"Creo que siempre debería existir un distanciamiento entre el actor y el personaje que interpreta. Más aún, es necesario que haya siempre un ojo que guiñe irónicamente, como diciendo: "Bueno, no le des tantas vueltas, recuerda que lo que estás haciendo es una interpretación, que no estás viviendo este personaje.
Aunque a veces uno se conmueve, cosa que al actor no debería sucederle jamás: el actor debe hacer llorar al público, pero él no debería llorar nunca.Y, sin embargo, puede suceder, porque quizás en una obra en concreto hay algo que te afecta más…"
"Si, ya me acuerdo...", Marcello Mastroianni, Ediciones B, 1999, p., 147.
Curioso efecto. Estuve viendo esta exposición en el reina Sofía el pasado invierno, pero creo que ya la quitaron. Actualmente mola la de Yayoi Kusama y, en las antípodas, una de fotografía del movimiento obrero, dura pero imprescindible.
ResponderEliminarLa de Y. K. no la he visto todavía. La de la fotografía la vi deprisa, en parte porque hay un exceso de material.
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