El pasado, decía Proust, no solo no es fugaz, es que no se mueve de sitio. Con París pasa lo mismo, jamás ha salido de viaje. Y encima es interminable, no se acaba nunca.
Vila-Matas, Enrique, París no se acaba nunca, 2003, Anagrama, p. 20
No hay comentarios:
Publicar un comentario