En 2006, el fotógrafo de origen eslovaco Yuri Dojc estaba trabajando junto a la directora de cine Katya Krausova en un proyecto a través del cual querían recoger distintos testimonios sobre los judíos eslovacos que sobrevivieron a la deportación a los campos de concentración nazis. Para casi todos ellos, muy ancianos, suponía una última oportunidad de contar sus vidas: “Cualquier cosa era mejor que se judio”, dice una de las entrevistadas. Durante el viaje por el este de Eslovaquia a la búsqueda de testimonios, se toparon con una escuela en Bardejov que se encontraba en el mismo estado que en el momento en que los soldados alemanes irrumpieron en ella,
(Fuente de la imagen)
cincuenta años antes, para apresar a los niños que estudiaban en ella. La escuela tenía ese aire espectral de los lugares en los que un brusco acontecimiento ha interrumpido para siempre el fluir de la vida cotidiana. Entre sus paredes se encontraba una biblioteca con casi cuatro mil volúmenes, ordenados en dos habitaciones contiguas. Yuri Dojc y Katya Krausova, fascinados por el hallazgo, deciden entonces reconducir su búsqueda de testimonios y los libros se convirtieron en el centro del proyecto.
Katya Krausova comenta que mientras miraba los libros se preguntaba a quién habían pertenecido, y el fotógrafo cuenta que empezó a fotografiarlos como si cada uno fuera una persona, su interior, su personalidad y que a la vez descubrió la belleza que esconde la decadencia de las cosas, en una mezcla de historia, estética y búsqueda personal del pasado.
El padre del fotógrafo había salvado la vida porque consiguió esconderse de los nazis, pero todos sus abuelos murieron durante el Holocausto en una zona la que la limpieza étnica, incentivada por las autoridades locales, fue particularmente dura. “Yo era una estupenda bailarina”, “Nadie pudo quedarse en casa, nuestros padres ya habían sido deportados”, “Hasta los catorce fui un ser humano, después fui la nada”, dicen algunos de los supervivientes.
En un momento dado, Krausova se puso a ojear los libros y descubrió unos veinte con rudimentarios exlibris en los que aparecía el nombre, la profesión y quizá la ciudad natal de los dueños, entre ellos Jakab Deutsch, sastre, Michalovce. Era el abuelo del fotógrafo, al que solo había visto en imágenes, una vieja retrato de la boda de sus padres. En esa imagen, se le ve con la estrella de David, que estaba obligado a llevar puesta. “Verdaderamente puedo decir que encontrar este libro completa mi viaje”, sentencia Dojc.
Fuente de estas imágenes de Yuri Dojc:
Enlace a una video en inglés sobre la génesis del proyecto
Enlace a un video subtitulado en italiano sobre lo mismo
Otras fotos de Yuri Dojc de la misma serie (Fuente):
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