domingo, 12 de septiembre de 2010

El recuerdo de José Luis Brea

No calla quien calla sino quien no calla  (¿Dicho árabe?)

Conocí a José Luis Brea hace solo poco más de 30 años, a través de Juan Carlos J., compañero suyo, por entonces uno de los líderes del P.C.E. en el Edificio A de Filosofía y Letras de la U. Complutense. Brea estudiaba, como Juan Carlos, filosofía pura; yo, por el contrario, hacia filología románica. Los estudiantes que andábamos liados en la esfera de los partidos políticos sentíamos una mezcla de recelo y admiración hacia las cosas que hacía. Nuestra postura era (neo)leninista, la suya más bien neoanarquista (cfr. el enlace a su resumen de la polémica Zizek/Critchley que aparece más abajo). Él era para nosotros  otro, pero qué otro, con un discurso tan seductor que hasta quienes sabíamos la verdad no podíamos ignorarlo.

Le recuerdo muy moreno, con cara de joven guerrero cheroki, el pelo negro, largo y lacio, y un diente descolocado, aunque quizá esto último sea un falso recuerdo, un diente que contrastaba con la seria placidez de la cara y que aparecía como un simpático pero chocante intruso cuando sonreía, aunque quizá esto último sea un segundo falso recuerdo provocado por el primero. Lo cierto es que tenía unos andares silenciosos, en parte porque llevaba a menudo botas de piel vuelta. A mí me hacía pensar en Kung fu, una serie de televisión que pusieron en aquellos años. “Suela callada” hubiera podido ser el nombre de José Luis entre los indios o en el templo Shaolin.

Me lo confirma por e-mail Juan Carlos , con quien pocos días antes de leer la esquela de Brea en El País yo había restablecido, gracias a Facebook, el contacto. 

“Luego, me ha noqueado lo de José Luis. Hace años, tantos como a ti, que le perdí la pista. Creo que, él sí, consiguió lo que pretendía. He buscado en la web y lo que aparece es casi lo que hubiera jurado que buscaba cuando hacía la ceremonia del té, Beatriz tiene razón, en los pasillos de la facultad y, sí, hacía té en su hornillo y colgaba sobres de infusión con la letra T.

Tu también tienes algo de razón: en ese mismo evento, era una semana cultural, creo, colocó huevos de colores en los pasillos que llevaban al bar. "Andar con tiento" creo que escribió en los extremos del pasillo. Al final del día el pasillo estaba hecho un asco y tuvimos que negociar con la clase obrera real, las limpiadoras, que andaban mosqueadas.

Viendo su foto he recordado su sonrisa, cautivadora para las chicas, su manera de andar, casi sigilosa, como saltando, y sus textos ... incomprensibles. Aun lo siguen siendo para mi aunque hoy voy  a imprimir el último que escribió, significativamente titulado Los últimos días (1), y una reseña de un debate entre Slavoj Zizek y Simon Critchley.  Tendré que buscar en google quién es este último: http://www.e-limbo.org/articulo.php/Art/3064. Será mi manera de recordarlo… y recuerdo cómo se gastó el presupuesto cultural en una revista, "city life", que hoy sería una joya.

Lamento no haber profundizado mi relación con él, con sus formas estéticas y esteticistas de "resistir" pero el mundo en el que me movía entonces era muy pequeño. Tuvieron que pasar muchos años para que me enterase de que por la tarde iba a filosofía Santiago Auserón, de que hubo una cosa que llamaron movida y que no todo era Paco Ibáñez o Leonard Cohen ....”

Yo también lamento lo mismo y lamento la muerte de quien hace poco más de treinta años parecía ya un chamán descreído, encerrado en un rectángulo de cinta plástica para sus ceremonias.  Una vez leído el resumen de la polémica Zizec/Critchley  -por cierto, ¿cómo se podrían aplicar al discurso amoroso las posturas descritas?- creo que Brea lo hacía para mejor escuchar la demanda infinita del otro antes que para dictar su Saber. En su seriedad residía la hondura de su vocación, en su sonrisa flotaba la ironía que cuestiona la autoconvicción. Pero, se quiera o no, nació sabiendo y sabiendo cuestionarse. En mi próxima vida, que no existirá, también yo querría aprender a hacer el té en un pasillo que hoy no existe ya.

(1) El texto parece que es una reproducción de otro de 1992 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=112522).

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