miércoles, 27 de mayo de 2015

Pequeños, medianos, grandes y bestiales errores en italiano. Los niveles A1, A2, B1, B2, C1, C2 del MCER (Marco Común Europeo…) por los suelos

Simples problemas de desconocimiento de la ortografía, medianos problemas léxicos, serias disfunciones gramaticales, bestial ignorancia sintáctica, son los rasgos que sobresalen de pequeño este muestrario de frases. Los móviles, las tabletas, el correo electrónico, han potenciado el uso de la escritura entre hablantes poco acostumbrados a los intríngulis de la escritura, una técnica reservada a entendidos en la materia o a aquellos que en la vieja escuela aprendían bien los saberes lingüísticos de base.
Si por un lado, el profesor de idiomas se siente tentado a llevarse las manos a la cabeza ante los despropósitos que aparecen el las frases, por otro, el ciudadano responsable se muestra apenado, porque sabe que el poder pertenece a los dueños de la lengua, que, aunque no escriban como para quitarse el sombrero, es infrecuente que comentan errores tan grandes como los reseñados. La ortografía, claro, es algo en lo que se fijan los que eligen al personal. Los más ricos seguramente pueden permitirse los gazapos, pero de director general para abajo hay que tener cuidado.
Por un tercer lado, cabe subrayar que la mayor parte de los errores tienen que ver con la escritura entendida como un saber que defiende sus particularidades de forma numantina, fruto, a través de múltiples mediaciones, de un tradición que sirve para alejar al inculto, al que no ha podido o querido estudiar, de áreas de conocimiento, de zonas de confort reservadas a otros. En ese sentido, algunos de los errores son hermosos indicios de despreocupación, de falta de constricción. Otros, sin embargo, parecen fruto de lo contrario, odiosas ultracorecciones, síntomas que delatan al redicho, cosas de Verdurines, que diría Proust.

(Fuente de las imágenes)









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