Es, al parecer, la foto más grande nunca hecha y permite pasar con un par de clics de lo macro a lo micro, del cotilleo a la perspectiva de conjunto, del problema particular a los planes de desarrollo urbano. A mí, que soy algo mirón, me ha tentado por un momento buscar en las interioridades de las casas, pero enseguida me he mareado pasando de lo cercano a lo distante tan deprisa, sin tiempo para digerir los detalles, los ambientes. Así es que me ido a ver la Giralda, pero me ha desilusionado. Ya se sabe, el efecto turifel es devastador y ni siquiera los 111 millones de gigapíxeles son suficientes para impedirlo. Pero quien tenga tiempo o se haya roto un hueso, como el protagonista de la Ventana indiscreta, puede intentar resolver algún crimen sin moverse de casa.
Por cierto, creo que la foto está hecha desde la Torre Schlinder, un mirador de más de 60 metros de altura construido para la Expo ‘92, que me ha traído a la cabeza una película, rodada también en Sevilla, sobre los juegos de rol. Se trata de Nadie conoce a nadie, en la que unas mentes calenturientas desarrollan grandes, banales y malvados proyectos por pura diversión.
Clica sobre el enlace para acceder a la página del proyecto Sevilla 111 Gigapíxeles: http://www.sevilla111.com/default.htm
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