electa, 1989, p., 13).
Casi todo eso, en particular lo referente al dibujo del siglo XX, y alguna pieza más reciente, puede verse en la exposición La libertad de la línea, que acoge la Aljafería hasta el 21 de septiembre próximo con motivo de vigésimo quinto aniversario del IVAM. En todo caso, entre las veinte piezas expuestas no se cuentan solo dibujos en sentido estricto, sino obras sobre papel realizadas con distintas técnicas.
Eso sí, si Ud. quiere aprovechar la visita para contemplar algunas otras cosas del complejo de la Aljafería, se va a quedar con las ganas, porque en cuanto se sale del trayecto mínimo necesario para subir al salón donde están las obras expuestas, se lo hacen notar, que una cosa es entrar a ver la expo (gratis) y otra ir al palacio con entrada (5 euros, salvo los domingos). Por cierto, una de las dos credenciales que nos dieron incluía en la correa para colgarla del cuello una pieza parecida a un abrebotellas. Pensé que sería de cuando España era un fiesta, aquellos tiempos en los que al oír la palabra cultura los políticos sacaban la chequera, como recordaba S. Ferlosio parafraseando a Goebbels –la S. vale por Sánchez y valdrá quizá por san en un futuro de excelencia no muy lejano. La reducción de aquellos desmanes arrastró consigo algo de lo bueno que tenían. Me refiero a la impresión de algunos excelentes catálogos. El de esta exposición no existe en papel. A cambio de ello, sin embargo, se puede descargar en pdf desde la página oficial de la Aljafería que he enlazado antes. Las fotos que aparecen a continuación provienen de ahí.
(Enlace a un reportaje en el que su comisario, Josep Salvador, presenta la exposición)
LUIS GORDILLO Estudio para los peatones, ca.1966, Técnica mixta sobre papel, 44,2 x 32,2 cm. Donación Juan Antonio Aguirre, Madrid
Julio GONZÁLEZ, Tête de Monserrat criant (Cabeza de Montserrat gritando), 1938. lápiz y tinta china sobre papel pergamino 27 x 21 cm
PABLO GARGAllO, Danseuse (Bailarina), 1929, Carboncillo sobre papel
71,9 x 50,8 cm
PABLO PICASSO, Figures (Figuras), 1967, Pluma y tinta sobre papel
35,5 x 52,3 cm. Colección Telefónica (en depósito en el IVAM)
HENRI MICHAUX, Sans titre (Sin título), 1956, Acuarela sobre papel Arches
56 x 75 cm
FRANCIS PICABIA, Dessin mécanique (Dibujo mecánico), 1916-1918, Acuarela sobre papel entelado 40,2 x 29,6 cm
CLAES OLDENBURG, Soft Car (Coche blando), 1968, Acuarela y lápiz graso y grafito sobre papel 36,8 x 66,2 cm
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