lunes, 8 de febrero de 2016

¡Gorrión cito, qué melancolía!

(…)Siempre
de prestado, sin rumbo,
como cualquiera, aquí anda,
se lava aquí, tozudo,
entre nuestros zapatos.(…)


Claudio Rodríguez, "Gorrión"





"Respecto a ella [la función apelativa del lenguaje] hay tres clases de animales: los que no se llegan a dar por aludidos a ninguna señal de voz humana -un niño recién nacido, una tortuga-; los que gregariamente acuden a llamadas específicas -los gatos ("ps-bs-bs"), las gallinas ("pita-pita")-; los que singularmente atienden por su nombre individual -un perro adulto, los bueyes de una yunta. Sólo a esta última clase es pertinente la imposición y empleo de prosopónimos o nombres de persona. En los bueyes del carro o del arado es donde más estrictamente se ejerce la función, pues hay que estar apelando de continuo ora a uno ora a otro buey, si se retrasa o si hay que dar la vuelta, y ellos han de saber a quién habla en cada caso el labrador o el carretero." (Sánchez Ferlosio, R,  "Personas y animales en una fiesta de bautizo", en Ensayos I, Altos estudios eclesiásticos, Gramática, narración, diversiones, Ed. I. Echevarría, Debate, 2015, p. 6-7)





"Son los pájaros naturalmente las más dichosas criaturas del mundo. No lo digo porque si los ves o los oyes te alegren el corazón; sino porque resultan así en sí mismos, quiero decir que sienten alegría y dicha más que ningún otro animal. Se ve al resto de los animales normalmente serio y grave; y muchos de ellos parecen hasta melancólicos..." Elogio de los pájaros, Leopardi



"Sin saberlo, los pájaros tienen una función cósmica. La naturaleza que ha sobrevivido en estos tiempos modernos los ama naturalmente; y ellos aman a la naturaleza. Aman a la naturaleza y la hacen feliz. Con los hombres tiene una relación íntima: lo que nos parece gracioso a nosotros, se lo parece también a ellos; prefieren el espacio civilizado o artificial y las plantas cuidadas y ordenadas, los ríos ceñidos por sus márgenes. Es esos parajes su voz es más dulce y amable y su canto más modulado. Rehuyen sin embargo los terrenos  cuyo suelo quedó áspero e inculto. Cantando, ríen como los hombres, que en su alma tienen un lado pajaril, aunque casi siempre emperruchado: así es como ellos representan el ideal, la utopía de los hombres... Esas voces resonantes de alegría y solemnes, esos plausos a la vida universal, esos testimonios de felicidad de las cosas que nos llegan a través del canto-risa de los pájaros, son falsos, añade Leopardi en un inciso" (Citati, Piero, Leopardi, Mondadori, 2013, p. 272)




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