martes, 27 de septiembre de 2011

Cuidadín con las multas a las bicis. España corre peligro de contagio por el efecto dominó

Es raro que se ponga una multa a una bicicleta, pero, dado su creciente número, antes o después empezará a ocurrir a menudo. Desde luego, si fuera por lo molestas que resultan algunas, las multas no deberían tardar en caer.  Que incomodan a los transeúntes, porque se les acercan demasiado, porque van a toda velocidad, porque se meten por los huecos más insospechados, porque se quedan en equilibrio precario esperando a que pases mientras tú showNextPhoto()esperas a que pasen ellas, es algo de lo que, a menudo, no se dan cuenta sus conductores, aún demasiado embebidos en la dicha de conducir un medio de locomoción tan seductor y que devuelve al usuario una imagen estupenda de sí mismo. Me pasa también a mi cuando la cojo. Me siento más joven, mejor ciudadano, más solidario con no sé cuántos movimientos ecologistas, y también más juguetón.Cernusco, multe fino a 80 euro per le biciclette in divieto di sosta

Por otro lado, el carril bici ejerce un extraño efecto seductor sobre el peatón. A nada que te descuides te encuentras sin querer plantado en medio de una de esas alfombras verdes, mirando a la distancia y sin saber a dónde ibas. Menos mal que en seguida acude una bici en tu ayuda para recordarte que allí no debe uno pararse a pensar en sus cosas. Y lo suele hacer a una distancia peligrosa, porque la mayoría carece de ese poético accesorio que es el timbre. Por cierto, uno de los hábitos urbanos que no he conseguido asimilar es el de cruzar los carriles bici los correspondientes pasos de cebra. Es algo que ni siquiera se me  pasa por la cabeza, de manera que, en cierto sentido, aunque la ignorancia no exima del cumplimiento de las normas, mi culpa quizá goce de algún tipo de atenuante cultural.

En Italia, hermanada últimamente con España, porque sus primas de riesgo están por la nubes, parece que la cosa se está poniendo fea. En el pueblo del que proceden las fotos, Cernusco sul Naviglio, no lejos de Milán, han empezado por dejar un aviso en las bicis que no están debidamente aparcadas. pero, a partir de octubre, empezarán a caer las multas, cuyo importe oscilará entre los 20 y los 80 euros, unos precios muy altos en relación al valor del vehículo multado, por cierto. Las bicis que se consideren abandonadas serán llevadas al depósito del Ayuntamiento, del que podrán ser retiradas previo pago de 20 euros. Y si pasan más de tres meses sin que su dueño dé noticias, podrán ser sentenciadas a muerte u ofrecidas en adopción, como los perros de la perrera.

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