sábado, 18 de septiembre de 2010

Aragoneses por el mundo, según C. Fuentes

Si tuviera que comparar la ocurrencia de C. Fuentes sobre los aragoneses errantes con los distintos tipos de concentración de un perfume, desde la esencia hasta la colonia más ligera (los splash perfumes), diría que, como la novela misma en la que se encuentra el párrafo que copio, no es eau de parfum ni eau de cologne sino eau de toilette con burbujas de perfume. La cita y la novela tienen gracia, ingenio, son refrescantes, ligeras, pero su efecto no es muy duradero y quizá no soporta duras pruebas. Aplicado el mismo criterio al estilo, diría que la obra está entre el best seller de calidad y, por momentos, la gran novela:
(…) Buñuel compartía la tierra natal con Goya. Aragón, de fama solar de testarudos. La verdad es que nadie sueña más que sus hijos. So sueños extremos, de aquelarre de brujas y de comunicación entre hombres, animales e insectos. Bien se sabe que las hormigas son los seres vivos que mejor se comunican entre sí, telepáticamente, a grandes distancia, yo creo que Luis Buñuel era un apasionado de la entomología porque los aragoneses, como las hormigas, se comunican de lejos en el espacio, pero también en el tiempo. Están en contacto mediante las pesadillas, las brujas, los tambores.
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Fuentes, Carlos, Diana o la cazadora solitaria, Madrid, Alfaguara, 1994, p., 167.

La novela, roman à clef transparente, trata de los amores entre Fuentes y J. Seberg, que en la novela aparece con el pseudónimo Diana Soren. En un momento dado, el protagonista va a ciudad de Méjico y visita a Buñuel.

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