Cuando he visto las fotos a las que lleva este enlace (http://www.repubblica.it/ambiente/2010/03/04/foto/mabel_la_gallina_che_crede_di_essere_un_cane-2500638/1/index.html?ref=search) he pensado inmediatamente en las películas de Clint Eastwood. No han sido las fotos solo lo que me ha llevado a la asociación. También otras dos cosas la han favorecido: la primera, Invictus, su última peli, que he visto hace dos o tres semanas -el libro en el que está basada en su versión en inglés cuesta, por cierto, menos de la mitad de lo que vale la edición en español; y la segunda, el quiz del Dpto. de inglés, en el que hay una pregunta sobre Harry el sucio. Supongo que también ha influido el hecho de que en las fotos se ve lo que yo creía un gallo, aunque resultó se una gallina. Si lo hubiera sabido desde el principio, quizá no habría pensado en Eastwood.
En el fondo de la asociación se encuentra un tema recurrente en las películas del actor y director americano, el de la paternidad putativa, fundamental en Million Dollar Baby, donde la relación paterno filial que se crea entre el entrenador y la púgil alcanza una intensidad insuperable. El lema que Frankie aplica a Maggie (Mo Cuishle: "mi amor, mi sangre") y cuyo significado le descubre poco antes del trágico final hace pensar en algo así como que las afinidades electivas son los verdaderos lazos naturales entre las personas, más allá de los vínculos de consanguinidad. La paternidad no sería sino un modelo de relación cuyos actores no están predeterminados, sino que se atraen por poderosas razones de otro tipo distinto de los vínculos familiares. Más que “amarás a tu padre”, el modelo que parece proponérsenos es “será tu hijo aquel que ames como tal y te ame como padre”. En ese sentido, es frecuente que en las películas del director americano las relaciones entre padres e hijos o hijas naturales sean desastrosas. Así ocurre en Gran Torino, en donde el padre reniega de los valores y normas de conductas de sus descendientes y también en Million…, donde la hija ausente parece haber repudiado a su progenitor. En Invictus no se trata de repudio, pero sí de la insuficiencia del padre del personaje que encarna Matt Damon, un individuo convencionalmente racista, para convertirse en un modelo personal comparable en grandeza a los valores que Mandela representa. Es un padre insuficiente, otra variante de la frustración consanguínea. Una película en la que esta dialéctica negativa parece superarse parcialmente es Poder absoluto, en la que hay un reencuentro entre la hija y su padre ladrón, en base a la revelación de que las apariencias sociales y del poder pueden esconder una podredumbre tan grande o mayor que la que conlleva la profesión que ejerce el personaje de Eastwood.
A la búsqueda de la imagen de la gallina que adopta a los cachorros de perros he descubierto que, entre las historias enternecedoras sobre animales, episodios como este no son extraños. He aquí una perrita que adoptó a unos tigres; y otro perro que se hizo cargo de unas ardillas:
Un San Roque de una iglesia romana con el perro que le llevaba pan al bosque donde, apestado por ayudar a otros enfermos, se había refugiado.
Según algunas leyendas, fue el mismo perro el que, a base de lametones en las bubas, le curó.
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