Aprovecho la fecha de hoy, 25 de abril, para recordar la que fue llamada Revolución de los claveles a través de un capítulo de Deseo de ser punk, la novela de B. Gopegui, recientemente reeditada por Anagrama (6’40 euros) en la colección de bolsillo “Compactos”. Hay siempre en Gopegui una voluntad de llegar a la verdad de las cosas, de los sentimientos, de las acciones, una búsqueda permanente y denodada por narrar las razones que llevan a cada uno de sus personajes a vivir de un modo, a tener tales o cuales gustos y reacciones. Y su manera de hacerlo es encontrando determinaciones sociales, políticas, económicas, en último término. Y no sigo, porque bien sabido es de qué pie cojea. Pero lo que da vida a sus mejores creaciones no es su capacidad para establecer una relación dialéctica más o menos profunda y matizada entre lo individual y lo colectivo sin caer en , por un lado, en un absurdo mecanicismo, y, por otro, sin olvidar el poder de la infraestructura, término marxista por excelencia. Lo que insufla vida a sus personajes, a Martina, la protagonista de esta novela, que se presenta como un cuaderno, un poco diario un poco epístola, que ella quiere completar para darlo a un compañero del que se ha enamorado, es el amor por sus personajes, esa especie de ganas por llegar hasta el fondo de ellos, pero respetando su alteridad. Martina da sus primeros pasos rebeldes al son de la música con la que se identifica, una música que expresa insatisfacción, sufrimiento, esas cosas que, remedando el título de una obra de Fischer explican la necesidad del arte.
En este capítulo, el padre de Martina, un antiguo progre semiintegrado con el paso de los años, habla con sus hija sobre el trabajo del que ha sido despedido. El padre que, pese a haber renunciado a muchos de sus ideales, es víctima de la política empresarial, y la hija, en la que bulle el descontento por las condiciones de vida de los adolescentes, son al cabo carne del mismo cañón. A él le queda solo una “moral de emergencia”, a su hija le urge protestar mediante un acto público. La novela cuenta la génesis sentimental y social de su gesto.
DESEO DE SER PUNK, Gopegui, Belén
COLECCIÓN Compactos (CM 550)
ISBN978-84-339-7652-9 NUM. PÁG.192
“Creo que las canciones son una especie de bombas que explotan ordenadamente. Bombas a pequeña escala, como romper cosas, pero no por frustración; no romper cualquier cosa y de cualquier manera, sino romper puertas que deberían estar abiertas, recuerdos que no merecen existir, días sin actitud”. (ibid., p., 154)
“Vale, poner una canción intespestiva y a todo volumen en la radio no era lo mismo que disparar esos dardos con los que se anestesia a los elefantes, a todas las personas que la oyesen. pero ¿y si lo trasformaba? Estaba segura de que oír la canción tendría consecuencias. Para algunas personas. (ibid., p., 155)
Grândola, Vila Morena, Xosé Alfonso
,
Grândola, vila morena
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Traducción
Grândola villa morena
Tierra de fraternidad
El pueblo es el que más ordena
En ti, oh ciudad En ti, oh ciudad
El pueblo es el que más ordena
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada esquina, un amigo
En cada rostro, igualdad
Grândola villa morena
Tierra de fraternidad
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada rostro, igualdad
El pueblo es el que más ordena
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad
Juré tener por compañera
Grândola, tu voluntad
Grândola, tu voluntad
Juré tener por compañera
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad
E depois do adeus (Paulo de Carvalho):
Y no me resisto a terminar esta entrada con otra cita sobre lo que la música suponía para otro autor militante, Tólstoi:
“¿Qué le reprocha Tólstoi a Beethoven? Su fuerza. Lo mismo le ocurrió a Goethe, quien, al escuchar la Sinfonía en do menor, se sintió completamente desbordado por ella y reaccionó con rabia contra el amo imperioso que lo somete a su voluntad:
La música –dice Tólstoi- me transporta de inmediato al estado de ánimo en el que se encontraba aquel que la compuso. En China, la música es un asunto de Estado. Y así debe ser. ¿Acaso se puede permitir que cualquiera que así lo desee hipnotice a una o a muchas personas? estas cosas (el primer Presto de la Sonata a Kreutzer) solo pueden ser interpretadas en ciertas circunstancias importantes, significativas…
…¿Qué hay de perverso en todo esto? Que la mente es esclava y que la fuerza desconocida de los sonidos puede hacer con ella lo que quiera. destruirla, si le place.
Todo esto es cierto, pero Tólstoi olvida una cosa: la mediocridad, o la ausencia de vida, de la mayoría de los que escuchan o hacen música. La música no puede ser peligrosa para aquellos que no sienten…
Romain Rollland, Vida de Tólstoi (p., 144-145).
Colección:
El Acantilado, 216
Temática
Biografías, Memorias y Diarios
Traducción: Selma Ancira y David Stacey
Páginas: 240 Precio: 19.50 €
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