Aunque está encerrado y bien protegido en la Galleria dell’Accademia, y no al aire libre, en la Piazza della Signoria, su emplazamiento original, el David de Miguel Ángel, quizá la obra del arte occidental más reproducida en imágenes, necesita ser limpiado cada dos o tres meses. Parece ser que, contrariamente a lo que podría pensarse, se ensucia más en invierno que en verano, aunque el número de visitantes, muchos de ellos sudorosos después de hacer cola para entrar al recinto, es muy superior durante los meses de calor. La explicación la proporciona la directora del centro en una entrevista. Lo que más contamina y, en consecuencia, acaba por ensuciar el divino bloque de marmol son las calefacciones y los coches. Pero el David también necesita un peeling de los residuos filamentosos provenientes de la ropa de los turistas que acaban yendo a posarse, como moscas que van a la miel, sobre su superficie. Y no solo eso, sino que dentro del reino animal tiene otros seguidores, las pequeñas arañas atraídas por sus rizos.
En fin, que al cabo de dos o tres meses se pone grisáceo y pierde luminosidad. Supongo que pocos lo perciben, pero no parece que por ahora, los importantes recortes de presupuesto que han sufrido los bienes culturales en Italia, hayan afectado a la escultura, parte de uno de los tres museos más visitados del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario