lunes, 12 de julio de 2010

Las memorias de C. Blanco Aguinaga. Ni incluido ni excluido, la vida de un exiliado del 39.


Blanco Aguinaga, Carlos, De mal asiento, Caballo de Troya, Madrid 2010. 329 páginas. 17´95 Euros.
...Pasa sin detenerse/la luz/avanzando siempre/la Tierra/por el espacio de los astros/mientras que aquí/-pobres de nosotros-/no vamos a quedar/ni siquiera vascos/ni gallegos cosmopolitas/como Alfaya/ni señoritos de Madrid o de Barcelona/como fueran Gil de Biedma/y Hortelano. (Antonio Ferres, Cruzar Madrid aún)
El prestigioso hispanista Carlos Blanco Aguinaga publica el segundo volumen de sus memorias, De mal asiento, Caballo de Troya, Madrid, 2010. El primer volumen había sido editado en 2007 (Por el mundo. Infancia, guerra y un principio afortunado, Alberdania, Irún, 2007). Eneste, el autor trata de la parte de su vida que empieza con su asentamiento en el terreno sentimental y laboral, como profesor, y termina en 1985, año que pone punto final a su trayectoria como catedrático contratado de la universidad del País Vasco. Su figura, en el ámbito del hispanismo, está ligada sobre todo (a pesar de la gran fortuna de algunos de sus artículos sobre el soneto de Quevedo Cerrar podrá mis ojos, sobre Cervantes y la picaresca, Rulfo u O. Paz) a sus estudios dedicados la generación del
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98, en particular a Unamuno, a la generación del 27, con especial atención a Emilio Prados, del que fue amigo y editor, y a Galdós (De mal..., p., 74). Y, cómo no, a aquella Historia social de la Literatura española, que tantas ampollas levantó por su orientación marxista cuando fue publicada en el año 1979 por la editorial Castalia. Lo ha recordado, en ocasión de la publicación de estas memorias, M. Rodríguez Rivero , quien participó en un seminario sobre teoría literaria dirigido por B. A. (De mal...,p., 289). 
Foto de C. B. Aguinaga en la contraportada de Juventud del 98, Siglo XXI, Madrid, 1970.
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Los tres volúmenes de Historia social de la literatura española, Blanco Aguinaga, C., Rodríguez Puértolas, J., Zavala, Iris M., Castalia, Madrid, 1978.
Del marxismo entendido como método de análisis de la literatura se podría decir, intentando cargar las tintas lo menos posible, algo parecido a lo que comenta Savater en su Diccionario filosófico (1999) sobre las teorías de Freud en torno a la psique humana; a saber, que se trata de un intento de comprensión racional, basado en principios de raigambre humanista, del fenómeno creativo en términos histórico-sociales materialistas. En el fondo, este ejercicio epistemológico no busca sino iluminar un fenómeno que se suele presentar como insondable, fruto de oscuras instancias ajenas, en mayor o menos medida, a determinaciones constatables.
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Por lo demás, el marxismo de B.A. no es solo teórico, y de ello queda constancia a través de las diversas luchas reivindicativas en las que tomó parte. Entre ellas, los movimientos de la nueva izquierda que surgieron en los Estados Unidos de América en contra de la guerra de Vietnam o a favor de la incorporación a la universidad, a finales de los años sesenta, de minorías como los chicanos. Algunas de las páginas más interesantes de estas memorias están ligadas a los conflictos en los que participó junto a personajes de la honda raigambre de A. Davis o H. Marcuse, por citar a dos de los más conocidos. Otra de las líneas fructíferas de lectura de estas memorias tiene que ver con la amistad de B. A. con algunos grandes escritores como Prados, Cortázar, C. Fuentes, D. Viñas o Blas de Otero. A ellos se dedican páginas llenas de calor y color.
A algunos otros el autor les dedica, sin embargo, críticas a mi juicio desmedidas, entre ellos a O. Paz, con el que tuvo algo de relación, y a T. S. Eliot (“el tonto pretencioso que creía ser poeta teológico, uno de los peores poetas modernos”, p.17). Por fortuna, este blog se llama holdontightmarie y no Marie, Marie, hold on tight (La tierra baldía), por razones que omito.
No de menor interés es la crónica sobre el hispanismo de la que a través de sus peripecias como profesor universitario en España y EEUU va dejando rastro. Quienes aparecen en ese contexto son, en la mayor parte de los casos, personas que, como él mismo, están ligadas al exilio que provocó el final aciago de la guerra civil y con posterioridad la dictadura franquista. Por el libro desfilan los grandes personajes del Colegio de Méjico, A. Reyes y Raimundo Lida, el discípulo de A. Alonso, y tantos otros, entre los cuales parte de lo más granado de la especialidad, Claudio Guillén, Alatorre, A. del Río, Casalduero, Montesisnos, amén de sus colegas norteamericanos, Gilman, Zahareas o G. Jackson.
Un aspecto nada desdeñable de las memorias son las referencias a capítulos abiertos ligados a la actividad creativa y a la historia. Me refiero, por ejemplo, a esos “virulentos sonetos” de Guillén dedicados a JRJ, de los que C.B. dice haber oído uno, y de los que no ha quedado constancia pública (p., 59-60 y 325); y también estoy pensando en la correspondencia entre Unamuno y Prieto, que según este mismo, si se publicara dejaría a D. Miguel muy mal ante la Historia (p. 45).
Dos apuntes más. El primero sobre la vocación creativa de B.A., presente desde el principio de su trayectoria intelectual -véanse las páginas dedicadas a la señera revista mejicana Presencia(Cap. 1)-, pero más intensa en su madurez y vejez, a través de su labor como novelista, a la que se refiere no pocas veces en este libro. Y el segundo, sobre su condición de exiliado, hijo de exiliados, expulsados de su patria, huidos de sus casas para salvar la piel. Los sentimientos ligados a esa circunstancia vital son una corriente continua que fluye a través de todo el libro, a veces remansada, otras presente como un sentimiento hondo de carencia y, a veces, hasta casi resuelta, gracias a ajustes de cuentas con sus coetáneos que crecieron en España. Quizá la visión panamericanista del continente que le acogió y también su hondo internacionalismo puedan leerse como una sublimación de su herida, como el sueño de una patria no excluyente.
aldLa de Bringas, de Galdós, coeditada por B.A. y su hija Alda (Cátedra, Madrid, 1983).

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