(Fuente de la imagen) "Perseo con la testa di Medusa" di Benvenuto Cellini (Firenze 1500 - Firenze 1571). Bronzo, 1554. Dettaglio. Loggia dei Lanzi, Firenze
Perseo con la cabeza de Perseo en dos momentos distintos que coinciden por un instante. El milagro del arte antes de 1970 , que es cuando Azúa data su fallecimiento sin posible resurrección, salvo a través de la artesanía. Sin añoranza de orden, lloremos hasta reventar, sin orden de añoranza.
Yo, mí, me, conmigo.
Exigencia, malestar con uno mismo, muchos ratos de lectura, los más posibles, y algún instante de ensoñación. También miles de cartuchos de galletas Chiquilín, hasta que el cuerpo dijo basta y, como el de los fumadores, empezó a saborear solo el primer mordisco de la mañana. Después se me hacía bola. Durante más de un año solo leí El País, me despertaba soñando con Ferlosio. Una vez le vi en el Vips de Ortega y Gasset, una calle y su circunstancia, y estuve a unos metros de él (“Dans son oeil, ciel livide où germe l'ouragan”).
Volver a Hölderlin, a su mesura y a su exceso, todo quintaesenciado en el trato con uno mismo. ¡Pero coño va uno a cuidarse, a quererse, tratarse bien con la cantidad de deudas diarias que contrae! Si de lo que se trata es de entenderse, entonces hay que entrar en el infierno todos los días! Acabemos con la estulticia emocional. Viva la raza de los que buscan sus propios fantasmas y se pasan la vida luchando con ellos. Algo parecido a lo que decía J. Benito, el biógrafo de L. Panero sobre su biografiado.
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