- David, ¿tú te has sentido siempre así?
- No, no siempre. Alguna vez me he sentido exactamente a la inversa: he sentido que el deseo es una pesada carga sin la cual podría apañármelas estupendamente. (Desgracia, De Bolsillo, 2005, J.M. Coetzee)
Busco inútilmente en Desgracia, de Coetzee, un párrafo en el que el protagonista se plantea cuánto valdrían sus acciones de cuarentón o cincuentón en el mercado libre de la seducción. No lo encuentro, quizá porque pertenece a otra novela, quizá porque no lo busco desde el inicio de la obra. Sin embargo, sí que encuentro fragmentos sobre la vida erótica del protagonista formulados en términos económicos. El protagonista se acuesta con Bev Shaw, la encargada de la inyección letal a los perros de la Clínica de Bienestar de los Animales. Se trata de una mujer de mediana edad, su “cuerpo recio, sin cintura apenas, es como un barreño pequeño”, nada comparable a “las dulces y jóvenes carnes de Melanie Isaacs” (p. 187), la joven con la que ha vivido antes el romance desencadenante de su disgrace, su oprobio, y el consiguiente despido de la universidad. Después de acostarse con Bev por primera vez, se deja querer, sobreactúa pasivamente, se podría decir (“Ante la puerta, Bev se aprieta por última vez contra él, apoya la cabeza sobre su pecho. Él la deja hacer, tal como le ha dejado hacer todo lo que ella ha tenido necesidad de hacer”. Sus pensamientos vuelan hacia Emma Bovary en el momento en el que se planta ante el espejo después de su primera tarde triunfal. ¡Tengo un amante, tengo un amante!, canturrea Emma para sí”, p.188). Entonces, en esa especie de estilo indirecto libre en tercera persona tan característico de Coetzee, se aclara cómo se siente el héroe con su nueva amante:
“Bueno, pues dejemos que la pobrecita Bev Shaw regrese a su casa y cante lo que tenga que cantar. Y ya basta de llamarla pobrecita Bev Shaw. Si ella es pobre, él está en bancarrota” (p. 188).
En toda la novela está presente el tema del amor y la edad, en términos absolutos (“…diseminar su simiente vieja, cansada, simiente que no brota, contra naturam”, p. 237) y en términos históricos, ligado al puritanismo. Aparece analizado como tópico literario y como fuente de vida (el motivo de la hoguera, del fuego enriquecedor) y también de infortunio. Incluso, aparece en relación a la prostitución. Es precisamente gracias a una prostituta joven como David consigue calmarse tras su postrer encontronazo con el novio achulado de Melanie y a través de ella le es revelada de nuevo su falta de fuego interior (p. 242).
Pero, como reza la novela misma, “de eso trata la mitad de la literatura, del modo en que las jóvenes se debaten por escapar del peso de los viejos, y todo en aras de la especie” (p., 237). La literatura y, por lo visto recientemente, también la prensa. En la llamada vida real, por cierto, menos interesante y pedagógica que la ficción literaria, el reciente affair DSK es un enésimo ejemplo de los dramas del deseo.
En el caso de Berlusconi, a toda la desazón que produce un tema como el deViñeta del diario Sun sobre Berlusconi (Fuente)
la diferencia, a veces muy marcada, de edad entre el cavaliere y sus partenaires, se añade toda una troupe de personajes más o menos siniestros, más o menos patéticos. La variedad de tipos involucrados en las orgías palaciegas del primer ministro italiano y de miembros de su corte de los milagros , aderezadas con comentarios autojustificativos machistas y homófobos por parte del actor principal, es enorme. Desde el bufón filofascista, hasta las diputadas maîtresses, todo evoca un mundo turbio de deseo que no tendría, sin embargo, mayor trascendencia si de por medio no existieran acusaciones de prostitución de menores o no estuviera en juego la resbaladiza cuestión de la moral privada de los políticos.
De la misma manera que Desgracia puede leerse como un intento de entender los vericuetos del erotismo del hombre “sensualista” en puertas de la vejez (también Diario de un mal año y Hombre lento tienen mucho de ello), o incluso como un artefacto ideológico que sigue el rastro que el protagonista va dejando para legitimar ante si mismo su comportamiento como una especie de mancha que limpia, también en el caso Berlusconi se ha producido no poco aparato ideológica, aunque de ínfima calidad. Seguramente, una de las piezas maestras del marco conceptual, por la claridad del planteamiento “sin complejos”, la haya dado Terry de Nicoló, una de las prostitutas berlusconiananas del núcleo de Bari. Se trata de un breviario en el que expone sus teorías neoliberales sobre la prostitución entendida como una actividad empresarial en la que el ingrediente principal no es la tan cacareada iniciativa, sino la belleza, moneda de cambio como cualquier otra:
He aquí, transcrito, un significativo momento de la entrevista (m. 1:07):
- Poi se tu sei una bella donna e ti vuoi vendere tu lo devi poter fare, perché anche la bellezza, anzi soprattutto come dice Sgarbi, la bellezza ha un valore. Se sei racchia e fai schifo te ne devi stare a casa. Perché la bellezza è un valore che non tutti hanno e viene pagato, ah, come la bravura di un medico…è così…chi questo non lo capisce, ah, il ruolo della donna viene minimizzato, ah, allora stai a casa, ma non mi rompere i XX.
- Secondo la procura, queste feste con queste donne servivano a convincere Berlusconi a far entrare questi imprenditori nei grandi appalti, fin meccanica giù a scendere, quindi la donna era vista un po’ come una tangente, se vogliamo.
- Io dico che questa definizione della donna tangente è sbagliata, perché comunqe da che mondo è mondo, voglio dire, Tarantini non ha scoperto l’acqua calda, questo sistema esiste da tantissimi anni, addirittura dalla Prima Repubblica.
- E se questa cosa danneggia l’imprenditore che non usa la donna tangente.
- Beh, scusami, non usa la donna tangente, userà le mazzette. Ma che vuol dire?
- Secondo te, non esiste l’imprenditore onesto?
- Quando sei onesto non fai un grande business, rimani nel piccolo, secondo me, no? Purtroppo è così.
Otra viñeta sobre berlusconi, en este caso de Independent (Fuente)
Más imágenes:
Jó. Me picó la curiosidad y me he leído 'Desgracia' de tirón. Dura, realmente dura. Menos mal que queda el domingo para recuperarme.
ResponderEliminarAcabo de retocar un poquito la entrada para corregir alguna errata y que se pueda intuir algo más el argumento.Que hayas leído la novela de un tirón me hace suponer que, a pesar de la dureza, te ha gustado. Yo creo que es uno de los grandes. hay, como dices tú, mucha dureza el él, pe3ro también un canto permanente a la dignidad del diferente. en el blog hay otras dos entradas sobre él, una de ellas la que más comentarios tiene. Alguien que parece muy versado en el autor se animó a participar:http://holdontightmarie.blogspot.com/2010/12/verano-de-coetzee-el-libro-del-ano.html, http://holdontightmarie.blogspot.com/2010/06/y-septimo-dia-el-gran-coetzee-sonrio.html
ResponderEliminar