Leo en mi tableta, regalo de los Reyes, que el dueño del local salió pitando en cuanto empezó el follón. No avisó ni a los camareros de lo que estaba pasando. Parece ser que lo han detenido.
domingo, 15 de enero de 2012
Pecios del Costa Concordia. Hoy no me puedo levantar
He pasado una mala noche y todavía estoy acostado. Llegué a casa borracho como una cuba y me he despertado encima del sofá, con la oreja sobre un cenicero. No me atrevo a cambiar de postura, porque no sé qué puede pasar si intento ponerme de pie. Si mi letra es mala se debe a la incomodidad que conlleva escribir así, aunque con la marea alta la almohada ha mejorado algo. Dos de los zapatos están ahí porque me los quité al entrar, antes de encallar. El otro, ya llevaba tiempo desparejado. Cosas del perro, que por cierto, no se ha atrevido ni a despertarme, o no lo ha conseguido.
Leo en mi tableta, regalo de los Reyes, que el dueño del local salió pitando en cuanto empezó el follón. No avisó ni a los camareros de lo que estaba pasando. Parece ser que lo han detenido.
Leo en mi tableta, regalo de los Reyes, que el dueño del local salió pitando en cuanto empezó el follón. No avisó ni a los camareros de lo que estaba pasando. Parece ser que lo han detenido.
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